"Si crees que no puedes mejorar, no sabes nada de la vida". (Nadal).

Esta semana, el FMI actualizó sus proyecciones de crecimiento en su informe trimestral de perspectivas de la economía mundial.

El daño económico causado por el conflicto contribuirá a una desaceleración del crecimiento mundial en 2022 y atizará la inflación. Los precios de los combustibles y los alimentos han subido con rapidez, asestando un golpe duro a las poblaciones vulnerables de los países de bajos ingresos.

Se proyecta que el crecimiento mundial se desacelere del 6,1% estimado para 2021 al 3,6% en 2022 y 2023; es decir, 0,8 y 0,2 puntos porcentuales menos en 2022 y 2023 en comparación con lo previsto en enero. Más allá de 2023, el crecimiento mundial disminuiría a alrededor del 3,3% a medio plazo.

El encarecimiento de las materias primas provocado por la invasión y la ampliación de las presiones de precios se han traducido en una inflación proyectada para 2022 del 5,7% en las economías avanzadas y del 8,7% en las economías emergentes y en desarrollo; o sea, 1,8 y 2,8 puntos porcentuales más de lo proyectado en enero:

Esta infografía, a modo de resumen, concluye que, en el sumatorio de los años 2021, 2022 y 2023, el mundo habrá crecido un 13,88%; los países ricos, un 11,28%; y los emergentes y subdesarrollados, un 15,74%:

Aquí vemos el detalle por regiones. Es impresionante el caso de Asia emergente: en el trienio comentado, habrá crecido a pesar de todo un espectacular 19,43%:

Las proyecciones revisadas a la baja para 2022 y 2023 obedecen al impacto directo de la guerra en Ucrania y a las sanciones impuestas a Rusia, que hacen que se proyecten marcadas contracciones para ambos países. Las perspectivas de crecimiento de este año para la Unión Europea han sido recortadas 1,1 puntos porcentuales por los efectos indirectos de la guerra, que son el segundo factor que más contribuye a la revisión a la baja.

La guerra se suma a una serie de shocks de oferta que han golpeado a la economía mundial en años recientes. Sus efectos se propagarán por el mundo a través de los mercados de materias primas y los vínculos comerciales y financieros. Rusia es un importante proveedor de petróleo, gas y metales y, junto con Ucrania, de trigo y maíz.

La reducción del suministro de estos productos ha hecho que sus precios se disparen. Los importadores de materias primas en Europa, el Cáucaso y Asia central, Oriente Medio y Norte de África y la región de África subsahariana son los más afectados:

Las perspectivas a medio plazo se han revisado a la baja en todos los grupos de países, excepto en los exportadores de materias primas que se benefician de la escalada de precios de la energía y de los alimentos.

El PIB agregado de las economías avanzadas tardará más en retornar a su nivel de tendencia previo a la pandemia. Y se prevé que persista la divergencia que empezó en 2021 entre las economías avanzadas y las de mercados emergentes y en desarrollo, lo que deja entrever que la pandemia ha dejado secuelas permanentes:

Antes de la guerra, ya había escalada de los precios de las materias primas y de los desequilibrios entre oferta y demanda. La Reserva Federal ya había dado pasos hacia un endurecimiento de la política monetaria.

Las perturbaciones relacionadas con la guerra amplifican esas presiones y la inflación permanecerá elevada más tiempo. En Estados Unidos y algunos países de Europa, ha alcanzado máximos en más de 40 años en medio de la escasez de mano de obra.

La guerra también incrementa el riesgo de una fragmentación más permanente de la economía mundial en bloques geopolíticos con diferentes normas tecnológicas, sistemas de pagos transfronterizos y monedas de reserva. Un desplazamiento de este tipo ocasionaría pérdidas de eficiencia a largo plazo, incrementaría la volatilidad y plantearía un grave problema para el marco que ha regido las relaciones internacionales y económicas en los últimos 75 años:

No tengo dudas de que, con la actitud y el esfuerzo adecuados, saldremos adelante. Tenemos que analizar si somos exitosos o perdedores, positivos o derrotistas, hacedores o habladores. Y es que resulta fascinante ver cómo los triunfadores abordan los problemas: donde otros ven barreras infranqueables, ellos ven desafíos a superar.