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Personas y oficios conectados para alcanzar la máxima excelencia en la ópera: así se trabaja en el Teatro Real

El Teatro Real de Madrid posee un equipo multidisciplinar que hace posible que nada falle el día del estreno: su trabajo en equipo permite hacer de cada ópera un evento a recordar.

Atesora más de 200 años de historia y, aunque la voz, la música y la expresión siguen siendo las grandes protagonistas sobre el escenario, el Teatro Real de Madrid une a su carácter de referencia de las artes escénicas de España una clara vocación de futuro. Lo hace sobre las tablas, abriendo su repertorio a nuevas vanguardias pero, de la misma manera, también entre bambalinas, donde la tecnología y el trabajo en equipo de todos aquellos que hacen posible las funciones hacen de cada evento un momento único.

De ello dan fe la nutrida cantidad de galardones que tiene la institución, algunos de índole internacional, como el reciente International Opera Award 2021, que reconocía al madrileño como el Mejor Teatro de Ópera del mundo. Se trata de un ejemplo del prestigio amasado durante su trayectoria y, muy especialmente, durante el último cuarto de siglo, que coincide con su última reapertura: desde 1997, el Real ha acogido catorce estrenos mundiales de óperas.

Su programación es muy amplia y heterogénea, abierta a disciplinas que van más allá de los géneros más clásicos para adentrarse en otros como el flamenco o en disciplinas como la danza. Incluso la música pop, con conciertos esporádicos, y hasta los espectáculos infantiles tienen cabida en un teatro que, aunque tenga dos siglos a su espalda, se encuentra en mejor forma que nunca.

Al margen de los cantantes, músicos, bailarines y, en general, de todos los artistas que se suben al escenario, para que este engranaje funcione y las óperas salgan perfectas el Teatro Real cuenta con un nutrido equipo técnico de alta cualificación que pone su experiencia al servicio de cada montaje. Solo así es posible alcanzar el sello distintivo de este lugar, un canto a la “excelencia” casi en sentido literal, como explica Guillermo Carbonell, regidor de nivel 1 del Teatro Real.

Carbonell reconoce que, de no cruzar su camino con el de la ópera, podría ser maestro en Barcelona, como presagiaba su formación en Arqueología e Historia del Arte. Sin embargo, la pasión por este género le fue conquistando y abriendo nuevos horizontes: estudio de idiomas, de solfeo… esa vocación despierta en su interior hace que hoy, con 24 años como trabajador en el Teatro Real, haya participado en más de 1.400 funciones.

En su día a día él, como “puente entre el equipo artístico y el equipo técnico”, puede describir mejor que nadie la importancia de “coordinar y conectar” todas las piezas. “Somos profesionales, nos caracteriza un grado de excelencia en esta casa pero amamos lo que hacemos y, cuando conectamos, somos capaces de hacer cosas increíbles”.

Entre sus atribuciones, la figura del regidor tiene la responsabilidad de asistir en cada escena y coordinar todos los cambios técnicos y artísticos que va necesitando cada paso de la acción. Es un trabajo complejo para el que cuenta con un equipo exclusivo de otras cuatro personas en cada función para que todo lo que suceda sobre el escenario se ajuste con precisión al plan preestablecido.

“Nos caracteriza un grado de excelencia en esta casa pero amamos lo que hacemos”

Guillermo Carbonell

Regidor de nivel 1 del Teatro Real

Una de las claves que explican el éxito de esta filosofía es que, “además de técnicos, todos amamos la música y la ópera”, concluye Carbnonell. Y eso se percibe en las palabras del resto de miembros relevantes de los montajes porque, cada uno a su nivel, todos son útiles para poner en marcha una función.

Por ejemplo, desde el equipo de Dirección de Escena de la Cenerentola, de la que forma parte Marco Berriel, se pone de relieve cómo “la reunión de muchos talentos” es trascendental para plasmar sobre el escenario la idea de cómo se va a representar una ópera. Es un trabajo que comienza en abstracto pero que acaba materializándose sobre las tablas gracias a que, como señala, “si no hay un buen equipo, normalmente no hay un buen espectáculo”.

Sus palabras adquieren una importancia mayor, si cabe, porque una de sus tareas es la de trabajar con el coro. Pero no en la faceta musical, sino en la actoral. Es una parte en la que Berriel y su equipo tienen que ayudar a cada miembro a mimetizarse con el papel asignado otorgándoles unas pautas interpretativas y de movimiento por el escenario con los que dar un plus de profundidad a sus intervenciones.

