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Mercados

El pequeño inversor se pierde las emisiones más jugosas con tipos de hasta el 8% anual

Empresas grandes, solventes, de la Bolsa española o del Ibex ofrecen rentabilidades muy elevadas en sus emisiones de más riesgo que implican nula liquidez o piden un compromiso muy próximo al accionista. En este mundo de tipos bajos, sorprenden con rentabilidades del 5%, 6% e, incluso, el 8% que están vedadas para los pequeños inversores.

8 mayo, 2017 10:34

Vivimos un auténtico páramo de tipos de interés con rentabilidades negativas en los activos emitidos por el Tesoro a plazos de un año e inferiores (véanse las subastas de Letras) que afectó, incluso al bono español a 3 años. En niveles muy próximos al Tesoro Público se encuentran las emisiones que lanzan grandes empresas españolas siempre que se trate de bonos y obligaciones simples.

Ahora bien, la cosa cambia con los activos que incorporan mayor riesgo y también mayor compromiso para el inversor. Emisiones de CoCos (títulos convertibles pero similares a las participaciones preferentes) o deuda subordinada, ligada a la marcha de los resultados de la compañía. En este tipo de emisiones, la prelación de cobro en caso de problemas en la empresa las coloca justo al lado de los accionistas, es decir, los últimos de la fila.

Así, pese a la falta de intereses elevados en las emisiones normales de bonos simples, en estos terrenos más arriesgados es posible ver tipos que oscilan entre el 4 y el 8% de rentabilidad anual, tasas muy atractivas si se compara con cualquier activo actual de renta fija.

Empresa

Tipo de activo

Rentab. %

Sabadell

CoCos

6,5

Volkswagen

Bonos en yuanes

5,2

Santander

CoCos

6,75

Mapfre

Subordinada

4,375

Caixabank

Subordinada

3,5

BBVA

Subordinada

3,5

Telefónica

Bono en dólares a 30 años

5,21

NH Hoteles

Obligaciones

2,75

Masmovil

Bonos

5,75

Solaria

Bono a 20 años

3,75

Cellnex

Bono a 8 años

2,87

Bankinter

CoCos

8,625

 

Aquí también se incorporan los bonos emitidos en otras monedas ya que el inversor aunque sean bonos simples y, por tanto, más seguros, tienen el riesgo añadido del tipo de cambio de la moneda que afectará claramente a su inversión tanto al alza como a la baja y que obliga a la empresa que los emite a ser más generosa. Lógicamente estas emisiones se ajustan al tipo de interés que rige en la moneda.

Aunque este tipo de emisiones más arriesgadas casi siempre han caído en manos de grandes inversores (otras empresas, fondos de inversión, aseguradoras¿) bien en sabido que las preferentes fueron de mano en mano en la ventanilla de cajas de ahorros y bancos, con las experiencias negativas tan conocidas (cierto es que muchas preferentes de bancos fueron un buen negocio con tipos de interés superiores y que se pagaron religiosamente y además se amortizaron, aunque sean títulos emitidos a perpetuidad, en principio).

Ahora son solo los grandes inversores institucionales los que acceden a este papel (seguramente sea lo más sensato) y lo hacen con avidez ya que la sobresuscripción es lo habitual en cualquiera de estas emisiones más arriesgadas.

¿QUIÉN COMPRA LAS EMISIONES?

Estas emisiones tiene un gran éxito entre los inversores institucionales. Por ejemplo, la del BBVA tuvo una demanda por más del doble. En la emisión participaciparon unos 260 inversores, de los que la mayoría, un 42%, pertenecen a España y Portugal. Los inversores de Alemania y Austria se han hecho con el 18%, los de Francia con el 13%, los de Italia con el 10%, los de la región Benelux con el 6%, los de Reino Unido e Irlanda con el 6% y otros con el 5%.

Otro ejemplo fue la de la aseguradora Mapfre con deuda subordinada a 30 años  y un tipo de interés superior al 4%. En este caso, de los  236 inversores, el 22% procedían de Reino Unido e Irlanda; el 16 %, de Francia; el 14 %, de Austria y el 13 %, de Alemania, mientras que la demanda española ha supuesto el 11,6 % del total.

En cuanto al tipo de compradores, el 78 % han sido fondos de inversión; el 13 %, aseguradoras y fondos de pensiones; el 6 %, entidades financieras; y el 3 %, bancos centrales y otros organismos públicos. El pequeño inversor se beneficia indirectamente de estos tipos de interés vía fondos de inversión y pensiones que son los grandes compradores de estos activos.