Carmen es su vida, es su madre, “es la jefa”. Tras ganarlo todo, económica y socialmente, ella es la única preocupación seria que tiene en esta vida. Hoy dan igual los exits, dan igual los unicornios, una madre vale un millón y, ahora, ella “está pasando un mal momento de salud, pero es una luchadora y saldrá adelante”. Es la primera madre de un inversor con la que hablamos, es la primera madre que merece abrir un medio de comunicación.

Ella nos presenta a su hijo, un “ser muy especial, sensible, que está en constante evolución, tenaz, perseverante, y con un gran coco”, y por supuesto “un buen hijo”, quizás el Hugo Arévalo que nos falta por conocer, el que hoy se presenta para estas “conversaciones con un inversor” de Disruptores e Innovadores. “Cuando era pequeño, si no sacaba sobresaliente se enfada muchísimo”, sentencia. No lo dudamos, Carmen.

Ahora sí, comienza el show. “No creo que a día de hoy haya en nuestro país ningún business angel que haya invertido en tres unicornios en fase seed”, entra en erupción el volcán Hugo Arévalo con sus tres grandes coladas en las que entró en fase seed: Glovo, JobandTalent y Cabify. No es de callar, es más de jugar la partida de ajedrez hasta ganar, de asumir su condición de estelar “como emprendedor y como inversor”, como así le gusta que le identifiquen.

Pero no todo es lava brillante en su inviolable sonrisa. La ceniza también forma parte de su historial, como la que le dejó en su cartera su primer y millonario exit. “Dime algo de Hugo Arévalo que no se sepa”, le imploro, “¡qué cabrón!”, me dedica, para añadir con titulares muy preparados para esta ansiada participación en ‘conversaciones con un inversor’: “Cuando salí de Tuenti, en el año 2013, presté todo el dinero que gané y me quedé sin nada”. Sube la temperatura.

Hugo Arévalo vive por y para su trabajo. Desde la ducha de 20 minutos que alumbra su rutina profesional y que le soluciona los algoritmos del día, hasta el final de la jornada en la que pelea por crear su propio unicornio, “ojalá lo logremos algún día”, con ThePowerMBA, del que es presidente ejecutivo y cofundador. “Hemos cubierto una necesidad, hemos democratizado el acceso a una educación a la que solo tenían acceso las élites” introduce la compañía.

Ahora, toca hablar de números, y es cuando sus palabras ensanchan su boca, cuando asume el trono de su éxito startapero. “Pedimos 100.000 ‘pavos’ para empezar de los que usamos tan solo 14.000, facturando el primer mes 50.000”. Metodología lean startup, que así lo llaman, “heredada de los libros del gran Eric Ries, que hoy es profesor en nuestra plataforma”, se engalana Arévalo.

Hoy ThePowerMBA es una empresa “con 70.000 alumnos”, y lo que es mejor noticia para él, “hemos creado una comunidad entre todos, en la que hay enfermeras, periodistas, actrices, matemáticos, o físicos, entre otros, que se retroalimentan continuamente con el simple hecho de poner el sello de nuestras formaciones en su perfil de LinkedIn”, explica.

El inversor Hugo Arévalo.

El inversor Hugo Arévalo.

El universo que Arévalo, junto con Borja Adanero, Rafa Gozalo y Kike Corral, sus otros tres cofundadores, ha creado, se dirige con fuerza hacia el modelo B2B, donde ya trabajan con más de 400 empresas, entren las que destacan algunas compañías de primer nivel como Santander, BBVA, Sanitas, L’Oréal, Vodafone, Danone o MAPFRE. “Estamos actualizando el conocimiento dentro de la gran corporación” puntualiza.

