Gracias a la digitalización, algunos países africanos emergentes están adoptando ciertas tecnologías democratizadas pasando del siglo XIX al XXI sin pasar por el XX; liderando temas como la telemedicina o los pagos por telefonía sin pasar ni por los bancos, ni las tarjetas de crédito ni los ambulatorios, básicamente porque no existen.
Una parte de África está progresando aceleradamente como países startups, en gran medida gracias a la democratización y la aplicación de tecnologías. Según las proyecciones del Banco Mundial, de las 20 economías de más rápido crecimiento en el mundo, 11 se encuentran en África. Impulsados por la proliferación del libre mercado, la creciente industrialización y la mejora en infraestructuras, y añadiendo la juventud del continente y el incremento demográfico, importante en la economía del talento.
África ha tenido la acogida más rápida de móviles del mundo. En los próximos cinco años, más de 900 millones de personas tendrán un teléfono móvil, y algunos estiman que la penetración podría alcanzar al 80% de la población, según la GSMA, cuando en el 2000 solo era del 1%. La adopción masiva de estos dispositivos está provocando un aumento en la disrupción de sectores tales como los medios de comunicación y los sectores de salud, educación, entretenimiento, financiero y retail a través de iniciativas como DevelopedbyAfricansforAfricans.
Un obstáculo que se enfrenta a la innovación tecnológica en África es la falta de electricidad. Cerca de 620 millones de africanos viven sin acceso a electricidad, algo muy importante para crear una economía moderna en donde todo está conectado. Es por eso por lo que Estados Unidos está liderando el proyecto PowerAfrica Roadmap, con 43.000 millones de dólares y más de 120 socios del sector público y privado, con el objetivo de añadir 30.000 megavatios (MW) y 60 millones de conexiones en el África subsahariana en 2030.
De la misma manera, en 2009, China ya era el primer socio comercial de África, desbancando a Estados Unidos. En cuanto a materias primas, China se ha convertido en el mayor importador de petróleo del mundo, y parte del mismo lo importa, por ejemplo, de Sudán y de Angola. Además, países africanos ricos en algunos minerales son estratégicos e imprescindibles en las cadenas de valor globales, por eso el interés en quien los gobierna y la preocupación por los continuos conflictos y la inestabilidad interna que ponen en jaque millonarias inversiones.
Gabón, por ejemplo, tiene la mayor mina de manganeso del mundo, propiedad de la empresa francesa Eramet, imprescindibles para el acero que se utiliza en las baterías de vehículos eléctricos, por eso el golpe de Estado reciente ha adquirido mayor relevancia. En total, se estima que un tercio de la inversión china en África se destina al sector minero. Las condiciones de extracción de estos metales en estos países deben ser en una relación de igual a igual si no pondría en grave cuestión la transición energética para fabricar coches electrónicos, paneles solares, etc., para los países desarrollados.
China se ha convertido en el gran aliado financiero de África, con préstamos que implican que, ante la falta de liquidez, China podría aceptar la cesión de infraestructuras estratégicas como los puertos, gestionando así su Ruta de la seda. China cuenta ya con más de 50 Institutos Confucio en el continente africano, la enseñanza del mandarín en colegios e institutos de determinados países como Kenia o la presencia de los principales medios de comunicación chinos en África, las becas, etc.
Siguiendo con el símil, como buena startup, África tiene un equipo joven, necesita financiación e infraestructuras, pero si sabe utilizar sus recursos naturales, formarse y encontrar socios que crezcan con ella, Startup África despegará, lo veremos en poco tiempo.
PD: En la era del humanismo tecnológico, cuidado con los tóxicos, trepas, troyanos y trols y rodearos SINERGENTES que siempre suman aptitudes, equipo y valores.
*** Áurea Rodríguez es experta en innovación y tecnología humanística.