Madrid está a punto de vivir una de las transformaciones más ambiciosas de su historia. Aunque Madrid Nuevo Norte se circunscribe a una zona concreta —muy amplia, eso sí—, lo que podría parecer ajeno al resto de la ciudad, supone, en realidad, un proyecto estratégico que va mucho más allá de lo meramente urbanístico. Se trata de construir un nuevo modelo de ciudad: más moderno, sostenible y bien conectado en el que pasear, vivir o trabajar sea una invitación a un futuro mejor.
Gestionar la magnitud de un proyecto de estas características —el mayor de su tipo en Europa— exige una planificación compleja, en la que la colaboración público-privada es absolutamente clave. Todos los niveles de la Administración del Estado participan junto a la iniciativa privada en esta iniciativa, que permitirá a la capital dar un salto cualitativo a nivel internacional, situándola definitivamente entre las ciudades más pujantes del continente y permitiéndola desarrollar las actividades económicas más avanzadas.
Madrid Nuevo Norte es, por tanto, un proyecto transformador de ciudad, como lo demuestran las importantes infraestructuras que legará esta actuación y que serán referencia internacional en innovación y sostenibilidad. Hablamos de actuaciones como la nueva estación de Chamartín, la red de transporte que dará cobertura a la zona, los parques o los nuevos puentes que conectarán los barrios… En definitiva, un folio en blanco sobre el que construir una mejora real en la calidad de vida y la movilidad de todos los madrileños.
La movilidad de los madrileños y de quienes nos visitan es la clave para construir una ciudad eficiente y verdaderamente sostenible. Por eso, el punto de partida de toda esta transformación urbana es la ampliación y completa renovación de la estación de Chamartín-Clara Campoamor.
Ya están en marcha las obras que la convertirán en una de las infraestructuras ferroviarias más avanzadas de Europa y en el centro neurálgico de la alta velocidad en España y de la movilidad regional de Madrid.
La estación no solo se convertirá en un nodo clave de movilidad sostenible, sino en un nuevo centro de la actividad de Madrid, gracias a sus espacios cívicos de encuentro, su oferta comercial y de ocio y a sus imponentes edificios de oficinas. Todo ello, con un diseño vanguardista e icónico que ya ha sido seleccionado mediante un concurso internacional.
La estación Chamartín y el intercambiador de transportes que se construirá junto a ella funcionarán como el epicentro de una enorme red de transporte público hiperconectada que permitirá a millones de ciudadanos acceder a esta zona o llegar a los nuevos barrios de forma rápida y muy eficiente.
En esta infraestructura confluirán los trenes de Cercanías y de Alta Velocidad con la red de Metro, la de autobuses urbanos e interurbanos y una nueva línea de bus prioritario de alta eficiencia.
El Metro se ampliará, y un nuevo tramo con 3 estaciones recorrerá longitudinalmente Madrid Nuevo Norte. Además, la red de Cercanías contará con una nueva estación en la zona sur de Fuencarral.
La movilidad en superficie se reforzará con un innovador sistema de autobús prioritario que circulará por plataforma reservada y contará con prioridad semafórica.
El planteamiento que ha guiado el diseño de esta nueva red de transporte responde al objetivo de hacer los espacios más habitables y funcionales, para que el transporte público y la movilidad sostenible supongan el 80% de los desplazamientos en las áreas de mayor actividad. Para ello, su configuración garantiza que el 95% de las viviendas y oficinas estarán a menos de 10 minutos a pie de una estación de Metro o Cercanías.
Madrid Nuevo Norte está lleno de atractivos, como la creación de un ecosistema urbano vibrante y lleno de vida en el que las viviendas convivirán con oficinas, comercios, amplias zonas verdes y todo tipo de servicios públicos.
Aunque, probablemente, uno de los aspectos que más valorarán los madrileños será la eliminación de la histórica brecha urbana provocada por la playa de vías en los distritos de Chamartín y Fuencarral-El Pardo. El proyecto resuelve esa separación forzada entre barrios del norte de la capital, y lo hace con soluciones técnicamente avanzadas y de gran calidad urbanística.
