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Observatorio de la Energía

Reynés imprime un nuevo rumbo a Naturgy en su primer año al mando

  • Este miércoles cumple un año en la presidencia del grupo
  • El incremento del dividendo ha marcado su hoja de ruta
3 febrero, 2019 16:33

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Por Javier Díaz

Francisco Reynés cumple el próximo miércoles un año al frente de Naturgy, período en el que el presidente de la multinacional energética ha imprimido un nuevo rumbo a la compañía, que ha potenciado su perfil eléctrico y se ha volcado en la rentabilidad y la remuneración al accionista.

Procedente de Abertis, donde fue consejero delegado entre 2010 y 2018, Reynés tomó el mando en la multinacional energética cuando la concesionaria de autopistas todavía estaba inmersa en una batalla de opas que enfrentaba a ACS con la compañía italiana Atlantia.

Se trató de un verdadero aterrizaje, puesto que fue nombrado presidente de la compañía, entonces llamada Gas Natural Fenosa, un día antes de la presentación de los resultados anuales de Abertis, lo que le obligó a desdoblarse al día siguiente: presentó los resultados de la concesionaria de autopistas y luego participó en la presentación de los de Gas Natural.

Hombre de confianza de La Caixa, Reynés (Palma de Mallorca, 1963), que también fue director general del holding industrial Criteria CaixaCorp, ya conocía la empresa, puesto que fue director general de recursos de Gas Natural Fenosa durante cinco meses en 2006.

La llegada de Reynés a Gas Natural Fenosa cambió por completo la estructura directiva de la compañía, ya que agrupó las figuras de presidente, ejercida por Isidro Fainé, y de consejero delegado, en manos de Rafael Villaseca.

Tras analizar durante unos meses el funcionamiento de la gasista, Reynés redujo a 12 miembros el tamaño del consejo de administración, suprimió la comisión ejecutiva y recortó también el número de áreas de negocio, para simplificar la estructura y hacerlas más autónomas.

Tras ese cambio de puertas adentro, llegó otro que afectaba a la imagen externa. Y es que tras 175 años de historia como Gas Natural, Reynés anunció en la junta general de accionistas del 27 de junio de 2018 que la compañía se pasaría a llamar Naturgy, con el fin de buscar una denominación más corta e internacional, y para dejar claro al mismo tiempo que no era solo una compañía gasista, sino una energética.

Pero el verdadero nuevo rumbo de la multinacional se dio a conocer un día después en Londres, con la presentación del plan estratégico hasta 2022.

Allí Reynés anunció que elevaría un 30% el dividendo ya en 2018, y hasta un 59% en 2022, un factor que ha contribuido a impulsar a Naturgy en bolsa desde entonces.

Aunque el primer accionista sigue siendo CriteriaCaixa, con un 25,5%, los fondos tienen un importante peso en el capital de la multinacional, con un 40,1% del accionariado, del cual un 20% corresponde al fondo GIP y el otro 20,1% al fondo de capital riesgo CVC, de la mano de Corporación Alba.

También ese día se dio a conocer otra clave que ha marcado los resultados de 2018 del grupo, ya que Reynés tomó la decisión de llevar a cabo una amplia depreciación de una serie de activos de generación de electricidad, como las centrales nucleares, las de carbón o las de ciclo combinado.

Esa depreciación, por valor de 4.851 millones, ha provocado que la compañía cerrara el año con unas pérdidas por valor de 2.822 millones, frente a las ganancias de 1.360 millones de 2017, pero ha permitido hacer borrón y cuenta nueva a Naturgy.

Había que poner en un valor "adecuado" esos activos, dijo entonces Reynés, que avanzó que quería una multinacional con más peso "en electricidad y en servicios", y no tanto en el sector del gas.

En esta línea, Naturgy ha solicitado al Gobierno el cierre de las centrales térmicas de carbón de Meirama (A Coruña), Narcea (Asturias) y La Robla (León), unas instalaciones que deben estar paradas en junio de 2020.

En paralelo, la compañía ha anunciado que destinará 1.000 millones de euros hasta 2022 a potenciar el negocio de renovables en España, y también está reforzando su presencia en el extranjero, con un parque eólico en Australia y dos proyectos fotovoltaicos en Brasil.

El plan de Reynés pasa por volcarse en la rentabilidad de la compañía, cuyo negocio eléctrico debería crecer del 40 al 50 %, según el directivo, que aspira también a que el 70 % del negocio dependa de actividades reguladas, frente al 52% actual.

Otro aspecto destacado del primer año de Reynés al frente de Naturgy es que ha logrado renovar el contrato de suministro de gas con la argelina Sonatrach, un acuerdo clave para la compañía española.

En el plano interno, el directivo se ha propuesto reducir los gastos operativos de la multinacional en unos 500 millones con vistas a 2022 y ha continuado impulsando la reducción de la plantilla mediante desvinculaciones pactadas.