José María Álvarez-Pallete
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Como bien se decía justo antes, ahora estoy en el momento de filosofar y lo que vengo a compartir con ustedes es lo que veo desde la atalaya que me ha dado Telefónica durante 26 años y desde el tiempo que tengo ahora de leer bastante más y de poder dedicarle más tiempo y más profundidad a cosas que me preocupan. La presentación la he llamado Dioses y caos porque me parece una analogía buena utilizar la mitología griega.

En el origen de los tiempos había el caos y requirió mucho esfuerzo de los dioses poner orden en el mundo. Y desde entonces el mundo alterna momentos de orden y de caos. Para ordenar el caos se necesita mucha energía, entropía. Y esto es precisamente uno de los motivos por los que yo creo que estamos asistiendo a una serie de eventos que nos sorprenden. Nos sorprende por su profundidad, nos sorprenden por su magnitud y nos sorprende, sobre todo, por el impacto que tienen.

Estamos viviendo un momento de caos. Ocurrió en la II Guerra Mundial, donde dos formas de ver el mundo entraron en conflicto. Entre 90 y 100 millones de personas perdieron la vida y al final se impuso un orden, un orden que básicamente reflejaron los acuerdos de Bretton Woods. De ahí nace la ONU, nace el patrón oro, nace la Organización Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional y un mundo bipolar con dos grandes potencias, Estados Unidos y la Unión Soviética. Y ese orden, con esos equilibrios, se mantiene durante un tiempo.

'Libertad y tecnología', por José María Álvarez-Pallete

En 1989 cae el Muro de Berlín y en ese momento el mundo se vuelve una sola potencia, en este caso Estados Unidos, y empiezan a ocurrir cosas. Empiezan a ocurrir cosas que hacen que el mundo de la globalización se desarrolle. La globalización nos lleva a pensar que podemos producir cualquier cosa en cualquier parte del mundo asegurando la cadena de suministro y eso produce un movimiento de generación de riqueza importante. Y empiezan a surgir fenómenos como el de la Unión Europea, mercados grandes que se organizan y se desarrollan.

Pero en 2000 empiezan a ocurrir cosas distintas. De la geopolítica tradicional surge una revolución tecnológica que básicamente es la confluencia de dos grandes fuerzas móvil e Internet. De repente la web se vuelve bidireccional. Ya no sólo se pueden consultar cosas en la red, sino que se pueden subir cosas a la red. Surge el mundo de las grandes plataformas digitales que empiezan a desbordar el contrato económico actual, o que existía en aquel momento, y empiezan a generarse unas economías de escala brutales, desconocidas hasta ese momento.

De repente, en los últimos años empiezan a ocurrir una serie de cisnes negros. Un cisne negro en economía es un evento que no se puede predecir y tiene un gran impacto; además de consecuencias que tienen raíces muy profundas. No sé si la Covid-19 es realmente un cisne negro o algo que es recurrente a lo largo del tiempo. La situación de Ucrania, una guerra en territorio europeo que hacía tiempo que no teníamos con esta magnitud o con esta profundidad. Y de repente tenemos que Alemania no es capaz de garantizar el suministro de calefacción para sus habitantes un invierno porque dependía del gas ruso. 

"Un cisne negro en economía es un evento que no se puede predecir y tiene un gran impacto; además de consecuencias que tienen raíces"

O de repente nos encontramos con un fenómeno que creíamos muerto, que es el de la inflación, que tensiona los tipos de interés. Durante estos años empiezan a surgir actores en el mundo de la geopolítica que no existían en el momento del contrato anterior de 1945. No tenían la relevancia y no se sienten reflejados como puede ser China, como puede ser el sur global. Y surge el momento de la antifragilidad. La economía se tiene que volver flexible porque tiene que absorber choques cada vez más profundos.

2024 fue un año donde más de la mitad de la población mundial acudió a urnas. Fue un año de armas. Luego veremos también por qué. Y fue el año de la inteligencia artificial. ChatGPT nos hace comprender de repente, de forma muy sencilla, en qué consiste la inteligencia artificial. Es una divulgación muy útil, muy práctica, de cómo funciona la inteligencia artificial.

