Las piscinas la han visto llorar, reír, morder medallas y perder el aliento. Lo de Iris Tió (Barcelona, 2002) es pura garra bajo el agua: la ‘reina de la sincro’ que se aburre con el fútbol pero se sumerge a bailar hasta el agotamiento y a veces se deja la piel por los récords. La misma que hace historia mundial y dice sin rodeos que sueña con ser algo así como “la Rafa Nadal” —palabras textuales— de su deporte.
Nacida en casa de músicos, creció con el oído afinado y la obsesión por el ritmo. Saltó a la piscina por puro impulso, inspirada por las hazañas de nadadoras titánicas como Gemma Mengual. De niña era la atleta de la clase, la que iba al colegio por la mañana y se tiraba horas oliendo a cloro por la tarde. Los demás hacían deberes. Ella los preparaba en el recreo “porque entrenaba todos los días y acabé aprendiendo a vivir con ese ritmo”.
Con 15 años la llamaron “para ver si quería entrar en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat del Vallès, donde sigo ahora”, cuenta. Su vida tomó velocidad de vértigo. Recuerda que pensó: “Vale, esto va en serio”. En noviembre soplará 23 velas, “así que llevo ya mucho tiempo en esto”, asegura, como si ya hubiera vivido mil vidas, con ese entusiasmo propio de la nueva generación del deporte español, tan despierta y deseosa de comerse el mundo.
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Desde entonces, su palmarés ha acumulado un goteo de éxitos constante e in crescendo: dos bronces en el Europeo júnior de Belgrado 2017, campeona nacional en solitario técnico y libre en el Centro Mundial-86 de Madrid de 2018 y el salto definitivo a finales internacionales como Glasgow o Budapest. 2020 la llevó hasta las Olimpiadas de Tokio, donde acabó en la décima posición en dupla con Alisa Ozhogina. El oro mundial en Fukuoka 2023 y el bronce olímpico en las pruebas por equipos de París 2024 la consagraron.
“El compromiso es total”, explica. “Cada medalla tiene algo especial. Al final, incluso cuando no hay medalla, cada paso recorrido es importante. Le dedicamos muchísimas horas, así que todo logro, por pequeño que sea, cuenta”. Su crecimiento personal va a la par que su evolución artística: “Siento que aún puedo aprender mucho, y es probable que mi estilo vaya cambiando durante los próximos años”.
El último éxito la esperaba este año en Singapur, que en julio acogió el Mundial de Natación Artística de 2025. Tió regaló a España el oro en la modalidad de solo libre, algo que no había pasado nunca en la historia de este país. Se impuso con 245.1913 puntos y con su hazaña superó a dos pesos pesados: la china Huyan Xu, hasta ahora una de las dominadoras del circuito, y la bielorrusa Vasilina Khandoshka.
Iris Tió alcanza la cima mundial: la primera española que se cuelga el oro en una final individual de natación artística
Con tres oros y seis medallas a sus espaldas, fue la competidora que más preseas logró de todo el campeonato. "Aquello fue como estar en una nube. No entendía muy bien qué estaba pasando ni me imaginaba ganando", reconoce con sinceridad, "porque las rivales eran muy fuertes, pero los jueces conectaron con mi impresión artística... Fue una combinación de estrategia y de darlo todo en la piscina: salí sin miedo, sin nada que perder".
“No me imaginaba ganando. Salí a la piscina sin miedo, sin nada que perder”- Iris Tió
Se transforma cuando habla de la naturaleza creativa inherente a su disciplina: “La natación sincronizada también es un arte, así que intentamos empaparnos de todo lo que tenga que ver con él. La manera en la que te expresas tiene un peso importantísimo e influye en la puntuación. Por eso, cada vez que elegimos un tema, nos documentamos al máximo: ya sea por la música o la coreografía, preguntamos a profesionales, visitamos sitios, todo para conectar mejor con la propuesta y reflejarla mejor en el agua”.
Ahí es donde Tió —a quien mucho aplaudieron en Singapur por su solo técnico al compás del clásico Me quedo contigo versionado por Rosalía— y sus compañeras dejan de ser deportistas y se convierten en esponjas. No se conforman con analizar vídeos de rutinas; se lanzan a experiencias en busca de gestos e ideas que sorprenderán en la piscina. Para inspirarse, dice, “hemos asistido a funciones del Circo del Sol y el curso pasado nos llevaron a ver al Ballet Nacional de España. Lo último fue la clase que nos impartió un mimo en Las Vegas. Cosas así”.
