Erin Jackson ha hecho historia en los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022. La atleta de los Estados Unidos, ganadora del oro en la prueba de los 500 metros de patinaje de velocidad, se ha convertido en la primera mujer de raza negra que gana una prueba dentro de este tipo de eventos deportivos. Un hecho tan relevante como llamativo. 

Ella ha sido la primera fémina en hacerlo en categoría individual, pero si el espectro se abre también a los hombres, solo 12 personas habían conseguido colgarse una presea olímpica desde la primera edición allá por 1924 en Chamonix. Estos datos tan alarmantes han dado que pensar a muchos que ahora se dan cuenta de que las personas negras parten en este tipo de citas con una desventaja histórica. 

Saber dónde está, o están, los problemas, parece clave para poder resolver una situación que es sangrante. Y los motivos principales son varios, ya que los expertos apuntan hacia cuestiones de pura lógica geográfica como también a razones que tienen que ver más con la economía o el estatus social de los deportistas. 

Lo cierto es que existe una especie de ausencia de diversidad racial ya que hay muy pocas personas negras que puedan dedicarse plenamente a los deportes de invierno con la capacidad real de llegar a un tipo de evento como son unos Juegos. Ahora, diferentes asociaciones, instituciones e incluso delegaciones del Comité Olímpico Internacional debaten si se pueden aplicar soluciones rápidas al caso. 

Thomas Bach durante su discurso en la ceremonia inaugural Reuters

Las dificultades geográficas

Los menos alarmistas aseguran que el principal motivo por el cual no hay esa diversidad racial es principalmente por criterios geográficos. Es decir, hay pocos países que por su pura localización y su orografía no tienen nieve, hielo y carecen del frío necesario para que los deportes de invierno no solo tengan protagonismo o arraigo cultural, si no para que simplemente puedan disputarse. 

Por ello, los países de zonas como África, con un clima muy especial, no pueden competir con grandes potencias como Rusia, Estados Unidos, Canadá o China porque sus condiciones climatológicas son muy diferentes. Además, esto no es un hecho puntual, sino que es una trascendencia histórica que imposibilita que haya una tradición cultural de este tipo de disciplinas. 

Sin embargo, generan un cierto alarmismo países como Marruecos o Tanzania en los que la nieve no es algo raro, sino que está muy presente en sus zonas montañosas. Sin embargo, estos países tampoco consiguen afianzarse o ser estados que puedan ser considerados como pequeñas potencias en proyección. Otro país que podría vivir una situación parecida es Sudáfrica. Ellos demuestran que no solo es cuestión de la geografía, sino que influyen otros factores que también van más allá de lo cultural. 

En los Juegos Olímpicos de PyeongChang 2018 participaron hasta 8 países africanos. Sin embargo, en Pekín 2022 han sido solo cinco estados: Eritrea, Ghana, Madagascar, Marruecos y Nigeria. Todos ellos han representado a solo seis atletas en las pruebas de esquí alpino y esquí de fondo. 

África es la zona donde mayor impacto tienen estos datos, pero se produce una situación similar también en el Caribe. En Pekín 2022 solo ha habido cinco estados de esta área: Jamaica, Puerto Rico, Haití, Trinidad y Tobago y las Islas Vírgenes. El COI sabe que tiene un problema, pero de momento prefiere mantener silencio e intentar ofrecer soluciones en la cita de 2026 en Milán y Cortina d'Ampezzo

jamaica-bobsleigh

El problema de la pobreza

Después del motivo de lo climatológico y lo geográfico se sitúa otro hándicap que va estrechamente ligado, pero que ayuda a entender un poco más el problema. Estos países, además de tener dificultades por la falta de frío y de altitud, también son en su mayoría pobres. 

Es de sobra conocido lo caro que resulta siempre ir a unos Juegos Olímpicos de Invierno o practicar este tipo de deportes. Las instalaciones o los equipos solo están al alcance de los bolsillos más poderosos y estos países eso precisamente no abunda. Sin embargo, esta situación no solo se produce en los estados africanos. 

Esto explica directamente por qué en países como Estados Unidos, donde hay una gran parte de la población negra, y donde también hay frío y altitud, tampoco salen grandes deportistas y medallistas como ha sido el caso de Erin Jackson. En este caso se apunta a una posible diferencia en el nivel y en estatus de vida de la mayoría de personas de raza blanca respecto a los negros. Es decir, cuentan con las condiciones climatológicas, pero no suelen tener recursos económicos para costearse los gastos que supone y por lo tanto no tienen tampoco ese arraigo cultural. 

La ONU, preocupada por este tema de falta de diversidad racial, ha afirmado que estos hándicaps suponen una barrera la hora de comenzar a practicar estas modalidades. Si una familia carece de recursos para, por ejemplo, esquiar, nunca empezará a hacerlo y sus descendientes tampoco lo harán ni viajarán a zonas donde se hagan o frecuentarán espacios donde se practique. Y así sucesivamente. 

Esto además provoca que los más pequeños tampoco tengan grandes referentes como pueden tenerlos en deportes como el baloncesto o el atletismo. Entonces, nunca querrán ser como ellos y no hay manera de construir una cadena que pase de generación en generación. 

Erin Jackson romper a llorar tras ganar su oro olímpico en Pekín 2022 EFE

Crisis con las soluciones

En muchos deportes se ha intentado poner fin a este problema adoptando una serie de medidas que han sido muy polémicas. Es el caso de las cuotas de participación y que chocan directamente con aquellos que se quejan de la falta de existencia de criterios deportivos. 

Hay disciplinas en las que se reserva un número determinado de plazas para personas procedentes de estas zonas y que no se eliminan a pesar de otros de países externos obtengan mejores marcas o registros. Para aquellos que se quedan fuera es una injusticia y para los que se benefician de ello, una manera de poder fomentar estos deportes. Al final, el objetivo es obtener una representación más equilibrada entre los cinco continentes. Lo ideal es mantener el equilibrio entre cuotas y méritos deportivos. 

Desde fuera se está intentando impulsar la inclusión de personas negras en los deportes de invierno mediante iniciativas como Mount Noire, en Gran Bretaña. Fue creada por cinco mujeres negras bajo el lema 'ponerle color a la montaña' y proporciona experiencias de esquí y snowboard para todos los niveles con el objetivo de animar a la comunidad negra y a las minorías étnicas a probar estos deportes.  

Algo similar sucede en Estados Unidos con la Hermandad Nacional de Esquiadores, una organización sin ánimo de lucro, activa desde 1975, que da soporte a los esquiadores afroamericanos y que no ha parado de crecer desde su fundación. Así es como poco a poco se intenta poner remedio a este conflicto que ha generado un gran debate. 

[Más información: Erin Jackson y la victoria del 'Black Power': cómo ganar un oro sin estar clasificada para los JJOO]

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