Y en 2025 nos encontramos en la cuerda floja. Nos encontramos de repente con una guerra arancelaria como no habíamos tenido desde hacía mucho tiempo. De repente la globalización. Se le ven las costuras. Nos encontramos de repente que el gasto en Defensa puede ser muy relevante, donde normalmente invertíamos entre el 0,8% o el 1% en Defensa. Tenemos que irnos al 2%, camino del 3% o del 5%. Y empieza a haber imposibilidad de cuadrar presupuestos porque tienes que hacer una reasignación masiva de recursos.

De repente, los organismos internacionales creados después de la II Guerra Mundial, como la ONU -quizás el más emblemático- empiezan a ser cuestionados por el propio Estados Unidos. Empezamos a cuestionar pilares que habían sido fundamentales y yo lo que vengo a decirles es que todo esto tiene mucho que ver con la tecnología.

Como generación de seres humanos somos muy afortunados porque vivimos un momento muy especial. La leyenda de Sisa nos dice que hubo un rey hindú que estaba deprimido porque había perdido un hijo y le encargó a un sabio de su corte que le inventara un juego que le entretuviera. Sisa, que era ese sabio, creó el ajedrez que le enseñaba estrategia táctica y le entretuvo. El rey estaba tan agradecido que le pidió a Sisa qué quería por la invención del ajedrez. Y Sisa dijo que un grano de trigo en la primera casilla, dos en la segunda, cuatro en la tercera, ocho en la cuarta. Y así. El rey, sorprendido, le dijo que eso le parecía poco y le encargó a los sabios de su corte que calcularan cuánto trigo era eso. Y eso es el equivalente a 20.000 cosechas mundiales anuales de trigo.

El ser humano no está programado para pensar exponencialmente. Estamos pensados para pensar linealmente lo que tenemos y un poco más. Y este es un momento exponencial porque es la mayor revolución tecnológica de la historia de la humanidad. Nunca antes en la historia de la humanidad se había acumulado tanta tecnología que tuviera un impacto tan grande. Si aquí ha habido momentos donde se ha acumulado tecnología y ha afectado a esta es una escala del PIB per cápita. Pero lo que estamos viviendo es cuatro veces la revolución industrial, porque no es una sola tecnología. Son muchas tecnologías que se retroalimentan unas a otras y que se retroalimentan de forma exponencial y, por lo tanto, el mensaje es que no es que sea una era de cambios, es un cambio de era. Está cambiando algo estructuralmente.

"La leyenda de Sisa nos dice que hubo un rey hindú que estaba deprimido porque había perdido un hijo y le encargó a un sabio de su corte que le inventara un juego que le entretuviera"

La inteligencia artificial va a tener en los próximos siete años 70 veces el impacto que tuvo la revolución industrial en sus primeros 70 años. Y recuerden que aquello lo cambió todo. Cambió el orden político, el económico, el social, el cultural. Al teléfono fijo le costó 50 años al alcanzar 50 millones de usuarios. A teléfono móvil le costó 12 años alcanzar 50 millones de usuarios. ChatGPT consiguió en menos un mes alcanzar 70 millones de usuarios.

Difundir tecnología y que llegue a la mayor parte de la población es cada vez más importante. Y este es uno de los factores por los que digo que esto es exponencial. Ahora estamos viendo la confluencia de cuatro grandes corrientes tecnológicas que agrupan muchas tecnologías, redes de telecomunicaciones de última generación, fibra y 5G. Eso hace que la red ya no sea una red de telecomunicaciones, sino un superordenador masivamente descentralizado. La Web3 que descentraliza internet blockchain te lleva a poder certificar datos en el extremo de la red.

Cuando parecía que llegamos a un límite en la capacidad de computación, surgen las redes neuronales y podemos computar muchas más. Tenemos mucha más capacidad. Mientras llega la computación cuántica y la inteligencia artificial que fluye a través de todo eso. Y esto, para que se hagan una idea, significa que si la aviación hubiera avanzado como las telecomunicaciones en los últimos años hoy sería posible volar de Londres a Nueva York en un segundo.

Eso es lo que ha pasado con las redes de telecomunicaciones. Ya no es una red de telecomunicaciones, es un superordenador. La Web3 se descentraliza y se descentraliza. Significa que ya no es necesario irse a uno de los hiperescalares para crear algo en la nube. Tienes nodos descentralizados en todas partes y se están desplegando muchos más que hacen que la red te pueda certificar los datos en origen, sea más segura y no tenga los cuellos de botella que tiene el pasar por los hiperescalares y luego por la Ley Moore, la computación que Henry Moore enunció en los años 50. El ingeniero de IBM dijo cada dos años se duplicaría la capacidad de procesamiento de los ordenadores y bajaría a la mitad de su precio.

