La emprendedora que inspira a las jóvenes senegalesas con su marca de cosmética natural

Matty Mbengue ha cumplido su sueño de crear una marca de cosmética con ingredientes naturales y ecológicos y a través de ella da empleo y formación a chicas jóvenes.

En el entorno de la pequeña ciudad de Fimela (Senegal), en el corazón del delta del Salum, Matty Mbengue es el espejo en el que se miran las jóvenes. Ha pasado la mayor parte de su vida enseñando y empleando a jóvenes en el sector turístico y, ahora, a sus 60 años, ha decidido emprender para cumplir un sueño, el de tener su propia marca de cosmética natural.

Hay un proverbio en wólof -la lengua mayoritaria en Senegal- que dice: “Enséñame a lavarme, para lavarme yo solo”. Esta frase resume a la perfección la filosofía de vida de Matty, quien sabe del poder transformador de la educación y el emprendimiento, especialmente en un país lastrado por el trabajo informal y la migración y donde más del 50% de la población vive bajo el umbral de la pobreza, según Oxfam.

En un lugar donde las oportunidades laborales escasean, Matty apostó por crear para sí misma esas oportunidades. Se formó en Derecho y Gestión Hotelera y trabajó durante 20 años dirigiendo el hotel escuela La Source aux Lamantins, donde se ofrecen becas para que jóvenes aprendan cocina, restauración o agroecología y posteriormente puedan encontrar un trabajo en los establecimientos de una de las zonas turísticas más visitadas de Senegal.

En 2024 abandonó la dirección del hotel para dedicarse por completo a la formación de los estudiantes y, por fin, a su nuevo negocio. Siempre le había interesado la cosmética y, bajo la tutela de la fundadora y directora del hotel Anne Catherine Beye, farmacéutica y especialista en medicina natural, “empecé a hacer pequeñas mezclas y también hice muchos cursos, encontré muy buena formación”, asegura Mbengue. Se empezaba a formar el germen de lo que se acabaría convirtiendo en su propia marca de cosmética.

Ingredientes naturales y empleo para jóvenes

“La parte más difícil fue cuando empecé a comercializar mis productos, porque nadie me conocía y la gente tampoco se fiaba mucho de mis conocimientos”, cuenta Mbengue. Probó sobre su piel y su cabello sus primeras formulaciones: “era mi propio conejillo de indias”, confiesa. Y, cuando veía que funcionaban, regalaba muestras a amigos y huéspedes del hotel.

A los pocos meses dio el paso para crear su propia línea de productos -Setou Al Maktoum- elaborados con ingredientes naturales. Cremas, bálsamos y aceites esenciales hechos sobre todo, con karité de origen ecológico. Este es un componente muy valioso en cosmética y en Senegal se produce principalmente de forma artesanal por mujeres en comunidades rurales.

Sin embargo, al emprender Matty nunca dejó de lado la enseñanza y la escuela, que es donde encontró sus mejores aliados para seguir haciendo crecer su negocio. En el curso que ella misma impartía sobre agroecología, rememora, “vi que había estudiantes que estaban interesadas en los cosméticos, así que una vez se graduaron formé un grupo para presentarles lo que hacía” . No le faltaron candidatas.

Formaron así una cooperativa o GIE (grupo de interés económico) con “varias chicas jóvenes que ya se habían graduado”. Cada una, explica Mbengue, “tiene una especialidad, un aceite, una crema, y se van formando en lo que saben hacer para luego poder montar su propio negocio y empezar a volar solas”.

Los cosméticos de Matty se venden ya por todo Senegal, pero ella desea que su marca crezca fuera de las fronteras del país. Para ello necesita algunas certificaciones especiales, por lo que recientemente ha solicitado el apoyo de la Fundación Banco Santander que, junto a la colaboración de la ONG Campamentos Solidarios, le permitirá patentar la marca, aumentar la producción y recibir asesoramiento especializado. La organización prestará este apoyo económico como parte de su iniciativa BEST Africa, que ofrece respaldo a emprendimientos liderados por mujeres.

La educación, garantía de libertad

Matty ha puesto en marcha su propia marca sin dejar de lado su actividad en el hotel, donde continúa teniendo un papel importante en la educación de los jóvenes que acuden en busca de una formación y un futuro empleo. En este sentido, asegura la ahora empresaria, “me gustaría poder formar al mayor número posible de jóvenes”.

Ella es firme defensora del poder de la educación, pues es consciente de la importancia de esta herramienta para ofrecer a los jóvenes un mejor porvenir, especialmente cuando se trata de las mujeres. Lo vivió en primera persona en su juventud y ahora es testigo del cambio: “Las mujeres se están formando y obteniendo resultados. Pero tiene que haber alguien que les guíe por el mundo del emprendimiento, para que puedan gestionarlo”.

Matty Mbengue acepta con entusiasmo el papel de mentora y hace un llamamiento para que otras mujeres sigan su ejemplo: “Les pediría que crearan sus pequeñas empresas. Al principio, cuando fabricaba mis productos, la gente me decía que no iba a funcionar, como si no tuviera derecho a cambiar de dirección después de un tiempo porque ya tenía un buen trabajo. Pero necesitas confiar y creer en ti misma”. Emprender en Senegal no siempre es fácil, pero la pasión de Matty inspira a muchas otras mujeres que hoy sueñan con abrir su propio negocio.

Ver más historias