Por la magnitud de sus logros, el reconocimiento mediático no se ha hecho esperar para la estrella revelación de Barcelona. Tan pronto como termine esta entrevista la esperan en un plató de televisión. Lo suyo ha sido un no parar desde julio. “Mientras pueda organizarme, a mí me encanta dar entrevistas. Es cierto que los entrenamientos me acaban cansando y eso se nota, pero aprenderé a gestionarlo. Yo lo que quiero es dar a conocer mi deporte porque sé que no aparece todos los días en las noticias”.
Este diario, desde luego, quiere sacarlo. El 21 de octubre, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid acogerá la entrega de los X Premios Los Leones de EL ESPAÑOL. Desde 2016, esta cita celebra anualmente a figuras y proyectos destacados. Son el rugido que homenajea a quienes marcan una diferencia, coincidiendo su celebración este año con el décimo aniversario del periódico.
Tió recibirá el galardón al éxito deportivo en una edición que también destaca el papel de Ana Botín, presidenta del Banco Santander (que recibe el reconocimiento a la gestión empresarial); la Organización de Estados Iberoamericanos, representada por su secretario general, Mariano Jabonero (a la solidaridad); y el piloto Carlos Sainz (a la trayectoria deportiva). Apenas faltan unos días para que suba al escenario y la veinteañera no intenta poner filtro a su emoción.
"Poder ser referente, sobre todo en un ámbito donde se valora a las mujeres y su esfuerzo, me hace muy feliz", confiesa la joven. Antes que ella, han recibido Los Leones nombres de la élite competitiva como María Pérez y Álvaro Martín (2024), Olga Carmona (2023), Carlo Ancelotti (2022), Marta Fernández (2021), Pablo Laso (2020), el deporte femenino español (2019), Sergio Ramos (2018), Rafael Nadal (2017) y Carolina Marín (2016).
No olvida que el año pasado era prácticamente desconocida, pero ahora sus seguidores en redes se cuentan por millares. Afirma que en 2025 “hay más visibilidad para los deportes femeninos, aunque todavía falta mucho por hacer. En nuestra disciplina tenemos la dificultad de que se organizan campeonatos importantes pero no competimos cada fin de semana, como se hace en el fútbol, y eso puede hacer que resulte más difícil de seguir”.
“A veces los atletas parecemos egoístas porque estamos muy pendientes de nosotros mismos”- Iris Tió
No obstante, su participación en el mundial celebrado en el país del Sudeste asiático —uno que ya en sí mismo fue un récord, porque congregó a más 2.500 atletas de 206 federaciones en 77 pruebas con medalla— tuvo buena acogida en España: “Hubo mucha expectación, tal vez por el cambio de seleccionadora y porque en el Europeo nos fue muy bien. En realidad, cuando los resultados son positivos, la gente quiere ver estas cosas y apoyarte”.
Cuando alude a la nueva ‘guía’ de la selección se refiere a Andrea Fuentes, partícipe de aquel equipo nacional que consiguió el bronce hace 12 años y la plata en dúos junto a Ona Carbonell. Accedió al cargo en 2024, tras haber devuelto a Estados Unidos al podio olímpico bajo su liderazgo. Tió sólo tiene buenas palabras hacia su nueva maestra. “Dice que tengo una forma especial de nadar, que transmito arte. Eso, emocionar, es lo que más me llena”, le agradece.
Iris fuera del agua
El brillo de las placas oculta también una rutina exigente, estricta y muchas veces solitaria. “Ahora vivo por y para la natación, porque es un deporte con tiempo limitado y quiero aprovecharlo al máximo. Me voy a la cama pronto porque madrugo y necesito dormir al menos ocho horas para que mis músculos se recuperen bien”, explica la joven, dejando claro que el éxito no admite atajos.
La rutina de concentración también es parte de su vida. Antes de las competiciones “me va muy bien poner los pies en alto contra la pared”, explica, porque la ayuda a no sentir dolor en las piernas al tiempo que hace meditación y visualiza la competición. “Me pongo la música del solo o de cualquier parte de la coreografía y me imagino ahí compitiendo, manifestando que todo saldrá perfecto”, ríe.
