La entidad destinó 166 millones de euros solo en 2024 para impulsar programas e iniciativas de respaldo a la educación, la empleabilidad y el emprendimiento, entre otras acciones de apoyo a la comunidad.
Impactar positivamente en la sociedad es una de las aspiraciones de Banco Santander. Esta filosofía pretende ir más allá del impulso de la economía verde que, si bien es uno de los principales objetivos de la entidad, supone un sólido punto de partida para profundizar en prácticas que se ajustan a criterios ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza, por sus siglas en inglés) en todos los ámbitos. Fruto de esta visión, el banco ha destinado, solo en 2024, 166 millones de euros a iniciativas que promueven la educación, la empleabilidad, el emprendimiento y el desarrollo de programas de educación financiera dentro de las comunidades en las que está presente, entre otras acciones. Con estas líneas, se han beneficiado más de cinco millones de personas.
La inversión es significativa; no obstante, apenas representa una pequeña parte de todo el énfasis que Banco Santander dedica a estas cuestiones, ya que lleva 30 años impulsando iniciativas similares a las que ha destinado más de 2.400 millones de euros. Además, con el objetivo de que estas opciones lleguen al mayor número de personas y de la manera más eficiente, otro de los méritos de esta filosofía es la de implicar a universidades, instituciones y organizaciones que han colaborado directamente en todos sus programas.
Durante el pasado año, 104 de esos 166 millones invertidos se destinaron específicamente a educación, empleabilidad y emprendimiento. En este ámbito, se estima que el alcance llegó a los 3,7 millones de personas y empresas de hasta 14 países en los que está presente la entidad, facilitando ayudas y becas a estudiantes e investigadores.
La meta final es la de facilitar a estas personas el acceso y la finalización de sus estudios, pero también la de poner en marcha actividades de formación y de aprendizaje. Para ello se facilita un amplio catálogo de herramientas y competencias que incrementan las opciones de empleabilidad en el futuro y en el presente. En este sentido, Banco Santander mantiene actualmente varios programas relevantes a través de plataformas como Santander Open Academy, Universia y Fundación Universia.
Las tres opciones comparten objetivos, pero con enfoques diferentes. Santander Open Academy centra las miras en el aprendizaje online. Ofrece cursos gratuitos y certificaciones en áreas muy diversas, como tecnología, idiomas o liderazgo, entre otras. Universia, por su parte, es una red universitaria experta en talento joven que conecta universidades, empresas y estudiantes para impulsar la empleabilidad.
Fundación Universia también se mueve en el ámbito educativo, si bien el eje en este caso es la promoción de la inclusión de personas con discapacidad y facilitar su acceso a la educación superior y también a la mejora de su empleabilidad.
Además de las ayudas individuales, la entidad también ofrece la plataforma global Santander X, con la que se beneficia a pymes, startups, scaleups e iniciativas emprendedoras para evolucionar sus proyectos, escalarlos y transformar sus negocios con una extensa oferta no financiera.
Acción de respuesta social
En paralelo, Banco Santander también ha destinado 62 millones de euros a programas cuya prioridad es la educación financiera. Sin embargo, en esta partida también tienen cabida otro tipo de acciones cuyo objetivo es brindar apoyo a personas y colectivos vulnerables, así como la promoción de la cultura.
Como en el caso de las líneas más ligadas a lo económico, la entidad está asociada para hacer realidad estas iniciativas con ONG locales u organizaciones benéficas de carácter social. Asimismo, Santander también ha canalizado estas ayudas a través de sus propias fundaciones en Argentina, España, Estados Unidos, México, Portugal, Polonia y Reino Unido.
Por otra parte, la preocupación de Banco Santander por impactar positivamente en las comunidades en las que se asienta también se traduce en la agilidad para responder ante eventos sobrevenidos. El último episodio de este tipo que demandó una reacción excepcional fue la DANA que afectó al este de España el pasado mes de octubre, con especial incidencia en la provincia de Valencia. La entidad aprobó de manera inmediata una donación directa de dos millones de euros para contribuir a paliar los graves daños que afectaron a los damnificados, fueran o no clientes del banco; una donación que finalmente superó los cuatro millones con la ayuda también de sus empleados.
En el contexto de este fenómeno climatológico extremo, estas ayudas suponen un pequeño alivio para quienes sufrieron más de cerca el episodio, pero trasluce esta sensibilidad del banco hacia los problemas y las crisis humanitarias más urgentes. Por eso, entre sus acciones también se cuentan, por ejemplo, las respuestas ante los incendios forestales en la región de Valparaíso (Chile), las inundaciones en Rio Grande do Sul (Brasil), o el terremoto en las provincias chinas de Gansu y Qinghai (China).