"Ready, set, go". Esas eran las tres palabras con las que comenzaba el camino hacia un sueño para una mujer de 39 años que salió de un pequeño pueblo de Pontevedra con el objetivo de pelearse con las mejores del mundo. Esta vez no le pasó como en Londres 2012, cuando ese primer ready no llegó nítidamente a sus oídos y tardó en reaccionar unas décimas de segundo que pudieron costarle una medalla olímpica. 

De aquella mala experiencia han pasado 9 años y desde de la primera vez que se subió a una piragua con la convicción de saber que había encontrado su sitio en el mundo, 30. Pero entonces, ahora y siempre, Teresa Portela siempre ha afrontado la vida con la misma determinación, con el mismo deseo y con la misma ambición de seguir mejorando y de seguir disfrutando de su pasión.

A pesar de haber superado las dos décadas en la élite, este talento del deporte español forjado en Cangas de Morrazo y en el núcleo urbano de Aldán sigue peleando por cada décima al igual que pelea cada día por su hija, por sus estudios y por su sueño. A ratos talento, a ratos sueños y siempre trabajo, Teresa Portela ha cerrado un importante capítulo en su vida y en su trayectoria deportiva. Ya tiene su ansiada medalla olímpica, esa que ha perseguido durante toda una vida y que ha encontrado en el Sea Forest Waterway de la bahía de Tokio en los Juegos Olímpicos más complicados de la historia. 

Portela

De Aldán a Tokio

Teresa Portela (1982, Cangas de Morrazo, Galicia) ha escrito la historia del piragüismo en España día a día desde los últimos 20 años. Sin embargo, todo comenzó incluso mucho antes, en un recóndito núcleo urbano de la provincia de Pontevedra. Allí nació una niña que se enamoró de las piraguas y que se convirtió en la referencia de un pueblo como esta madrugada lo ha hecho de todo un país. 

Con solo 9 años, Teresa descubrió su lugar, su vocación, su pasión. Ella había encontrado el hueco en el que se sentía plena y realizada. Su rincón en el mundo, ese que estaba siempre al lado de una piragua, deslizando por encima de una marea relajada en aguas tranquilas. Desde el año 1992 Teresa se convirtió en un gran talento de un deporte que no goza en España de la popularidad de otros, lo que que no le ha impedido convertirse en una líder y en una referente. 

Fue en el Club Mar Ría de Aldán donde dio sus primeros pasos y donde dejó las primeras paladas de una larga carrera que ya desde sus inicios apuntaba muy alto. Desde bien pequeña, su técnica y su facilidad para adquirir conocimientos asombraban a sus primeros entrenadores. Araceli Menduiña, maestra y mentora de la ya medallista olímpica, aseguraba que era capaz de conseguir lo máximo con el mínimo esfuerzo dentro del agua, lo que le ayudaba a marcar la diferencia. Una técnica insuperable que le permitía aprovechar todos sus impulsos y seguir reservando fuerzas. 

Gracias a ese talento innato y a su capacidad de trabajo constante, Teresa Portela ha conseguido marcar la diferencian en cualquier parte del mundo. Así lo demuestran las 32 medallas entre europeos y mundiales que adornan su palmarés. Sin embargo, todas ellas tenían un sentido incompleto al no estar abrazadas por su hermana mayor, la presea olímpica, esa que ha llegado ahora en Tokio, pero que comenzó a forjarse hace más de 30 años en Aldán, de donde salió esta ejemplar deportista. 

portela

Pero Teresa no solo ha conseguido ser en una de las mejores de la historia de este deporte, sino que ha conseguido convertirse, de una forma involuntaria, en una líder para sus paisanos que ya sueñan con llegar hasta unos Juegos Olímpicos como lo ha hecho 'Teri'. No será fácil ver a otro gran campeón salir de Aldán, pero al menos, gracias a su ejemplo, el piragüismo se mantiene vivo en su región. 

La clave del éxito

Que Teresa siempre haya calado tan hondo entre su gente no es fruto de la casualidad ni tampoco solo de sus grandes éxitos. Es también porque sus vecinos, quienes admiran su trayectoria, se sienten identificados también con sus valores y con como ha construido su vida y su profesión. La clave de su éxito, además de en sus capacidades, está también en su núcleo más cerrado, los que comparten con ella los buenos y los malos momentos y los que conocen a la perfección cuánto ha costado llegar hasta ese podio de Tokio. 

En primer lugar, se encuentra su marido David Mascato, expiragüista e integrante del equipo nacional como fisio, quien también le acompaña en muchos de sus entrenamientos. David y Teresa comparten pasión, ya que Mascato también fue un afamado piragüista que llegó a formar parte del equipo nacional. Ambos se conocieron en 1996 y pronto empezaron a compartir experiencias y momentos que provocaron que su unión y que su lazo se hiciera más fuerte hasta formar una pareja y después una familia. 

David sabe lo que ha sufrido Teresa para llegar hasta donde está y cómo de duro ha sido reponerse de algunas derrotas como las de Londres 2012, algo que ya ha quedado subsanado. Ahora, en Tokio, David ha podido estar presente para apoyar y arropar a su mujer en una cita tan importante que, después de unos momentos de suspense y de una foto finish, han podido celebrar juntos rompiendo a llorar y fundiéndose en uno. 

Teresa Portela abrazada a su marido David en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 Reuters

Junto a David, muy atento a lo que hiciera Teresa, estaba la persona que mejor conoce a la Portela campeona, la Portela medallista y la Portela que quería llevarse un metal de Tokio al precio que fuera. Se trata de Daniel Braje, su entrenador y quien le acompaña en cada entrenamiento y en cada sesión de gimnasio para seguir forjando a esta ganadora de las aguas tranquilas que rinde como nadie en las carreras al sprint. 

