Tras un intenso debate sobre cómo acabar con el desperdicio alimentario en España, el fin de la jornada matutina de la cuarta edición del Observatorio ODS está cada vez más cerca. Sin embargo, antes de hacer la pausa para comer, es momento de hablar sobre las últimas incorporaciones a las vidas de la población moderna.
De la mano de Alberto García-Peñas, director del Máster de Ingeniería Circular de la Universidad Carlos III, un grupo de expertos ha podido conversar sobre el papel de la inteligencia artificial en los tiempos que corren, así como de la brecha educativa que estas herramientas pueden acarrear.
Para ello, Paloma Julia Velasco, decana de la Facultad de Educación, Ciencias Jurídicas y Humanidades de la Universidad Europea, Silvia Leal, asesora en IA para la OCDE y la Unión Europea, y Alicia Asín, directora general y cofundadora de Libelium, se han dado cita en el CaixaForum de Madrid.
El objetivo estaba claro: había que poner los puntos sobre las íes en esta cuestión tecnológica y su papel en la educación. Y es que, subrayaba Velasco, "no podemos quedarnos al margen de esto porque está impactando en todos los sectores". Por ello, defiende que hay que introducir la inteligencia artificial en las aulas "para preparar a los jóvenes para ese futuro de las profesiones en las que está incorporada".
Sin embargo, matiza que es importante el proceso previo y que "tenemos que pensar bien cómo incorporarla". Algo con lo que Leal concuerda: "Lo que hay que hacer es usar la IA para que aprendan mejor. Hay que meterla en las aulas, pero no todo vale".
"Los niños no pueden crecer sin saber que existe la inteligencia artificial, es lo que está moldeando nuestro futuro", añadía Asín. Y, una vez más, se alegaba en esta mesa a la importancia de "enseñar a utilizar la IA" para no caer en esa "doble vertiente" que la caracteriza.
Mesa redonda. Inteligencia artificial y brecha educativa
Por un lado, dice, debemos tener en cuenta que esta herramienta nos ayuda a "optimizar nuestro tiempo". Pero, a la vez, no debemos olvidarnos de "inculcar el espíritu crítico". Pues, asegura Asín, "el mayor riesgo al que nos enfrentamos es que entremos en piloto automático de nuestro cerebro y que nos dejemos llevar en todos los aspectos".
Aunque, pese a que hay que tener en cuenta los límites a los que puede llegar esta tecnología, Velasco insiste en que en la educación "puede contribuir para reducir las desigualdades".
"Debe convertirse en esa herramienta democratizadora del aprendizaje. Debe ser así y en ello estamos trabajando", afirma la decana de la Facultad de Educación, Ciencias Jurídicas y Humanidades de la Universidad Europea.
E incluso ha citado ejemplos de "herramientas adaptativas que podrían ayudar a estudiantes en entornos más desfavorecidos a acceder a un contenido de calidad". Porque, ahora, dice, "somos capaces de personalizar la educación, incluso para aquellos jóvenes que tienen necesidades especiales como una discapacidad".
Sin embargo, la inteligencia artificial no está exenta de retos y la regulación, tal y como ha explicado Leal, es uno de ellos. "Va más lenta que la tecnología. Tenemos un marco que nos viene desde Europa que legista que no podamos controlar las emociones de los chavales y detecta cuándo algo se ha hecho con IA. Pero no es tan complicado hacer estas cosas", apunta la asesora en IA para la OCDE y la Unión Europea.
De un modo u otro, de lo que no le cabe ninguna duda es que llegará el punto en que "democratizaremos todo eso". Porque, menciona, "lo lógico es que te acompañe alguien que ya lo ha hecho y te explique cómo cae la gente en el intento".
Aun con las trabas, los expertos concuerdan en que "no hay marcha atrás", principalmente en lo que se refiere al papel de la inteligencia artificial en la educación. Pues esta, subrayó Asín, "supone personalización, disponibilidad y predicción".
Pero aquí se corre el riesgo de hacer mayor la brecha digital y es en ese contexto donde destaca la labor para "evitar que exista un desfase". "Si los sistemas no están bien entrenados, lo que puede ocurrir es que terminamos replicando errores", comentaba Velasco.
De ahí la importancia de no desvincular al humano de estas herramientas automatizadas. Principalmente en el ámbito educativo, porque, deja claro Leal, "esto no le va a quitar el trabajo a ningún profesor. Es una herramienta más que les va a dar productividad, una asistencia y personalización, pero desde luego no es un enemigo".
