Sugoi Uriarte durante el Gran Premio de Argentina.

Sugoi Uriarte durante el Gran Premio de Argentina. Efe

Juegos Olímpicos

Sugoi Uriarte: "Es mi último cartucho, en Río seré un rival temible"

Ya con 32, una "edad perfecta", el judoca afronta los que seguramente serán sus últimos Juegos, su oportunidad de sacarse la espina de Londres.

11 abril, 2016 01:15

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Tiene 31 años, voz pausada y mente fría. Y unos músculos de acero. Sugoi Uriarte ha nacido para el judo, y lo demuestra día a día en los tatamis de Valencia, donde se entrena buscando la que sería su primera medalla olímpica, la que podría conseguir en Río en la categoría de 66 kg.

Su nombre en japonés significa asombroso, como asombrosa es su trayectoria. Subcampeón del mundo en 2009, campeón de Europa en 2010 y 2011, once veces campeón de España y un quinto puesto con sabor amargo en los Juegos de Londres 2012. Unas horas de tatami que compagina con sus estudios, ingeniero industrial que ahora quiere conseguir el doctorado.

Fue su madre la que inculcó a Sugoi y sus tres hermanos la pasión por la lucha y el espíritu de superación cuando los Uriarte eran muy pequeños. Fue ella también la que, cuando el mayor de la prole tenía 18 años y comenzaba a sumar campeonatos de España de judo, le animó a que se fuera a estudiar a Valencia, donde entrenaba uno de los grupos más potentes de España. Fue a ella a quien Sugoi quería haberle dedicado el combate que resultó más amargo de su carrera, ese que perdió en Londres 2012 y le dejó a las puertas de una medalla olímpica. Y será a ella, fallecida antes de aquellos Juegos, a quien dedique, seguro, su medalla en Río. Porque el vitoriano no tiene otro objetivo en mente.

¿Los Juegos de Río son el lugar para sacarse esa amarga espinita?

Sí, por supuesto. Han pasado ya casi cuatro años y ahora llevo meses preparando estos Juegos. Ni siquiera he sido capaz de volver a ver aquel combate (que perdió, en la lucha por el bronce, por el surcoreano Cho), sólo seré capaz de verlo si me saco esta espina. Estos cuatro años, desde que perdí la medalla, he tenido Río entre ceja y ceja. Intentar sacar medalla como sea. En muchos torneos estos años me ha costado conseguir motivación porque plantearse objetivos a tan largo plazo es muy difícil, pero aquí estoy.

Está ya virtualmente clasificado para los Juegos, ¿no?

Sí, se podría decir que estoy virtualmente clasificado. En mi peso, en categoría masculina, van los 22 mejores del ranking, y actualmente estoy el 11. Tengo bastantes de margen por detrás, por lo tanto los dos últimos torneos no voy a competir para asegurarme la preparación de cara a Río.

Sin embargo, pese a estar virtualmente clasificado, le han quitado la beca del plan ADO…

Para recibir las becas del Plan ADO en judo sólo importa el campeonato del mundo, si no llegas a octavos de final, te quitan la beca. Es la regla, no me parece justa y no la comparto, pero es lo que hay. Todo lo demás, todos tus otros resultados, no importan. Eso sí, si te clasificas para los Juegos, te la vuelven a dar. Nuestra clasificación se cierra en mayo, así que solo me quedaré sin beca unos meses.

Para mí ha sido un palo, porque es muy triste que lleven siete años confiando en mí, que es el tiempo que llevo metido en el programa ADO, y justo ahora, en el momento clave de la clasificación, me quiten. Pero bueno, es la norma. Se respeta y no se piensa mucho más en ello.

¿Y cómo se prepara de cara al combate más importante de su vida, con la tranquilidad de saber que en los últimos meses puede relajarse un poco?

En nuestro deporte el descanso es casi tan importante como el combate y el entrenamiento. Y en ese sentido, estar ya casi clasificado me ha venido muy bien. En marzo me fui a varios torneos en Sudamérica y me la jugué a intentar cerrar la clasificación. Así que ahora he podido meter más carga de entrenamiento y un ciclo largo de descanso también. Entreno siete días por semana, dos horas por la mañana de físico y dos horas por la tarde de judo. En época de competición es algo más duro, porque entrenas lo mismo y además hay que bajar el peso.

Ese es siempre uno de los factores más influyentes en su deporte, la terrible báscula, ¿no?

Sin duda. Yo peso 70 kilos y compito desde los 18 años en 66 kilos, así que antes de cada competición, te quitas los tres últimos kilos de agua. Siempre estás aproximadamente un 5% por encima del peso que necesitas para competir, y tienes que perder esos kilos en dos o tres días. Pero como grasa y masa muscular no interesa perder, nos los quitamos de agua. Y eso es durísimo. Sólo se consigue deshidratándote, pasando mucha, mucha sed. Y bebiendo lo justo para sudar más. Y estar en tu peso doce horas antes del combate.

Los Juegos de Londres los encaró como uno de los claros favoritos a medalla. ¿Y ahora, cuatro años después?

La gente estudiosa de este deporte dice que no estoy tan bien ahora como en Londres, que soy más mayor. Pero yo me veo mejor que nunca. El factor psicológico es muy importante y daré todo lo que dependa de mí.

El judo es un deporte de largo recorrido. Es difícil explotar pronto. En Londres tenía 28 años y es una buena edad. Si tienes una vida saludable y un buen entrenamiento, 32, que son los que tendré este verano, es una edad perfecta. Es verdad que es complicado mantener la motivación, pero éste es mi ultimo cartucho y seré un rival muy temible.

Sugoi uriarte, tras su derrota en los Juegos de Londres 2012.

Sugoi uriarte, tras su derrota en los Juegos de Londres 2012. Efe

¿Y quiénes serán sus rivales más temibles?

Bueno, unos Juegos siempre son difíciles y rivales temibles lo son todos. Pero los mas correosos, sin duda, serán el coreano, un ruso y un japonés. Y hay muchos países, como Mongolia o Ucrania, que tienen excelentes judokas. Pero insisto en que me veo con opciones a medalla. Si no, no lo intentaría. Pero siendo realista, para conseguir una medalla tengo que dar el 120% y que los grandes favoritos fallen.

[Si se cumplen las previsiones, los de Río serán no sólo los Juegos donde Sugoi trate de quitarse la espina de la no medalla de Londres, sino también en los que pueda ver competir a su mujer. La judoka Laura Gómez, con la que se casó hace ocho años, aún pelea por su clasificación olímpica después de que en Londres pese a tener plaza quedara fuera de la lista en una polémica decisión de la federación, que optó por otra judoka.]

¿Cómo se entrena cuando todo queda en casa? ¿Hay más o menos presión?

Llevamos muchos años viviendo juntos y entrenando juntos. Ella ahora mismo está a punto de clasificarse, compitiendo para subir en el ranking, y espero que pueda venir conmigo a los Juegos, porque para ella sería muy importante.

El hecho de entrenar juntos tiene su lado bueno y malo. Malo, porque los problemas de uno afectan al otro. Cuando uno pasa una mala racha, el otro también. Por eso en casa ni se habla de los Juegos de Londres. Ella ahora persigue su sueño, lo está haciendo muy bien y yo la ayudaré en todo lo que pueda. Y también tiene una parte muy buena, que es que te entiende mejor que nadie. Sabe lo que es tener hambre porque no das el peso, y eso se agradece mucho. Y encima, su padre es nuestro entrenador. Todo queda en casa.