Raro es que ella no haya tenido uno de esos sustos habituales entre quienes están dispuestos a llevarse al límite. “No, la entrenadora nunca nos hará hacer algo para lo que no estemos preparadas”, asegura al ser preguntada por experiencias desagradables. Predomina la confianza tanto en su cuerpo como en la selección, su otra gran familia: “Somos muy distintas pero nos une el haberlo dejado todo para cumplir un sueño. Me siento afortunada de que nos tengamos las unas a las otras, y también nos llevamos muy bien con otros países”.
La barcelonesa, a la que ya desde hace un tiempo se cataloga como la gran promesa de la natación artística española, asume con madurez lo que cuesta llegar lejos y no se esconde al admitirlo: “Hay veces en las que los atletas parecemos un poco egoístas porque estamos muy pendientes de nosotros mismos. Yo a veces estoy cansada, no quiero salir de fiesta o ir a cenar tarde. Pero he entendido que eso también está bien”.
El apoyo de su entorno ha sido clave en su meteórica carrera: “Mis padres me han ayudado muchísimo, de todas las maneras posibles: emocionalmente, logísticamente… para que yo pudiera cumplir mi sueño. Y ahora que tengo pareja, veo todo lo que él hace para adaptarse a mis horarios. Sé que es un esfuerzo grande y confío en que más adelante yo también podré devolvérselo”.
El peso de las expectativas está ahí, aunque tarde en reconocerse: “Me he dado cuenta de la presión que tengo ahora, antes no lo hacía. Al ganar el oro sentí una especie de tranquilidad, como si hubiera cumplido con lo que se esperaba de mí”, recuerda. También se riñe a sí misma: “En realidad no quiero que sea así, porque no se trata de eso. Hago single porque me gusta, lo disfruto y quiero seguir mejorando”.
Fuera del agua, apuesta por la sencillez: “Soy familiar y disfruto de mis amigos. No soy de tener muchísimos, prefiero un petit comité tranquilo”. Y detrás de la campeona hay espacio para música catalana, el pop en inglés y hasta la clásica: “Tengo un mix de canciones que a veces escucho para inspirarme en alguna rutina. No tengo ninguna favorita, pero si tengo que elegir la última que he escuchado, diría Don’t Worry de Madcon, que es algo antigua, ¿no?”.
Entre torneo y torneo, también busca una vida más allá de la piscina. Estudia Comunicación a distancia en la Universidad Internacional de La Rioja, intentando compaginar las horas interminables de entrenamiento con el ritmo académico. No descarta seguir vinculada a la natación cuando lo deje. “Quizá no como entrenadora, pero sí ayudando al equipo. Me gusta pensar que podré seguir cerca del agua, aunque sea desde otro lugar”, comenta.
Tió continúa explorando esas otras realidades de la profesión que no se cuentan en las crónicas y reflexiona sobre la imagen pública de las grandes campeonas de su deporte. Frente al cliché de la atleta distante, reivindica otro modelo: “Quiero que se me considere una buena persona. En la piscina es fácil parecer diva, pero fuera de ella quiero demostrar que soy alguien que cuida a los demás y que está integrada en su equipo”.
“No quiero ser la que va de estrellita. Habrá quien sí, pero yo me dedico a hacer lo mío y ya está”, afirma la nadadora, que mira hacia adelante con hambre de gloria. “Es verdad que he ganado el oro, pero no siento que haya llegado a mi límite para nada. Todavía tengo mucho que demostrar”, dice. Y ya lo hará en unos meses para el Europeo de 2026, que será el próximo terreno de experimentación para el equipo.
“Ahora queremos probar nuevos movimientos; nuestro objetivo es dedicar tiempo a investigar más, a definir nuestro estilo y a trabajar la parte física para aguantar al máximo hasta lo que toca ahora, los Juegos Olímpicos”. Los Ángeles la esperan en 2028. “¿Te visualizas como una de las favoritas?”, se le pregunta, a lo que ella responde con gracia: “Mira, hasta ahora no, pero voy a empezar a hacerlo para que se cumpla”.
A la Ciudad de la Raqueta.