Eso dicho así, es exponencial. Pero eso significa que el smartwatch que pueden llevar ustedes en su muñeca tiene 500.000 veces más capacidad de procesamiento y almacenamiento que toda la NASA cuando mandó a un hombre a la Luna en 1969.

Y la inteligencia artificial está aquí y tiene mucha prisa. La curva que ven ustedes en azul oscuro es cómo se desplegó Internet y en azul claro es cómo se está desplegando el uso de ChatGPT. Esto está pasando muy rápido y, por lo tanto, son tiempos extraordinarios.

Esta es una encuesta que se hizo en el World Economic Forum en el Foro de Davos, sobre cuáles eran los principales riesgos que veían los asistentes en los próximos dos años y en los próximos 10 años. Verán que los riesgos son de muchos tipos y aparece por primera vez la desinformación. Aparece, por supuesto, los temas climáticos, aparece el ciberespionaje y la guerra. Aparece la desigualdad y, por lo tanto, lo que tenemos es un mundo que tiene muchos síntomas de caos. El mundo que vivimos en la actualidad es el mundo más violento desde 1989, por número de conflictos que hay, por número de países involucrados y por el impacto que está teniendo 71 conflictos armados activos en estos momentos en el mundo.

Hay un tanque en el Reino Unido que se llama El Reloj del Juicio Final, que calcula cuánto tiempo pasa para que corramos el riesgo intenso de un conflicto nuclear. Yo nací en 1963, justo antes de que ocurriera la crisis de los misiles de Cuba. Entonces se calculó que se estaba a 12 minutos de un conflicto nuclear. La última estimación de este año dice que estamos a un minuto y 29 segundos. Relájense que luego esto mejora y es porque el mundo ya tiene mucho más perímetro que defender. Antes se defendía por tierra, mar y aire los ejércitos, ahora se tiene que defender el espacio, hay que defender la ciberseguridad y hay que defender la desinformación, lo que se llama las amenazas híbridas.

Antes de que ocurriera la invasión terrestre de Rusia hacia Ucrania, hubo un masivo ataque de ciberseguridad y una campaña masiva de desinformación porque lo que se busca es desestructurar al enemigo. Y el problema es que cada vez conectamos más cosas y más personas a Internet y, por lo tanto, el perímetro a defender es cada vez más grande.

El problema que tienen los datos es que son abstractos. Máquinas hablándose entre máquinas o máquinas hablando con personas que no saben que están hablando con máquinas. El 37% del tráfico total son bots malos, es cibercrimen. Es como si 1,4% de cada 10 coches de la M-40 fueran criminales, pero no los vemos. Va desde el robo de identidad o phishing, que es un crimen menor, hasta campañas masivas de denegación de servicio.

La pregunta que nos tenemos que hacer es si esta revolución tecnológica es una utopía o una distopía, nos va a llevar a un lugar mejor o nos va a llevar a un lugar peor. Pues como todo, depende de lo que hagamos. La inteligencia artificial está detrás de dos de los cinco mayores riesgos actuales que veíamos antes enunciados por el World Economic Forum: la desinformación y la polarización social.

Cuando uno hace una encuesta a nivel mundial, si la gente cree que la inteligencia artificial va a ser buena o mala, no hay un consenso. Cuando nos movemos de este a oeste, en el este tienden a pensar que va a ser buena; cuando nos movemos hacia el oeste, hay una preocupación; por lo tanto no hay un consenso universal de cómo empezar a tratar estos temas.

La inteligencia artificial ya es capaz de inventar realidades que no existen. Estas fotos que ven ustedes aquí no existen. Han sido todas creadas por inteligencia artificial, pero es capaz de crear historias y vídeos. Ninguno de estos vídeos que están viendo aquí o que van a ver aquí existen en la realidad. Están todos generados por inteligencia artificial. Hay varios, pero por premura de tiempo no se los voy a poner todos. Pero recuerden, esto que están viendo no existe, no ha existido nunca, esto no ha pasado. Y esto que les voy a poner ahora es para que vean que la máquina ya no sólo es capaz de crear, sino es capaz de emular sensaciones humanas.

