Cuando educación y deporte se unen por la inclusión: un día en la vida de Cristina

Endesa impulsa las escuelas inclusivas y adaptadas de baloncesto de la Fundación Real Madrid, que ayudan a cientos de personas para darles una “vida mejor” a través del deporte.

El despertador no perdona. Aún se despereza Madrid entre el frío de una mañana de diciembre y Cristina comienza sus rutinas. Son poco más de las siete y media de la mañana y, por delante, una jornada en la que caben trabajo, estudios, entrenamiento deportivo... una agenda ajetreada como la de muchos chicos y chicas de su edad. Sin embargo, cada uno de estos pasos es una conquista para ella. Cristina tiene 29 años, y discapacidad intelectual. Por eso, por lo que es y por lo que ha conseguido con su esfuerzo y su motivación, su madre rememora emocionada lo lejos que parece ahora el momento del diagnóstico, aquel miedo, las dudas y la incertidumbre sobre el futuro de su hija.

Más de dos décadas después, todo en torno a la discapacidad intelectual ha cambiado. Hay más conocimiento, más sensibilidad y una mayor conciencia por parte de la sociedad. Además, hay un ecosistema de ayudas y oportunidades inédito, incluso en lo laboral. El ecosistema empresarial también ha dado un paso adelante y cada vez otorga un protagonismo mayor a estas personas en nombre de la inclusión. Por eso es tan importante el ejemplo de Cristina, capaz de trabajar, de coger el metro cada jornada y de hacer todas sus tareas de forma autónoma. El suyo es un éxito que ensalza, igualmente, el papel de las familias y de las instituciones que han puesto su mirada en esta población para acompañarlos y asegurar su futuro.

Endesa

Para Cristina, el primer paso de esta jornada es el Centro Residencial Sanitas El Viso, no muy lejos del estadio Santiago Bernabéu. Con el paréntesis de la pandemia, lleva allí más de cuatro años trabajando en la lavandería, donde hace frente a las tareas más usuales en estos lugares. En nuestra visita, la música de fondo se sobrepone al de las máquinas: sus compañeras, divertidas, guardan distancia por la presencia de la cámara que, lejos de incomodar a Cristina, capta el relato de su concentración: trabaja a un ritmo con el que no todos podríamos y con una minuciosidad y un mimo que hipnotizan.

Que Cristina tenga esta oportunidad es fruto de este cambio de mentalidad en la sociedad. Sin embargo, hay una diferencia significativa en este caso, que es el papel de la Fundación Oxiria para impulsar un empleo de calidad, yendo más allá de una concepción más condescendiente. Esa diferencia, señala Ana Arroyo, fundadora y gerente de la institución, es uno de los motivos por los que, en 2015, decidió crear la Fundación Oxiria ante la “necesidad imperiosa de que nuestros hijos con discapacidad intelectual tuvieran algo más para formarse profesionalmente cuando finalizaban sus estudios reglados”, cuenta.

“A lo largo de este tiempo hemos visto que muchos alumnos sí llegaban a los ítems productivos que exige ahora mismo el mercado laboral ordinario. Entonces creamos el área de empleo, donde trabajamos ad hoc con los empresarios. Lo hacemos a nivel individual y personalizado, sentándonos con la empresa para ver qué funciones pueden desarrollar nuestros alumnos”, describe Arroyo. “Hemos conseguido 29 contratos, un resultado extraordinario para una fundación familiar, como la nuestra”.

Maridaje entre formación y baloncesto

Arroyo tiene, además, una vinculación muy obvia: es la madre de Cristina. Por eso, hace años que brega por hacerse escuchar, por tocar todas las puertas que le permitan ampliar el alcance y los recursos de su Fundación. Hasta el momento, y gracias a su tesón inquebrantable, decenas de chicas y chicos con discapacidad intelectual han sido beneficiarios de esta propuesta. Al margen de perseguir su integración laboral, la Fundación Oxiria imparte en colaboración con la Fundación Universitaria San Pablo CEU el programa de formación para el empleo ‘Auxiliar en actividades de comercio, servicios y arte floral’ como título propio del ISEP CEU, para jóvenes con discapacidad intelectual. Se trata de una formación inclusiva de dos años a jornada completa.

Estas clases se imparten en el Instituto Superior de Estudios Profesionales, en la Dehesa de la Villa. Es la siguiente parada en el día de Cristina; siguiente parada literalmente, porque ella atraviesa sola buena parte de la ciudad en metro, transbordo incluido, para ir a estas instalaciones. Allí, todas estas chicas y chicos completan sus jornadas con diferentes talleres relevantes para su día a día como “el refuerzo de la lectoescritura, el manejo del euro o las habilidades sociales fundamentales”, enumera Arroyo.

Endesa Ana Arroyo Creadora de la Fundación Oxiria

Posteriormente se reúnen para comer juntos. Es un momento informal pero igualmente importante y hasta solemne, porque los miembros de la Fundación Oxiria cogen fuerzas junto al resto de alumnos del centro. Y eso es otra conquista en sí misma: compartir espacio y tiempo con universitarios. Dicho de otro modo: una integración real e imposible en un centro especial.