“Si no hay un buen equipo, normalmente no hay un buen espectáculo”

Marco Berriel

Dirección de escena

Una de las cosas más sorprendentes del Teatro Real es su agenda. A lo largo del año se ponen en marcha espectáculos de gran magnitud tras los que es fácil adivinar un intenso trabajo. Lo que no todo el mundo sabe es el tiempo que se emplea en darle vida a cada libreto. Jesús Garnelo, jefe de Mecánica Escénica del Real, desvela esta incógnita, asegurando que “un montaje suele empezar un año antes”.

Es un tiempo que puede parecer extenso pero que exige una concentración total para asumir cada etapa de una preparación que conlleva cientos de horas. Y que comienza de la manera más orgánica posible, con la presentación de la obra a representar. A partir de ahí, se comienza a pensar en la maquinaria que se necesitará, la escenotecnia más adecuada, así como el resto de recursos técnicos; o, lo que es lo mismo, un trabajo de planificación intensivo que tiene que estar a punto semanas antes del estreno para que, una vez esté todo revisado, nada falle el día clave.

“Prácticamente 25 días antes de que el público vea la función ya está todo listo”

Jesús Garnelo

Jefe de Mecánica Escénica

Otra de las facetas de la parte técnica es la de la utilería. Como responsable de este área en el Teatro Real, bajo la tutela de Álvaro Aguado pasa todo lo que tiene que ver con los enseres, mobiliario y objetos que aparecen en las obras que se representan: “Nosotros hacemos tangible la magia de lo que quiere el equipo artístico”, señala.

Aunque lo lógico es pensar que en una ópera lo más importante es la voz de quienes interpretan el guión, no es menos cierto que la forma de ‘vestir’ cada representación suma en la impresión general. Y es por ello que esta parte es uno de los signos de distinción del Teatro Real dado que, como explica Aguado, el teatro dispone de “un taller bastante fuerte y bastante preparado en el que prácticamente hacemos todo, por lo que tenemos una gran conexión con la parte acústica”.

“Nosotros hacemos tangible la magia de lo que quiere el equipo artístico”

Álvaro Aguado

Jefe de Mecánica Escénica

Y si todo tiene que estar perfectamente engrasado en la parte técnica, cómo no va a ser igual para la música. Es el ejemplo más obvio de cómo la suma del talento produce un resultado común que, en el caso de las óperas del Teatro Real, acompañan y guían al resto de facetas. En este caso, la orquesta titular del teatro es la Orquesta Titular del Teatro Real, a la que pertenece Aniela Frey como flautista solista.

Es la pasión por la música la que le hace acudir a su trabajo con la melodía en la cabeza de tocarla en casa o incluso de ver grabaciones. Pero, una vez con el instrumento en la mano es cuando esa visión personal de cada intérprete comienza a evolucionar hacia un sonido compacto y coordinado: “Somos alrededor de 55 personas y la meta es que cuadremos todos juntos, que nos escuchemos y que hagamos una ópera entre todos”, explica.

“La meta es que cuadremos todos juntos, que nos escuchemos y que hagamos una ópera”

Aniela Frey

Flautista solista

Son puntos de enfoque diferentes de un proceso apasionante, que consiste en dar vida a una partitura. Por eso, crear una ópera es uno de los mejores ejemplos de la idea de que “cuando conectamos, somos capaces de hacer cosa increíbles”, una máxima que articula la plataforma de contenidos de Telefónica, Mejor Conectados.

En la misma se exponen otros casos de éxito en los que personalidades relevantes de todos los ámbitos ponen en valor sus experiencias y la importancia de las conexiones humanas. Ferran Adrià, Teresa Perales, Javier Gómez Noya o Nacho Azofra, u otros personajes como el emprendedor Javier Perea, o el violinista Kamran, se erigen en protagonistas para los que el talento y su trabajo han sido la catapulta a la excelencia en sus campos.

José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, asegura que mediante Mejor Conectados, “queremos hacer nuestro mundo más humano conectando la vida de las personas”, una tarea que, por otra parte, es lo que la compañía lleva haciendo desde su creación, acercando personas e impulsando y conectando el talento: “Creemos en un mundo más humano. Un mundo que se mueve gracias al talento de las personas”, explica Rafael Fernández de Alarcón, director de Marca, Patrocinios y Medios de Telefónica.

Además de conocer de primera mano estas historias, en Mejor Conectados también se puede tener acceso a otros epígrafes de interés. En ‘Historias increíbles’, por ejemplo, se visualizan testimonios de algunos embajadores de la empresa como Rafa Nadal o el mencionado Ferrán Adriá, entre otros.

Por su parte, en ‘Aprende con expertos’, también figuras de primera línea como Perico Delgado, Pablo Laso, Toni Nadal, Aurora Michavila, Enrique Barón, María Zabala, Amaya Valdemoro dan pautas y aportan sus experiencias como una forma de ayudar a los usuarios y dotarlos de una capacitación y de herramientas para conectar con formación y nuevas oportunidades.