Lo que van a oír es una conversación entre este chico que se ve en la imagen, que es un programador que va a tener una entrevista con GPT, con OpenAI, la compañía que ha creado ChatGPT. Vean cómo habla ChatGPT, pero sobre todo escuchen la entonación que le responde a Rocky.

I'm doing great, How about you? I'm awesome. Listen, I got some huge news. Oh, did tell him years well in a few minutes. I'm going to be interviewing at OpenAI. Have you heard of them? OpenAI sounds Familiar. Of course. That's incredible, Rocky. What kind of interview? Well, it's for a software engineering role. But I just need to know do I look presentable professional. Well, Rocky, you definitely have the I've been coding all night lockdown which could actually work in your favor.

Esto es para que vean que la máquina es capaz de gastar bromas, de emular empatía y de seguir una conversación en el tono que marque el individuo o incluso marcar un tono diferente.

A finales de los años 40, Alan Turing, que fue un matemático inglés muy importante que descifró la máquina Enigma, hizo el test de Turing para diferenciar si se estaba hablando con una persona o una máquina. Del test de Turing se pasó, a finales de los años 80 o principios de los 90, por la máquina. Estamos yéndonos progresivamente ya no a máquinas de algoritmos de entrenamiento profundo o la inteligencia artificial generativa.

Quédense con la parte de arriba, lo que se llama la Agentyc. No he encontrado otra palabra mejor que Agentyc, no sé si existe. Tengo que mirarlo, pero quédense con esa parte porque es importante. Vamos traspasando etapas y es una carrera para ver quién domina este mundo. Es una carrera entre Estados Unidos y China. De momento, el rendimiento de Deep Seek hoy en día es superior al de OpenAI. ¿Por qué? Porque como les prohibieron tener acceso a los chips de última generación, tuvieron que inventar una nueva forma de computar de forma más distribuida y la hicieron más eficiente. 

"Vamos traspasando etapas y es una carrera para ver quién domina este mundo. Es una carrera entre Estados Unidos y China"

Esta carrera está empezando, pero es una carrera. Hoy en día pueden ustedes tener acceso a todo este tipo de plataformas que les puede hacer componer desde una ranchera con la voz que ustedes quieran, hasta crear animaciones, diseñar medicinas o, como decía justo en la charla antes de entrar aquí, se puede programar simplemente hablándole a la máquina. Estas plataformas de inteligencia artificial empiezan a tener usos tremendamente prácticos. Aquí tienen un estudio que ha hecho Google DeepMind sobre qué es capaz de hacer un robot hoy en día, desde colgar una camisa si la camisa está desordenada, ordenada, atar cordones, inserción de engranajes o apilado aleatorio de cocina. Empiezan a tener los robots la destreza de los niños, pero de niños de entre 10 y 15 años.

La inteligencia artificial ya no solamente hace cosas, sino que además aprende y aprende muy rápido. Este es un robot y este es otro robot. Son dos máquinas de inteligencia artificial actuando. Este es el discriminador y este es el que está aprendiendo. Se van enseñando uno a otro hasta que consiguen la perfección. No necesitan programarse, aprenden solos.

El problema es que estamos llegando a un momento en el que la máquina ya no sólo nos habla y nos simula inteligencia, sino que decide. Ese es el momento en el que tenemos que pararnos a pensar. Yo creo que ha llegado ese momento. ¿Qué pasa si no nos obedece?

Este es un artículo de El País de julio de este año, que básicamente lo que dicen es que hay una empresa de inteligencia artificial que se llama Anthropic, que tiene un modelo que se llama Clot y es uno de los más potentes que hay en el mundo. Compite con ChatGPT. El experimento consistió en que el director del programa de Clod le dijo a Clod que lo iban a desactivar porque habían generado una plataforma que era más potente que Clod y, por lo tanto, que progresivamente lo desactivarían. La reacción de Clod fue decirle al director del programa que si hacía eso le enviaría a su mujer las pruebas de su infidelidad, de los emails donde probaba que era infiel. Y no es que quiera hacerle daño al programador, es que la misión que se le dio a Clod es ser el mejor instrumento de inteligencia artificial. Por lo tanto Clod empieza a tomar decisiones para defenderse y esto nos lleva a desafíos sociales a los que no nos hemos enfrentado nunca como seres humanos.

