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El baloncesto que cambia vidas en el barrio de Hortaleza

La asociación La Torre de Hortaleza impulsa el desarrollo y la educación de la infancia y juventud del barrio a través del deporte.

El fútbol es el deporte rey en España, pero en el barrio de Hortaleza lo es el baloncesto. En este distrito del noreste de Madrid, marcado históricamente por un fuerte espíritu comunitario, el deporte se ha convertido en una poderosa herramienta para transformar realidades.

El rápido desarrollo urbanístico del barrio en los años 80 dio lugar a un potente movimiento vecinal que reclamaba servicios públicos, infraestructuras, transporte y espacios verdes. Hortaleza forjó así su identidad de barrio, que hoy sigue viva a través de proyectos como el de La Torre de Hortaleza.

Esta asociación sin ánimo de lucro nació precisamente para dar respuesta a las necesidades sociales del distrito, utilizando la práctica deportiva -concretamente el baloncesto- como medio para la integración y crecimiento personal de los niños, niñas y adolescentes de Hortaleza.

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Deporte con mirada social

Desde sus inicios, en 1989, el baloncesto ha sido el eje principal de su actividad. Fue elegido por sus cualidades para fomentar el trabajo en equipo, la convivencia y el compromiso y, a través de este deporte, La Torre promueve el desarrollo vital de los niños, niñas y adolescentes.

Desde los seis años acuden a los entrenamientos dos días por semana y los sábados a los partidos de competición. Pero también llevan a cabo jornadas de formación, clases de refuerzo para el estudio y salidas o excursiones fuera del entorno habitual.

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Aunque los equipos de La Torre juegan en la Liga Municipal del Distrito y Liga de Federación de Baloncesto de Madrid, desde la asociación aseguran que no se trata de practicar un baloncesto competitivo, sino de “deporte con mirada social”, según indica Rut Agudo, presidenta de La Torre de Hortaleza.

“Lo que pretendemos es cubrir todas las necesidades sociales de nuestros participantes”, añade. Así, más allá de lo deportivo, La Torre se ha consolidado como un espacio educativo donde las chicas y chicos encuentran apoyo, orientación y un entorno seguro.

“Lo que somos es un espacio de confianza, vienen y se sienten como en casa. Queremos que sientan que somos un apoyo, tanto los niños como las familias”, concreta Agudo.

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La Torre trabaja en tres centros, dos colegios públicos - Colegio San Miguel y Colegio Pinar del Rey- y un instituto, el IES Arturo Soria. “Dentro de estas instalaciones atendemos a cualquier niño, sean jugadores nuestros o niños que nos derivan de otros coles”, declara la presidenta de la asociación.

Tras cerca de 35 años de actividad, el impacto de La Torre en el barrio es perfectamente tangible. La entidad ha realizado más de 65.000 horas de intervención directa de las cuales se han beneficiado 7.500 personas.

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El papel del voluntariado

Pero nada de esto hubiera sido posible sin el trabajo de las más de 1.000 personas voluntarias que han pasado por la asociación a lo largo de su historia.

El voluntariado es el corazón de La Torre, bien lo sabe su propia presidenta, que entró como jugadora a los 11 años y nunca quiso dejar atrás la entidad: “A mí los voluntarios que estuvieron conmigo me han dado muchísimo, me han dado valores y cada uno de ellos me ha dado una semillita que me ha hecho crecer como persona”.

Todas las actividades que realizan, desde los entrenamientos de baloncesto a las clases de apoyo, se sostienen gracias a las personas voluntarias. Entre ellas está Juan Francisco Martínez, profesor de secundaria y voluntario de La Torre, que destaca cómo “el baloncesto tiene un componente social enorme que facilita que los jóvenes establezcan lazos. Son chicos de muchas edades, de centros diferentes y esto crea esa unión entre todos”.

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Como voluntario y apasionado del baloncesto, asegura Martínez, “me llevo alegrías y me llevo la satisfacción de poder estar haciendo lo que más me gusta”. El compromiso de los voluntarios es clave para la continuidad de La Torre, pero también lo es el apoyo económico.

Las actividades de refuerzo socioeducativo que realizan son gratuitas, y la asociación también asume en muchos casos las cuotas de los jugadores cuyas familias no pueden hacer frente a los gastos. Cada año, entre 250 y 300 menores participan en sus programas.

En este sentido, manifiesta la presidenta de la asociación, “está claro que para que una asociación sea sostenible y viable en el tiempo el tema económico es esencial. La ayuda que hemos recibido del Banco Santander ha sido muy importante para poder seguir”.

Este año, la asociación ha recibido el apoyo de la Fundación Banco Santander a través de su convocatoria Santander Ayuda, destinada a entidades sin ánimo de lucro que impulsen el desarrollo educativo de la infancia y la adolescencia en situación vulnerable.

Gracias al compromiso de su voluntariado y al apoyo de entidades públicas y privadas, La Torre de Hortaleza puede seguir demostrando que el deporte y el compromiso colectivo pueden cambiar vidas y transformar los barrios.

Convocatoria para Santander Ayuda 2026 abierta