La lava no desemboca todavía en el mar en el otro sueño (casi roto) que le quita cinco minutos al día bajo el chorro de agua de su bañera: Auro. La compañía que nació a la sombra del unicornio Cabify, y que ha tenido que luchar contra viento y marea para asentarse en el viejo concesionario del polígono industrial del distrito madrileño de Vicálvaro. “El problema de las VTC y los taxistas nos enfrentó cara a cara con el Gobierno, nos neutralizaron”, aclara, “y la pandemia frenó el crecimiento exponencial que teníamos”, bajando las aspiraciones que tanto Félix Ruiz, máximo accionista de la compañía, como él, tenían tras levantar 10 millones de inversión en la segunda mitad de 2019.

Hoy, la empresa pivota y “volvemos a alcanzar niveles de facturación prepandemia”, “llegará al millón de euros de beneficio al mes en 2022”, nos comenta gente cercana a la entidad, gracias a su desparpajo en el sector de la ‘última milla’, con Uber Eats, PC Componentes o Seur como clientes referentes, y que cuenta en la actualidad con “más de 3.000 trabajadores” que, de forma directa o indirectamente, dependen de la entidad.

“Estratega nato”, “un gran negociador”, “tiene muchos contactos”, “posee grandes habilidades” y “siempre tiene que ganar”, así es como le definen algunos de sus más estrechos colaboradores, características que le han llevado a ser uno de los business angel con mayor proyección nacional.

Porque aparte de sus tres unicornios invertidos en fase seed, en dos de ellos con desinversión parcial, JobandTalent y Glovo, Hugo Arévalo, que cumple ahora 39 años y lleva invirtiendo desde los 24, tiene un portfolio de más de una treintena de startups invertidas, propias en su gran mayoría, de ser la Génesis de la Capilla Sixtina del emprendimiento nacional: Colvin, Dudyfit, Tropicfeel, Lookiero, Velca, Matera o Genially,.

Mención especial merecen Playtomic, donde además de inversor es asesor, y que según me comentan “va camino de ser un nuevo unicornio; Verse, de la que salió millonario en acciones de Square, y DeporVillage, su mayor alegría económica hasta la fecha, “mi mejor exit”, su galáctico millonario, su volea cortada de derecha a lo Fernando Belasteguín.

Declarado “inversor largoplacista”, no se casa con ningún sector y le gusta estar al lado del emprendedor al que invierte. Sus tickets son altos, sus apuestas son a tres sets, como así demuestra tras nuestro encuentro, mi segundo encuentro físico con un inversor, que se celebra en lo alto, por todo lo alto, del coworking Loom, situado en el madrileño barrio de Salamanca. Al final de la entrevista visita a una de sus startups invertidas, Fudeat, que relanza a lo bestia, y a base de horas trabajadas su CEO, Borja Boada, que como todo emprendedor que se precie, trabaja de sol a sol.

A Hugo Arévalo le enamoran los CEO persistentes con ideas que cambiarán el mundo en sectores atípicos para la inversión. Como los cofundadores de JobandTalent, Juan Urdiales y Felipe Navío, “persistentes y luchadores cuando les daban por muertos”, o Xabier Pladellorens, fundador de Deporvillage, “una máquina con mucho mérito que ha creado de la nada una empresa que factura por encima de 170 millones”, o “la garra” de Andrés Cester, CEO de Colvin, o “la ambición y la apuesta por la tecnología” de Pedro Clavería y Félix Ruiz con Playtomic. Y por supuesto, una de sus grandes “referencias”, Oscar Pierre Fundador de Glovo, “al que tanto debemos”.

Defensor a ultranza de los emprendedores más exitosos de nuestro panorama nacional, “a los que se les ataca demasiado”, ágil para cambiar de gafas de sol, y profesional “con valores heredados de la ‘Pakito’ (Universidad Francisco de Vitoria)” donde ambos estudiamos, Hugo Arévalo dedica el poco tiempo libre que le queda, a ganar, ganar y volver a ganar de como decía el Sabio. Con su estrategia, al ajedrez. Con su furia, su fuerza y su pala, al pádel.