Por ejemplo, nosotros damos por descontado la democracia. Aquí se habla de libertad. Estamos en porcentajes históricamente bajos de población mundial que se rige por un régimen democrático pleno, incluso los que consideramos un régimen democrático pleno. Empezamos a tener desafíos y, por lo tanto, no debemos pensar que el desarrollo tecnológico o el desarrollo económico nos va a llevar a una democracia. Es un momento distinto.

Aquí tienen ustedes algo que saqué ayer, en este caso de La Vanguardia. Es una encuesta que se le hace a los jóvenes de la Unión Europea menores de 30 años para preguntarles si prefieren una democracia plena o un líder fuerte. El 56% cree en una democracia plena, pero el 44% restante no.

La cadena de generación de valor y de comprobación de verdad se ha roto. Esta cadena va desde que se produce la información hasta que se coordina una acción, pasando por la distribución, la adquisición, la evaluación y la toma de decisiones. Esta cadena se ha roto con las redes sociales. Pasamos directamente de un punto al otro porque la gente joven ya no se informa como nos informábamos nosotros; se informa, sobre todo, por las redes sociales.

Y si les preguntan ustedes en la encuesta a la gente de menos de 30 años en España, ¿a quién le dan más credibilidad? Primero es el mundo académico, segundo son los influencers y muy abajo están los medios de comunicación. Y ese es un problema. Tenemos un problema a la hora de defender la verdad. Esto es lo que se llama una red neuronal. En las redes sociales se puede comprar toda la información sobre un tema, ordenarla sobre varias redes sociales y el tamaño de los nodos. El número de seguidores que tienes y con quien está conectado, es con quien te relacionas.

En este caso, por ejemplo, es el tema sobre vacunas entre el 1 de julio de 2023 y el 1 de septiembre de 2023 con 1,3 millones de personas hablando y 11,7 millones de interacciones. A través de algoritmos podemos colorear las comunidades. El 40% de las conversaciones son teorías de la conspiración contra la vacuna. El 30% son hablando de los efectos negativos secundarios de la vacuna. El 3% es pseudociencia. Solo el 21% es gente que defiende la bondad científica de las vacunas. Cuando dividimos esto entre comunidades, verán que la comunidad antivacuna es muy superior a la comunidad vacuna. El problema es que el 57% de los usuarios, que era de 83% de la actividad, no son humanos, son bots contratados para viralizar cierta información y por eso la polarización es un problema.

Este es el índice que he encontrado de polarización en Estados Unidos en los últimos 30 años. A través de la desinformación estamos polarizando a la sociedad y el problema que tiene esto es que cae en un momento en el que tenemos una desigualdad muy grande. El resultado es polarización, desconfianza en las instituciones y desconfianza en la democracia.

Esta es la distribución de la riqueza en Estados Unidos. La línea azul es el 1% de la población que concentra una gran cantidad de riqueza y ha crecido muy rápido. El resultado de eso es tensión social. Muchas de las cosas que vemos no se explican si no somos conscientes de que hay un caldo de cultivo. El principal de ellos, es la desigualdad.

Aquí les dejo algunos libros si tienen interés en explorar alguna de estas cosas. Si tuvieran que escoger sólo uno, les recomendaría La muerte de la verdad, que es de una escritora americana que se llama Michiko Kakutani, que es una periodista del New York Times. La muerte de la verdad es un grabado de Goya. Goya ya habló de la desinformación hace años.

La inteligencia artificial, además, va a impactar en el empleo. Va a aumentar el desempleo en los empleos quizás más tradicionales. Aquí se habla de cuánto empleo junior podría parar. Es la primera vez que en 40 años que el paro junior supera al paro general. Está afectando a los jóvenes y eso es algo que no podemos tolerar. Se está rompiendo el ascensor social en nuestras sociedades y eso es algo inaceptable. Se va a generar mucho empleo nuevo. Aquí se habla de unos 170 millones de empleos nuevos en los próximos años, según el World Economic Forum. El problema es esa transición de pasar de los empleos tradicionales a los empleos nuevos. Esa transición sólo se soluciona con solidaridad y con educación. Es el momento, por lo tanto, de invertir en ello. Las ofertas de empleo relacionadas con la inteligencia artificial en España se van a multiplicar por cinco veces. Pero también es verdad que en todos los sectores va a afectar, en todos los sectores va a haber una necesidad de recapacitación masiva.