Aun con una formación tan específica como la que propone Oxiria, el programa diseñado por la Fundación incluye para sus alumnos dos horas de baloncesto dos veces por semana. Puede resultar extraño este maridaje, pero lo cierto es que el deporte y, concretamente, el baloncesto, es una de las claves para entender el éxito de este proyecto. Y en este sentido, la relación entre la Fundación Oxiria y la Fundación Real Madrid representa un ejemplo modélico de colaboración a largo plazo, con resultados más que obvios y exitosos. Ambas instituciones van de la mano desde hace más de una década, incluso cuando Oxiria aún no se había fundado. Para la Fundación del club madridista, algo parecido: tienen ahí una de sus relaciones más prolongadas en el tiempo.

Educar a través de los valores del deporte

Este modelo, en el que el deporte es parte indisoluble, suele ser un motivo de sorpresa para las familias que se acercan a la Fundación Oxiria por primera vez, más aún cuando el nombre del Real Madrid está detrás. La marca impone y por eso es importante contextualizar los objetivos: es la Fundación del club la que ha consolidado a lo largo del tiempo un ecosistema de escuelas adaptadas e inclusivas de fútbol y baloncesto con las que da apoyo a más de medio millar de personas con discapacidad intelectual o física.

Es una labor que obviamente huye de lo competitivo y que, en el caso de Oxiria, “alcanza a 45 alumnos que juegan con seis entrenadores. Se trata de acumular sesiones de entrenamiento de baloncesto, siempre acompañado de una serie de valores asociados al deporte como el respeto, el compañerismo, la autonomía, la autoestima y la motivación”, como explica el coordinador del área de Baloncesto de la Fundación Real Madrid, Jorge Garzón.

Endesa

“Al final, esto es una manera de educar a través del deporte dándole protagonismo a esos principios”. “El objetivo no es el resultado, no es el alto rendimiento, la Fundación Real Madrid promueve el esfuerzo y lo llevamos más a la parte de diversión y educativa, que es la verdadera herramienta que tiene el deporte”, resume Garzón.

Cristina lleva más de una década jugando al baloncesto. EL ESPAÑOL asiste precisamente a su último entrenamiento del año, en el que todos estos alumnos, que habitualmente forman tres equipos, hacen una actividad conjunta con motivo de las fiestas navideñas. El entusiasmo de los jugadores es contagioso. El pabellón Fernando Martín es un constante ir y venir, de balones botando unos y volando otros a las canastas con más o menos puntería. Pero da igual: solo importan el esfuerzo y las ganas de mejorar.

“Patrocinios con propósito”

Esta colaboración entre la Fundación Oxiria y la Fundación Real Madrid tiene un tercer pilar sobre el que se sustenta todo: el concurso de Endesa. La empresa de energía ha asociado su imagen a la del baloncesto en nuestro país, donde lleva ya 13 temporadas prestando su nombre a las competiciones tanto de la liga masculina como femenina y a todas las categorías de las selecciones de baloncesto de nuestro país. No obstante, como explica Ignacio Asensi, responsable de patrocinios de la compañía, desde hace ya un tiempo se va mucho más allá, pues “los objetivos han ido cambiando mucho durante todo este tiempo”. Así, se ha pasado “de una meta de notoriedad, de presencia, etc.” a otro punto, el actual, “en el que podemos devolver todo lo que el baloncesto nos ha dado y hacerlo a través del baloncesto”, argumenta.

Por eso, Endesa aboga por lo que Asensi denomina “patrocinios con propósito”, acciones e iniciativas que, más allá de los focos de las grandes competiciones y los grandes nombres, ensalzan “colaboraciones como esta con la Fundación Real Madrid, que surgió hace muchos años de una forma muy natural”.

Endesa Ignacio Asensi Responsable de Patrocinios de Endesa

Fruto de ello se han puesto en marcha infinidad de proyectos inclusivos y adaptados en España, Marruecos y Portugal en los que personas como Cristina hacen que todo merezca la pena: “Como empresa nos hace sentir súper orgullosos. Ver estas acciones y hablar con los padres y que te cuenten qué es lo que supone para sus hijos estar esperando toda la semana para entrenar y jugar con sus compañeros, la labor que hacen los entrenadores de la Fundación Real Madrid, los valores que transmiten, el acompañamiento, el cariño con el que les tratan... va mucho más allá del márketing o de la presencia de marca, nos hace sentir una enorme satisfacción porque vemos que el deporte consigue que estos chavales sean felices y tengan una vida mejor”.

Al final se trata de eso, de que estas personas tengan una vida mejor. Es lo que mueve a Endesa, a la Fundación Real Madrid y la Fundación Oxiria a promover esta visión humanista del deporte. Pero, sobre todo, a los padres que pueden apoyarse en estas instituciones para aportar a sus hijos más independencia y un entorno más inclusivo. Como señala la madre de Cristina, este proyecto “ha permitido que nuestra hija, que no sabíamos qué sería de ella cuando nació, sea hoy una chavala que tiene un trabajo, que se gana un dinerito y le dice a sus hermanos ‘me estoy forrando porque tengo un sueldo’. “Es impresionante la motivación que estos chavales desarrollan, el esfuerzo, el trabajo y el cariño con el que aprenden todo. Son un ejemplo para la sociedad”.

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