Un monumento durante la cremà de las fallas / Innovadores - Shutterstock

Un monumento durante la cremà de las fallas / Innovadores - Shutterstock

Tecnológicas

Monumentos que se oyen y 'cremàs' inmateriales gracias a la inteligencia artificial: así son las fallas 4.0

La tradicional fiesta valenciana abraza la tecnología este año con piezas interactivas y accesibles gracias al uso de 'beacons' o la creación de monumentos en base a los sentimientos registrados en las redes sociales

16 marzo, 2018 00:00

Petardos, fuegos artificiales, mascletás y enormes monumentos condenados a desaparecer entre las llamas. Esa son algunas de las principales ideas que se le vienen a uno a la mente cuando piensa en las fallas de Valencia, una festividad que vive este fin de semana sus días grandes, y que sacará a la calle a miles de valencianos y turistas que quieren ir de falla en falla para ver y elegir cuáles son los monumentos mejores y más conseguidos esta edición.

El componente visual es, sin duda, el más importante en este matrimonio anual entre tradición y fuego, lo que dificulta a las personas invidentes disfrutar por completo de la fiesta. Para poner, en parte, solución a este problema y lograr que las personas que no pueden ver consigan sentir y saber lo que transmite cada monumento este año se ha presentado ‘Veig la falla’ (‘veo la falla’, en valenciano), una pionera propuesta en la que una comisión fallera, en colaboración con la startup valenciana Quasar Dynamics, ha decidido llenar de beacons su momento para que, mediante la aplicación homónima, cualquier persona pueda escuchar el relato de lo que debería estar viendo. 

Los beacons son unos pequeños dispositivos de localización  que, mediante la tecnología bluetooth  emiten señales de onda corta (hasta 50 metros) que llegan a dispositivos electrónicos como tablets o móviles con total precisión.  Como si fuera un GPS, cada beacon dispone de una señal única que permite conectar, enviar y recibir información al dispositivo receptor estableciendo un canal de comunicación vivo y personalizado según la localización del usuario y de la baliza. De esta forma, con la aplicación descargada, el sistema reconoce en qué punto exacto se encuentra el usuario y así puede ir narrandole cada una de las escenas que están sucediendo ante él. 

Falla inmaterial

La tecnología también se utiliza en estas fallas de este año para crear la Falla Inmaterial, la segunda edición de esta iniciativa impulsada por la Escuelta Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad de Valencia.  La Falla Inmaterial es un proyecto de ciencia de datos donde la construcción de monumentos falleros se basa en la monitorización de diferentes perfiles en las redes sociales día a día hasta el 19 de marzo. 

En esta segunda edición, la Falla Inmaterial evoluciona empleando técnicas de inteligencia artificial como el procesamiento del lenguaje natural y la visualización de datos que sirven como termómetro social de las agrupaciones falleras, juntas locales y resto del mundo que esté hablando de las Fallas por las redes sociales. Para participar sólo es necesario compartir contenido en las redes sociales con el hashtag #fallaimmaterial y el objetivo de tood ello es la captura, en tiempo real,  de tendencias y patrones de comportamiento a través de métodos de ranking tomando como base el análisis de textos de las redes sociales para construir monumentos hechos con palabras que reflejan el sentir de la ciudadanía sobre las Fallas y estudian también las relaciones entre los distintos agentes implicados. Esta falla, que va cambiando en la medida que cambian los mensajes que se publican, se puede descargar en PDF, imprimir y quemar el 19 de marzo como un monumento más.

Así, el análisis y visualización de las menciones, me gusta, los tuits y los retuits expresados sirven para detectar líderes o influencers, subcomunidades que se definen a partir de la interacción de determinados perfiles. Además, este año se incorpora a la página web un mapa de calor (heatmap), donde se muestra de manera dinámica la actividad de los perfiles sociales de las asociaciones culturales falleras, agrupaciones y juntas locales. El año pasado el proyecto recibió más de 10.000 mensajes y tuvo 2.300 usuarios y se plantaron virtualmente 1.500 fallas en puntos dispares como Rusia, Bélgica, Polonia, Alemania y en muchas ciudades españolas.