Telefónica tiene el mayor programa de recapacitación de Europa porque utilizamos el cambio tecnológico de pasar del cobre a la fibra para transmitir un mapa del empleo hace ya años y que la gente pudiera gestionar su transición hacia nuevos empleos. Esto ya ha ocurrido antes.

Lo que tienen en la izquierda son los luditas destrozando telares en 1800. Lo que tienen en el centro es una manifestación de profesores de matemáticas contra el uso de la calculadora y ahora lo que tenemos es gente manifestándose contra la inteligencia artificial, pero nunca a esta escala. La programación va a tener más productividad. La consultoría también, pero está generando también paro en sectores que parecían de vanguardia. Va a aumentar la productividad de forma brutal, pero sólo aquellas empresas que se adapten serán capaces de tomar ventaja.

Ahora les voy a hablar de otro efecto social, que es el efecto de las redes sociales sobre los jóvenes. Este libro lo recomiendo mucho a todos aquellos que tengan hijos entre 8 y 20 años. Es un experimento, es un análisis sociológico hecho por Jonathan Haidt, que básicamente lo que hace es mirar desde 2010, que es cuando se empiezan a masificar las redes sociales hasta ahora, cuánto han aumentado los casos de depresión en adolescentes. La línea azul oscura son las chicas y la otra línea son los chicos. Las redes sociales te generan aislamiento social, te privan del sueño, te fragmenta la atención y además son adictivas porque tienes sensación de que te estás perdiendo algo, porque el algoritmo está diseñado para que tú pases ahí más tiempo, para que te pueda conocer mejor y venderte mejor ciertas cosas. Y lo que ocurre es que cuanto más tiempo estamos en redes sociales, menos tiempo estamos con personas de verdad, tenemos menos amigos reales, tenemos muchos más amigos en redes sociales, pero mucho menos amigos reales con los que realmente hablar.

Esto lo que significa es, como les decía, la depresión en chicas y chicos. Está aumentando, pero es especialmente peligrosa en chicas. ¿Por qué? Porque las redes sociales, en su afán de perfilarnos y que pasemos más tiempo ahí, han generado, por ejemplo, los filtros y hacen aspirar a ideales de belleza que no existen. No existe la belleza que refleja un filtro. Es una belleza artificial y lo que ocurre es que la autoestima está cayendo. ¿No nos hace más felices tener muchos más amigos? Lo aconsejo vivamente.

Ahora les voy a hablar como soy economista. Creo que esto tiene una explicación económica. ¿Qué es la economía de los datos? Hoy en día hay casi 30.000 millones de personas conectadas a Internet. Esto sigue creciendo cada vez más y cada persona generamos unos 84 gigas al día. Un solo coche conectado va a generar entre 5.000 y 20.000 gigas al día. Por lo tanto, esta explosión de datos va a seguir y va a tener que ver con nosotros. El coche reflejará nuestro comportamiento. Si sumamos el tiempo que pasa toda la humanidad cada día en redes sociales, eso es el equivalente a un millón de años. Un millón de años es lo que pasamos en pasar del homo erectus a homo sapiens.

Pasamos mucho tiempo en redes sociales, pasamos mucho tiempo en el mundo digital. Dejamos mucha parte de nuestra vida en el mundo digital y ese mundo que creemos que es gratuito y que creemos que no tiene valor resulta que los datos que nosotros dejamos en ese mundo tienen un mercado secundario.

Meta comparte el 68% de los datos que se dejan ahí, pero LinkedIn comparte el 37%. Hay un mercado secundario de nuestros datos y nosotros no sabemos lo que valen nuestros datos. Jamás toleraríamos que los carteros leyeran nuestras cartas, pero sin embargo toleramos que se lean nuestros emails. Y no es porque haya alguien leyendo cada uno de los emails, es porque hay una máquina entrenándose con el contenido de nuestros emails.

La televisión inteligente que tienen ustedes en su casa en los primeros 15 minutos de funcionamiento, se conecta con 700 direcciones IP para transmitir información de su hogar que percibe en función de quién está oyendo o quién está viendo la televisión.

Esto ocurre porque no sabemos lo que valen nuestros datos y no hay muchos estudios al respecto. El único estudio serio que he encontrado refleja que los datos de una unidad familiar en Estados Unidos de cuatro miembros valen entre 20.000 y 46.000 dólares al año. Si eso fuera cierto, que debería haber muchos más estudios para ver si esto es cierto, esto significa que si en España somos 48 millones de habitantes y hay unos 10 millones de unidades familiares de cuatro miembros, hay entre 200.000 y 460.000 millones de euros de dólares de PIB español que no está en las cuentas.