Daniel es la pareja de baile de Teresa en las competiciones y en los momentos más duros de su profesión. Quien conoce sus límites, los cuales muchas veces no aparecen hasta que las lágrimas e incluso los vómitos, porque Portela se lo deja todo en cada entrenamiento y en cada carrera. Con la filosofía de dar el máximo como si cada día fuera el último es como ha conseguido llegar hasta Tokio, 21 años después de su debut olímpico, para seguir dándolo todo hasta la medalla. 

Y para cerrar este círculo mágico de tres piezas está la pequeña Naira, la hija de David y de Teresa que no ha podido estar en Tokio por las fuertes restricciones contra la Covid-19. Uno de los momentos más duros de estas últimas semanas ha sido tener que separarse de su pequeña, la cual se ha quedado en Aldán con sus abuelos para seguir a su madre por la televisión, a la que mandó un mensaje antes de despedirse. No era otro que ganara para cumplir su sueño. Aquellas palabras y tener que estar a miles de kilómetros la una de la otra rompieron sus corazones en unos pedazos que ahora se han unido después de este tremendo éxito de la pontevedresa. 

Ansiedad, Arantxa-María, París

Corría el año 2000 cuando Teresa Portela aterrizó en Sídney con el objetivo de debutar en unos Juegos Olímpicos y cuajar una buena actuación. A sus 18 años, la pontevedresa hacía su primera aparición en una cita olímpica, la cual le sirvió para enamorarse de una competición que ha terminado marcando su vida por completo. De hecho, se podría decir desde entonces que ha forjado toda una vida alrededor de todo el mundo y alrededor de los aros olímpicos. 

Teresa Portela

Tras aquello llegaron 32 presencias en podios continentales y mundiales, siete títulos de campeona de Europa en K-1 200, K-2 200 y K-4 200, y dos títulos de campeona del mundo en K-1 200. Su último gran éxito llegó en el año 2019 con el bronce mundial de Szeged, en Hungría. Sin embargo, al lado de todos estos éxitos, Teresa nunca había podido colgar una medalla olímpica. Tuvo que conformarse con dos quintos puestos en Atenas 2004, con un quinto lugar en Pekín 2008, con ese maldito cuarto puesto de Londres 2012 y con la sexta posición de Río de Janeiro en 2016. 

Después de haber estado presente en cinco Juegos Olímpicos, Teresa decidió hacer un último intento con vistas a Tokio 2020. Se preparó a conciencia durante todo el 2019 para llegar en óptimas condiciones a la cita de Japón. Sin embargo, en marzo de ese fatídico 2020 estalló la pandemia de la Covid-19 y los Juegos se aplazaron.

Esa incertidumbre de no saber qué iba a pasar después de un año y medio preparándose al mejor nivel de su carrera a pesar de tener una edad avanzada, crearon en Teresa una pequeña ansiedad al pensar que tantos meses de sacrificio y esfuerzo no habían servido para nada y que su última oportunidad se le escapaba. Más tarde se conoció la noticia de que los Juegos se aplazarían al verano de 2021 y respiró aliviada. 

Teresa Portela se clasifica para la final del K1 200 Chema Martí

Decidió hacer borrón y cuenta nueva y centrar su planificación en esa cita de Tokio 2021 para atacar las medallas y así lo hizo. Se preparó y llegó más fuerte que nunca para además superar un récord histórico, el que compartía con la tenista Arantxa Sánchez Vicario y con la nadadora María Peláez de haber estado en cinco Juegos Olímpicos.

Ahora, la gallega se ha convertido en la deportista española con más presencias olímpicas. A sus 39 años, muchos pensaba que esta era, ya no su última oportunidad para buscar la medalla, sino la última vez para disfrutar de unos Juegos. Pero nada más lejos de la realidad, Teresa se ve en París en 2024 si su trabajo y su filosofía de ir día a día así se lo muestran. 

Una vida, una medalla

Teresa Portela ha forjado una vida alrededor de una medalla. Ha sido su gran reto y su gran ambición deportiva durante los últimos 20 años. Seguramente, no esperaba haberla conseguido tan tarde, pero con su historia demuestra también el valor de la experiencia y de la perseverancia. No obstante, durante estas dos décadas que han pasado desde Sídney hasta Tokio cargadas de éxitos deportivos, Teresa ha trasladado su filosofía deportiva a su vida. 

Durante todo este tiempo, su mayor victoria ha sido su hija Naira, quien le hizo pasar a ser madre antes que en deportista. Sin embargo, no todos sus esfuerzos han estado en casa, ya que durante este tiempo, Teresa ha tenido la capacidad de compaginar sus entrenamientos, competiciones y deberes con sus estudios, y lo cierto es que no le ha ido mal. Licenciada en Magisterio, en Fisioterapia y Dietética y Nutrición, son sus otros tres títulos que no forman parte del palmarés, pero que dan valor a este portento de la vida que es 'Teri' Portela. 

De la misma patria que otra leyenda olímpica como David Cal y persona muy cercana a otro histórico como Saúl Craviotto, la vida y la historia de Teresa Portela están plagadas de luchas y de victorias que ahora en Tokio han tenido la guinda perfecta, a pesar de que la canguesa todavía piensa en más postres con vistas a la Torre Eiffel

[Más información: Teresa Portela, plata en el K1 200 de Tokio 2020: medalla en piragüismo a los 39 años y tras 6 JJOO]

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