Exterior de la Bolsa de Nueva York.

Exterior de la Bolsa de Nueva York. Joel Marklund / Bildbyran via ZUMA / DPA

La tribuna

Por qué la euforia bursátil en Estados Unidos puede esfumarse a finales de año

La elevada inflación y el aumento de los tipos de interés debería reconducir los niveles de consumo y posiblemente afectar a las inversiones en Bolsa.

21 junio, 2023 02:45

Los índices bursátiles de EEUU se han situado en máximos de un año después de que la Reserva Federal dejara intactos los tipos en su última reunión. Pero hay tendencias que actúan en contra de la Bolsa.

Desde marzo de 2022, la Reserva Federal ha subido los tipos de interés diez veces. La tasa de fondos federales fijada por la Fed ha ascendido de 0,25-0,5% hasta 5-5,25%. Un crecimiento tan brusco de tipos significa que la renta fija (bonos del estado) gana en atractivo por su mayor rentabilidad respecto a las acciones.

Muchos actores económicos -bancos, fondos de pensiones, particulares- adquieren bonos en lugar de acciones. El Tesoro de EEUU garantiza un 4,67% en su bono a dos años, un rendimiento alto y seguro que no pueden ofrecer las acciones de muchas empresas.

La elevada inflación debería perjudicar a la Bolsa. Los precios altos de la energía, alimentos y otros bienes deberían conllevar un menor consumo, que a su vez perjudica los beneficios de las empresas. Estados Unidos goza de la tasa de desempleo más reducida (3,7%) en cincuenta años. La plena ocupación explica el sostenimiento del consumo.

Otra circunstancia que ha favorecido el consumo es la inyección de un total de 6,1 billones de dólares en la economía a través de los paquetes de estímulo aprobados durante la presidencia de Donald Trump (3,1 billones en 2020) y Joe Biden (3 billones en 2021-2022).

Durante la pandemia muchos ciudadanos consumieron menos y acumularon ahorros. Los estímulos fiscales otorgaron numerosas ayudas a las familias, empresas, colegios y hospitales.

La subida del Nasdaq 

La subida de los índices bursátiles se está concentrando en las empresas tecnológicas de mayor capitalización. En 2023, el alza del 27% del Nasdaq contrasta con el 12% del S&P y el 2% del Dow Jones.

Se han disparado las acciones de las empresas vinculadas a la Inteligencia Artificial (IA). La euforia se desató a partir de noviembre, cuando Open AI distribuyó el ChatGPT, un chatbot impulsado por la IA.

Nvidia es la estrella de AI. Produce el 80% de los semiconductores de alto rendimiento para los servidores de la IA. Desarrollar modelos de AI requiere mucha capacidad de procesamiento. Miles de semiconductores deben poder intercambiar datos de manera simultánea mediante redes de alto rendimiento diseñadas para la AI.

Nvidia controla el 78% del mercado de dichas redes. También está presente en los
sectores de elaboración de hardware y software para la AI. Por ello su capitalización bursátil se ha doblado desde principios de año y ha superado el billón de dólares, cota que sólo supera Apple (2,8 billones), Microsoft (2,5 billones), Alphabet (1,58 billones) y Amazon (1,29billones).

Están creciendo como la espuma otras empresas que diseñan semiconductores de
alta gama para la AI (AMD, Intel, las más pequeñas Cerebras y Graphcore); las que los ensamblan (TSMC, Broadcom); las que suministran el hardware (Besi, Arista Networks); las que producen los servidores (las taiwanesas Winstron, Inventec, Wywinn) y las que proporcionan el software (Datagen, Pinecore, Scale AI).

Pero será difícil desbancar a Nvidia de su posición dominante. El número de empresas que pueden enriquecerse del boom de la AI a medio plazo es limitado. La Inteligencia Artificial quizás transformará la forma en que las empresas y nuestra sociedad funciona.

Pero los incrementos exponenciales de los últimos meses en la cotización de las empresas inmersas en el boom de la AI no son sostenibles. Los reguladores pueden frenar el desarrollo de la AI porque eliminará muchos empleos y puede facilitar la diseminación de información falsa.

Inflación y subida de tipos

La alta inflación y la subida de tipos hace mella en la capacidad adquisitiva, encareciendo las hipotecas y los créditos para el consumo. En marzo, un 35% de la población únicamente compraba productos esenciales. Un informe de Attest muestra que más de la mitad de los consumidores ha optado por marcas más baratas. Noventa millones de estadounidenses tienen dificultades para pagar sus gastos mensuales.

A principios de junio se alcanzó un acuerdo entre el presidente Joe Biden y el líder de la mayoría Republicana en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, para elevar el techo de endeudamiento de EEUU.

Los Demócratas aceptaron congelar el gasto federal en el año fiscal 2024 en el nivel de 2023 e incrementarlo en un 1% en el año fiscal 2025. Pero el pacto excluye el gasto sanitario, pensiones y defensa, con lo cual solamente se aplica al 30% del presupuesto.

Muchos congresistas republicanos recriminan a McCarthy no haber logrado recortes más sustanciales en el gasto. Están dispuestos a no aprobar las doce partidas presupuestarias necesarias para ejecutar el gasto del año fiscal 2024 antes del 1 de octubre, que además deben reconciliarse con el presupuesto elaborado por la mayoría Demócrata en el Senado.

Como ya sucedió en octubre de 2013, un cierre parcial del gobierno federal a partir de principios de octubre parece inevitable. En dicho escenario, el tradicional consumo del periodo de Acción de Gracias se resentirá.

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