En economía lo que se llama un mercado ausente. La demanda sabe que existe, pero no tiene ningún interés en saber que la oferta sepa que ese mercado existe. Y esto va a necesitar muchos más datos para entrenar estos modelos de inteligencia artificial. Por lo tanto, estas plataformas se nutren de todos estos datos y lo que hacen es que utilizan estas redes que les hablaba antes de última generación para entrenar esos modelos.

Seis compañías, en este caso siete compañías, consumen la mitad de la capacidad de las redes de telecomunicaciones del mundo y no pagan nada por ello. Les hemos dado un sistema de distribución gratuito.

Pero es que además una consulta de ChatGPT, siendo una consulta cuatro o cinco preguntas, se bebe medio litro de agua y consume la misma electricidad que una bombilla alumbrando durante dos horas. Es un uso irresponsable de recursos compartidos. Google y Microsoft consumen más energía que Portugal. La inteligencia artificial devora energía.

¿De cuánta inteligencia artificial va a requerir los data centers para aumentar esto? Les puedo decir que la misma energía que consume Japón en un año. Sólo los data centers van a consumir la misma energía que un país grande. Este es el agua que se va a beber, que es la misma agua que se bebe Suecia en un año. Estamos construyendo máquinas que hacen un uso irresponsable de recursos compartidos. Y desde el punto de vista económico, yo creo que lo que ha hecho esta revolución, como hizo la Revolución Industrial con el factor de producción trabajo, ha creado un nuevo factor de producción, que son los datos. Lo que pasa es que nadie tiene interés o no hay mucho interés en que se sepa que este es un factor de producción y por lo tanto tiene que ser reflejado en las cuentas nacionales. Mi tesis es que estamos en vasallaje digital. Nos pasamos la vida mirando datos para que otros los vendan y ganen dinero con ello y por lo tanto aquí no es una economía justa, es una economía que hay que compensar.

¿Cómo está Europa en todo esto? Pues Europa no está bien. El problema que tiene Europa es que se le paró el reloj el siglo pasado. Cree todavía que vive, pero no hay ninguna compañía europea entre las más grandes del mundo. ¿Por qué es esto? ¿Es que Europa, de repente, se ha vuelto perezosa? No hay ninguna compañía europea entre las 74 tecnologías más críticas. Miren el poder de China. Decimos que en Asia se copia, no se inventa. Eso ya no es así. En 2024, el número de papers académicos de investigación ha dado un giro. Están investigando y están investigando de forma muy avanzada.

Estas son las compañías más grandes del mundo en 2010. Como ven, hay dos tecnológicas Apple y Microsoft. La más grande del mundo era Exxon. Valía 364.000 millones de dólares. Estas son las compañías más grandes del mundo anteayer. Son todas tecnológicas. La más grande del mundo vale 12 veces más de lo que valía la más grande del mundo hace tan sólo 15 años. Por tanto, se han convertido en la segunda economía del mundo.

Estos son los PIB de los principales países y esa es la suma. Tiene truco porque unos PIB y otros suma de capitalización bursátil no refleja lo mismo, pero el tamaño que tienen es tamaño de países grandes. Nvidia es 2,6 veces el PIB de España. Cuando hablamos de actores geopolíticos, Europa no puede no estar aquí. Europa tiene todo: cultura, historia, mundo académico, talento… ¿Por qué no está aquí? Pues porque, como les decía, se le paró el reloj el siglo pasado. Por tanto, necesitamos una política industrial, una regulación que trate a todo el mundo igual. Necesitamos consolidación. Mismo servicio, mismas reglas, un uso responsable y plataformas abiertas.

Afortunadamente, tanto el informe Draghi como el informe Letta van en esta dirección y, por lo tanto, ahora por lo menos hay una hoja de ruta. La presidenta Von der Leyen, en esta comisión que se inauguró el año pasado, ha dado una carta a cada comisario que refleja el mandato que sale del informe. Si Europa no reacciona será irrelevante en este mundo del que estamos hablando. Europa necesita nuevas reglas. Personalmente, creo que es un momento de soberanía y sobre todo creo que es un momento de soberanía de datos. Luego les explicaré por qué. Y por lo tanto tenemos que saber que Europa tiene algo que decir aquí. No es solamente tecnología, es cómo queremos que esto pase. Estamos dejando que la tecnología campe a sus anchas. Europa siempre ha sido cuna de valores. Europa siempre ha enmarcado revoluciones tecnológicas en un marco de valores, en un contrato social. Y ahora estamos asistiendo con estupor a algo que nos desborda y no estamos reaccionando de cómo queremos.