La intervención más espectacular será el cubrimiento de gran parte de las vías, tanto al norte como al sur de la estación de Chamartín.
Esta nueva superficie acogerá el que se convertirá en el auténtico corazón de Madrid Nuevo Norte: el gran Parque Central, un espacio verde concebido para el esparcimiento, el deporte y, sobre todo, para hacer ciudad.
El proyecto también incluirá otras intervenciones clave para salvar las vías del tren y la Calle 30 en distintas zonas de Fuencarral: siete nuevos puentes que serán fundamentales para superar las barreras actuales y mejorar toda la movilidad de la zona norte de Madrid.
Para su ejecución será clave el uso de las soluciones más avanzadas para superar retos significativos: construir sin interrumpir el tráfico ferroviario o rodado, salvar los desniveles del terreno o solucionar limitaciones técnicas como la falta de espacio para cimentaciones.
El futuro Parque Central de Madrid Nuevo Norte no será un parque cualquiera, sino un auténtico bosque urbano concebido como elemento icónico y catalizador de la regeneración urbana y de la vida en el nuevo desarrollo. Una gran infraestructura verde bajo la que discurrirán los trenes, que será el resultado de una de las obras de ingeniería más importantes que va a vivir la ciudad.
De esta forma, donde hoy existe una enorme playa de vías que divide la ciudad, surgirá una espectacular zona verde que conectará a las personas y que será punto de encuentro y de actividad ciudadana del Madrid del futuro.
El diseño del parque incluye elementos especialmente simbólicos. Es el caso del Jardín del Viento, una estructura vegetal vertical situada en el centro del parque, destinada a convertirse en futuro punto de encuentro para los ciudadanos y un nuevo icono de Madrid.
Además, el parque se caracteriza por dos elementos fundamentales: su integración en el sistema de zonas verdes de Madrid y su ambiente y vitalidad gracias a los comercios, bares y restaurantes con los que contará.
Dentro de estas actuaciones estratégicas para la ciudad también se incluye la remodelación de dos de los principales nudos de tráfico de la ciudad, el Nudo Norte (M-30 y M-11) y el Nudo de Fuencarral (M-40 y M-607). Estas remodelaciones permitirán reducir los atascos, disminuir las emisiones de CO₂ y mejorar significativamente la seguridad vial.
La gestión del agua es una prioridad para Madrid Nuevo Norte. Por eso, el proyecto apuesta por una gestión hídrica innovadora y sostenible, con el objetivo de minimizar su huella hídrica y recuperar el ciclo natural del agua en el entorno urbano. Para ello, implementa sistemas de drenaje sostenible, iniciativas de aprovechamiento y ahorro del agua y una nueva red de agua regenerada que pretende ampliar su uso más allá del riego de zonas verdes y la limpieza viaria.
Pero, además, la intervención contempla la renovación de 12 kilómetros de tuberías del Canal de Isabel II, una red por la que se transporta aproximadamente el 80% del agua potable consumida en Madrid. Este proyecto representa una modernización clave de una infraestructura esencial para la ciudad, incorporando tecnologías avanzadas de gestión hídrica.
Madrid Nuevo Norte no es solo una transformación urbanística: es una apuesta decidida por un modelo de ciudad más equilibrado, inclusivo y resiliente. Un proyecto que redefine la relación entre movilidad, sostenibilidad, actividad económica y calidad de vida, y que demuestra que el crecimiento urbano puede ir de la mano de la cohesión social y la innovación. Todo ello, desde una planificación rigurosa y con visión de futuro, en la que la colaboración entre administraciones y el sector privado ha sido clave.
La capital se prepara así para dar un salto de escala, no solo en términos de infraestructuras o desarrollo económico, sino también como referente internacional en regeneración urbana. Madrid Nuevo Norte es, en definitiva, el inicio de una nueva era para la ciudad: un futuro que ya empieza a tomar forma y que será vivido —y disfrutado— por las próximas generaciones de madrileños.