Populismo judicial en Alemania

Populismo judicial en Alemania

La tribuna

Populismo judicial en Alemania

9 mayo, 2020 03:18

El pasado 5 de mayo de 2020, el Tribunal Constitucional Federal Alemán dictó una sentencia demoledora de efectos imprevisibles. Eso sí ya, habrá que ver quiénes son los perdedores del pulso. Comencemos por el principio, en 2015 una serie de ciudadanos alemanes consideraron inconstitucional el programa de compras de deuda pública acometido por el Banco Central Europeo (BCE), la denominada 'expansión cuantitativa'.

El Tribunal Constitucional Alemán ha decidido resolver esta cuestión precisamente ahora, cuando hay otro programa en marcha en medio de la peor crisis sanitaria y, ya también económica, que se recuerda. Hay un viejo adagio procesal tempus regit actum, el tiempo es el que rige los actos procesales, que es particularmente relevante en el caso de los tribunales constitucionales cuando no tienen un plazo para resolver.

En estos momentos, el Banco Central Europeo está comprando deuda de países periféricos, lo que está permitiendo que los costes de financiación de España o Italia no se disparen. Justo en este momento, el Tribunal Constitucional Federal Alemán considera que el BCE no ha justificado la "proporcionalidad" de su anterior programa de compras de deuda, ni tampoco ha tenido en cuenta sus efectos económicos.

Esto en cuanto al momento; ahora, una referencia al lugar. Este programa del BCE fue impugnado ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que decidió en 2018 que el BCE había actuado dentro de los límites de su mandato. Ahora, el Tribunal Constitucional Alemán considera que la sentencia del TJUE es “ininteligible” e “incompleta”, y da tres meses al BCE para que justifique su actuación.

Si el BCE, a juicio del Constitucional Alemán, no justifica adecuadamente su actuación, entonces, el banco central alemán, el Bundesbank,  no podrá participar en el programa (lo que implica que tendría que vender toda la deuda pública que ha comprado dentro del programa).

Si la interpretación de los Tratados de la Unión Europea la realizan unilateralmente los tribunales nacionales, entonces la Unión Europea simplemente desaparece. Este es el principio básico que estableció, nada menos que en enero de 1964, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea con el principio de primacía del derecho comunitario, así como el monopolio de interpretación del Derecho Comunitario, que corresponde a este Tribunal de Justicia. Para garantizar esta interpretación uniforme, se estableció la cuestión prejudicial para que los tribunales nacionales puedan consultar, antes de dictar sentencia, al Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

Si la interpretación de los Tratados de la Unión Europea la realizan unilateralmente los tribunales nacionales, entonces la Unión Europea simplemente desaparece

Por supuesto, cualquiera puede estar en desacuerdo con una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión, pero tiene que acatarla. Obviamente, se puede intentar cambiar los Tratados, pero si las sentencias que a uno no le gustan se incumplen, nos vamos simplemente al populismo más primitivo. Que esto lo haga un Tribunal Constitucional es particularmente preocupante. Que la principal aportación de Alemania a la Unión Europea haya sido un banco central independiente y que ahora, porque la política monetaria no guste o no favorezca sus intereses -más bien lo que cree que son sus intereses- se repudie, es simplemente inaceptable.

Otro aspecto sorprendente es que los jueces pretendan determinar la política monetaria. O que consideren que el BCE se ha excedido en su mandato porque no ha tenido en cuenta los efectos en política económica en sus decisiones de política monetaria. Obviamente, el BCE las ha tenido en cuenta, otra cuestión es que no se compartan. De hecho, el Bundesbank, el banco central alemán, que forma parte del Sistema Europeo de Bancos Centrales, se ha manifestado en contra de varias decisiones del Consejo, entonces presidido por Mario Draghi.

Y por definición la política monetaria tiene un efecto directo en la política presupuestaria. En la medida en que los tipos de interés son más altos, el coste de financiación de los estados es superior, además de que la inversión privada disminuye al tener que financiarse a tipos más altos. Por otra parte, el límite más obvio de una financiación más barata es que se produzca inflación. Sin embargo, la inflación no ha llegado a la zona euro.

Otro aspecto sorprendente es que los jueces pretendan determinar la política monetaria

Sin embargo, hay un coste más sutil que han pagado muchos ciudadanos del Norte de Europa, especialmente en Alemania: la disminución de la rentabilidad de sus ahorros. Además, si no hubiese habido un programa de compras públicas del BCE, que en la práctica garantizaba la deuda soberana de los países del Sur de Europa, parte de este dinero hubiese ido a Alemania que se financiaría aún más barato, además de que muchos ahorradores hubiesen obtenido algo más por sus ahorros.

El único problema de todo esto, también para Alemania, es que esta segmentación de los mercados financieros simplemente se llevaba por delante la moneda única. El riesgo de ruptura de la zona euro nos llevó a un rebrote especialmente dramático de la crisis económica en 2012-2013, pero eso parece haberse olvidado. O por lo menos se le ha olvidado al Tribunal Constitucional Federal Alemán.

Por supuesto, la política monetaria del BCE se puede discutir, como tantas otras cosas. De hecho, la política monetaria actual no es precisamente la del anterior presidente, Jean-Claude Trichet, que subió los tipos de interés, con un resultado francamente mejorable en casi todos los aspectos. Ahora lo que no deberíamos discutir es que los Tratados Comunitarios los debe interpretar el Tribunal de Justicia de la UE. Y que la política monetaria la hacen los bancos centrales y no los tribunales constitucionales.

La política monetaria del BCE se puede discutir, lo que no deberíamos discutir es que los Tratados Comunitarios los debe interpretar el TJUE

Esta sentencia, se va a utilizar políticamente con toda probabilidad: los gobiernos más reticentes al nuevo fondo de reconstrucción de la Unión Europea van a ver reforzada su posición negociadora. Porque si el BCE tiene una capacidad más limitada para comprar deuda de los países periféricos, entonces la dependencia del fondo de reconstrucción sería mayor. Y eso no es bueno, desde luego para los países del Sur de Europa, pero me temo que tampoco para los del Norte, si la falta de financiación complica, aún más, la salida de la crisis en buena parte de Europa.

Sin embargo, está por ver la efectividad de la sentencia. Si el BCE no hace caso, entonces nos vamos a un choque institucional, porque la deuda de los demás países la pueden seguir comprando los demás bancos centrales. Y el Bundesbank se sitúa en una posición imposible porque está obligado a seguir las instrucciones del BCE. En cualquier caso, el desgaste de todas las instituciones implicadas va a ser muy importante. Y esto ocurre cuando toda Europa se enfrenta a la peor pandemia desde hace más de un siglo.

El populismo, el egoísmo nacional y  la tentación del caos se extienden en tiempos de pandemia y llegan a donde nunca hubiésemos sospechado algunos ingenuos.

*** Francisco de la Torre Díaz es abogado y economista. Inspector de Hacienda.

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