¿Cuál es el modelo de sociedad que nos gustaría tener en este mundo que está aquí? Cuando no tienes un libro al que aferrarte, cuando no tienes una guía, al final son los valores los que te tienen que guiar, porque si no, lo que vamos a dejar es que sea la tecnología la que dé sentido a nuestras vidas, cuando debería ser al revés. Es nuestra vida la que debería dar sentido a la tecnología y, por lo tanto, mi tesis es que necesitamos un nuevo contrato social.

El contrato social, que nació de la II Guerra Mundial, ha sido desbordado por todas las partes y nos tenemos que sentar a redactar uno nuevo. Aquí les he puesto los principios básicos, porque ustedes pueden pensar que esto no está pasando. Hay una corriente de pensamiento en filosofía que se llama el dataísmo, que básicamente lo que dice es que el universo es un flujo de datos y que las personas somos organismos bioquímicos de generación de datos y que, por lo tanto, deberíamos construir un sistema único de procesar esos datos, personas y máquinas para que nos llevara a generación de decisiones óptimas. Es decir, es la máquina la que con toda la información que le proporcionemos, personas y máquinas, va a generar mejores decisiones porque no tiene sesgos o no debería tener sesgos. Las experiencias humanas sólo tienen valor si se conectan a un flujo global de datos y los algoritmos tienen mayor autoridad que la intuición humana para tomar decisiones.

Esa es una corriente que existe y que defienden gente que ustedes conocen porque ven en la televisión. Esto se llama el dataísmo. ¿Somos de verdad los seres humanos una comunidad de algoritmos? Eso es.Frente a eso hay una corriente que es el humanismo, que es precisamente defender lo contrario. No lo contrario, sino defender que hay otro sentido a la vida de las personas ¿Y qué defiende eso cuando los contraponemos uno al otro? Pues que el valor humano es intrínseco. No hay nada más valioso que el valor de las personas o que las personas son capaces de generar, que las experiencias son sagradas porque nos hacen evolucionar como personas, que los humanos son el propósito final y no un algoritmo que tome decisiones óptimas. Nos equivocaremos o no nos equivocaremos, pero es nuestra prerrogativa y libertad de expresión está por encima de que yo tenga que dar todos mis datos a cualquiera. Es decir, la privacidad es un derecho.

Y estas son las preguntas que yo creo que tendremos que afrontar en un nuevo contrato social. ¿Cómo queremos construir el futuro? ¿Cómo definimos la dignidad humana? Para mí el dato es parte inalienable de la dignidad humana. ¿Cómo defendemos la verdad, que es la piedra angular de nuestro contrato social y de la democracia? ¿Cómo logramos que Europa recupere el terreno y cómo recuperamos un equilibrio geopolítico? Porque lo que estamos es en un momento de desorden. Tenemos que ser conscientes de ello y no es fácil en un desorden tan grande, con tantas raíces, generar la energía necesaria para afrontarlo. Y esto decirlo es importante.

Es esta cita he puesto que es de George Orwell. He intentado documentar si de verdad es de George Orwell. No está recogida en ningún escrito de George Orwell, pero si no lo es, merecería ser de George Orwell. En tiempos donde el engaño universal decir la verdad es algo revolucionario. Y es momento de decir estas verdades. Necesitamos entropía.

Estas son las Cataratas de Iguazú. Generan una energía brutal, pero al final se encauza en un cauce. Tienen un sentido y yo creo que este es el momento de que generemos esa entropía. Y la pregunta es ¿quiénes serán los nuevos dioses del Olimpo? ¿Quiénes vamos a dejar que sean los nuevos dioses del Olimpo? Desde mi punto de vista, no podemos dejar que el dato sea más importante que la persona y no podemos dejar que compañías que son más grandes que países tengan una autoridad supranacional que desborde el contrato social. Y eso es todo. Muchísimas gracias.

***José María Álvarez-Pallete es economista y expresidente de Telefónica.