Así se mueve Madrid

Así se mueve Madrid

Un día con los trabajadores esenciales que garantizan la movilidad en plena pandemia
PARTE 1: AUTOBÚS
SILVIA P. CABEZA · CARMEN SUÁREZ · MARIO VIDAL
La declaración del Estado de Alarma, y su puesta en marcha el 14 de marzo, ha supuesto un cambio radical en la forma de vida de los españoles. Desde entonces se han aplicado medidas restrictivas a toda la población para evitar la propagación del virus como el distanciamiento social o la limitación de circulación salvo en casos excepcionales y justificados. Este último escenario es el caso de los trabajadores que, sin poder teletrabajar, tienen que seguir desplazándose a sus puestos de trabajo.
EDSON
Edson, de 40 años, sigue cogiendo la ruta de autobús que le lleva a su puesto de trabajo como albañil. Dice no tener miedo por utilizar el transporte cada día, ya que no ha dejado de trabajar ningún día. "He comprado mi propia mascarilla para trabajar y para ir desde mi casa al trabajo. Tengo más de una hora de trayecto entre metro y autobús, pero no me da miedo".
JOSÉ CARLOS
José Carlos, 42 años, es autónomo. Trabaja en la construcción para un particular. Reconoce tener "más miedo que antes". Él también emplea más de una hora para llegar a su lugar de trabajo: "Hace un par de días que he vuelto a trabajar y estoy muy contento. Tengo miedo pero lo más importante es poder seguir pagando las facturas".
Son los dos únicos pasajeros del trayecto de autobús que une el noroeste de Madrid y la estación de Moncloa un viernes por la tarde. Al llegar al intercambiador la situación no es muy distinta a la de la ruta. Pasillos completamente vacíos, únicamente alterados por los pocos viajeros que deambulan por la estación buscando su dársena.
MONCLOA
Los conductores de los autobuses siguen unas pautas de seguridad estrictas y específicas para evitar el contacto con los pasajeros. Las dos primeras filas de asientos están precintadas por motivos de seguridad. Los usuarios ya no pueden subir por la puerta delantera sino que sólo se puede acceder por la trasera para tener el menor contacto con el conductor.
ÁNGEL
Ángel, 36 años, es conductor de autobuses desde hace dos años. En su ruta, en hora punta, solía llevar el vehículo lleno y ahora suelen subir unas 7 u 8 personas. En otras ocasiones no transporta a ningún pasajero. Son los propios conductores los que llevan el recuento de los pasajeros ya que el sistema de abono transporte está también bloqueado. "Cuando llegamos al cupo de las 16 personas por autobús avisamos al jefe para que sepa que no hemos podido recoger a más gente e inmediatamente sale otro autobús para darles servicio. Antes eso no se hacía, la gente esperaba al siguiente autobús". 
TATIANA
Tatiana, de 47 años, dice que desde que comenzó el estado de alarma es un caos coger el autobús que le lleva a su trabajo. "A veces tengo que estar una hora antes en la estación o llego una hora más tarde porque las frecuencias son nuevas". Tatiana trabaja en el turno de noche de una residencia de ancianos en Torrelodones. Dice estar agotada por la situación que les ha tocado vivir. "La parte psicológica es la más difícil. Muchas compañeras han pedido la baja por ansiedad o al dar positivo en la prueba del coronavirus y hemos tenido que doblar turnos". 
PABLO
Pablo, de 48 años, es el único pasajero de la estación que espera su autobús con una maleta. Su caso también es justificado y no viene de un viaje de placer. Trabaja en la instalación de sistemas de seguridad en los parques eólicos. "Vengo de un trabajo en Zaragoza y ahora tengo que coger el autobús que me lleva a mi casa". Aún tiene una hora y media de trayecto hasta casa pero dice no tener miedo porque al no haber nadie en la estación, la ve más segura. "Sólo he dejado de trabajar una semana y siempre hemos usado mascarillas. Al principio fue difícil encontrarlas pero tuvimos suerte porque siempre las hemos conseguido". 
CONTROL
De vuelta en la misma ruta, a la salida de Moncloa por la A-6, la Policía Municipal ha instalado un control de vehículos para comprobar el motivo de los desplazamientos de los que salen de la ciudad. Hacen parar a cada conductor y también se suben a los autobuses para preguntar a cada pasajero el motivo de su desplazamiento. "Más gente de la que nos gustaría sigue saltándose las normas y hace desplazamientos injustificados", admite la policía municipal que se sube a nuestro autobús para comprobar nuestra identificación.
EN DATOS
DIEGO
Diego, de 25 años, es el único pasajero que se sube en todo el trayecto de vuelta. Va a trabajar en un restaurante en Villanueva del Pardillo. "Está siendo muy complicado trabajar porque la gente sigue pidiendo los mismos servicios y a nosotros nos faltan muchas materias primas. Aunque hacemos reparto a domicilio, han bajado mucho las ventas. Estamos tres en la cocina y nos dividimos los días para trabajar por turnos". El restaurante es el que le facilita mascarillas y guantes tanto para trabajar como para desplazarse. "En el trabajo tampoco tenemos unas pautas específicas, pero yo al llegar me lavo las manos, me desinfecto y después me echo un spray por todo el cuerpo y lo dejo actuar unos cinco minutos antes de ponerme el uniforme de trabajo".
MARIANO
Mariano, de 48 años, también es conductor de uno de los autobuses interurbanos. Lleva 25 años de servicio. "Estoy bastante cómodo trabajando porque me siento más seguro dentro del autobús que fuera. No tenemos contacto con los pasajeros y podemos llevar las mascarillas y guantes para tener aún mayor protección". Todos los días sigue una rutina al llegar a casa: "Llego, me quito el uniforme de trabajo en un barreño y lo pongo a lavar en agua caliente". Dice haber llevado unos 5 ó 6 pasajeros como mucho desde que todo esto empezó y que su día de mayor ocupación fueron 11 pasajeros.
LIMPIEZA DE AUTOBÚS
JAIME
Desde que comenzara el estado de alarma, la empresa de autobuses Julián de Castro ha seguido estrictamente las normas de seguridad y desinfección que les han proporcionado. Los conductores, por turnos voluntarios, también desinfectan cada día todos los vehículos. Jaime Durán está al frente de la desinfección de los vehículos. A su cargo están otras tres personas más que limpian y desinfectan por completo cada autobús. Con una media de 15 minutos por autobús son capaces de limpiar unos 25 o 27 autobuses por turno. Las medidas de seguridad son estrictas y específicas. "Cuando llegan los chavales, ya tienen su mono de trabajo limpio. Lavamos cada noche aquí los uniformes y los dejamos secar toda la noche. Nos ponemos la mascarilla, unos guantes de látex y empezamos a trabajar".
EQUIPO LIMPIEZA
"Hay dos personas que vienen con el producto en spray con una bayeta, y comienzan a limpiar las zonas que son más susceptibles de que sean tocadas por los pasajeros, como las barras, los timbres, las manillas o los cabeceros. Otra persona se encarga de los cristales y la zona del conductor como los mandos o el salpicadero, y otro friega. En cada autobús se cambia el agua y se le echa lejía. El primero que acabe con su tarea coge la mochila fumigadora para fumigar completamente el autobús y cerrarlo hasta el día siguiente".