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El Teatro Real, más joven con los años

La institución pública crea El Real Joven, una iniciativa con la que se pretende acercar la ópera a los espectadores de entre 18 y 35 años.

“Yo estoy convencido de que la ópera no tiene edad. Esto es arte, cultura, disfrute, es voz, es canto, es música, es teatro… y si eso tiene edad, nos estamos equivocando”. Es la filosofía del Teatro Real, convertida a esencia a través de las palabras de Ignacio García-Belenguer, su director general. Unas palabras que además se hacen hecho con El Real Joven, un proyecto que pretende acercar la ópera a los menores de 35 años.

La idea es sencilla. Conscientes de que el público joven es fundamental, el Teatro Real quiere facilitar el acceso a sus espectáculos a este público, diversificar las actividades de su programación, crear puntos de encuentro y debate sobre el futuro de la música y las artes escénicas y captar las aportaciones que ellos puedan realizar, según sus propias palabras. Y desde aquí surgen las ideas a las que El Real Joven da cobijo: Butaca Joven, Preestreno Joven, Amigos Jóvenes, Juvenilia, el Comité Joven…

Ignacio García-Belenguer, director general del Teatro Real

Butaca Joven es un espacio propio para los espectadores de este rango de edad. Incluye asientos en los palcos de platea, entresuelo y anfiteatro para cuya compra los menores de 35 tendrán prioridad a un precio que varía entre los 25 y los 35 euros, cuatro veces menos de su precio habitual.

Pero los precios bajos pueden serlo aún más, llegando al coste cero en el Preestreno Joven. Entradas gratuitas para ver el preestreno de varios de los montajes que el Real crea a lo largo del año. 650 entradas por representación en cuyo reparto participarán, además de los seguidores del Teatro y las instituciones que sustentan el Real - Gobierno, Comunidad y Ayuntamiento-, los Amigos Jóvenes, título que se puede conseguir por una suscripción anual de 25 euros al año y que conlleva otras ventajas como prioridad en la compra anticipada de Butaca Joven, actividades exclusivas y descuentos en los cursos de formación del Teatro.

Y rompe fronteras, porque más allá de Madrid, y de España, cobra dimensión también el proyecto. Juvenilia, red europea de amigos jóvenes de la ópera que organiza viajes y actividades en otros teatros de Europa, también apunta a involucrarse con programas similares en teatros y organizaciones nacionales y del extranjero, convirtiendo El Real Joven en iniciativa internacional.

Cierra el círculo el Comité Joven, cuya misión es “aportar ideas”, asegura Lucas Vidal, joven, compositor galardonado y miembro del Comité. En él “hay gente de todo tipo, hay músicos como yo, está Andrés Salado, hay cantantes de ópera, hay bailarinas, arquitectos, abogados, al final la idea es que cada uno podamos poner nuestro granito de arena para dar salida a esta iniciativa. Al final, se trata de aportar lo máximo para que la gente joven venga a ver estos pedazo de espectáculos como el que vamos a ver hoy: Don Giovanni”, primera representación a cuyo preestreno acuden 650 jóvenes de forma gratuita.

Don Giovanni, primer preestreno gratis

Este Don Giovanni, este Don Juan, también joven, canalla, mujeriego y que no acaba del todo bien, puede ser un reclamo de juventud eterna, de “ese ‘algo’ que un poco llevamos todos dentro con el cual nos gusta seducir”, comenta Erwin Schrott, quien da vida a Leporello en este montaje elegido para encandilar a los jóvenes y engancharles a la ópera.

“Hay ciertos factores de riesgo también cuando una persona se quiere acercar a la ópera, como también a jugar al golf, por ejemplo, si a ti no se te hace partícipe de una cierta manera y no se te genera interés puede que vayas una vez y no vuelvas nunca más, igual que al tenis, como al fútbol, como a lo que sea. Creo que en esta ocasión se está muy bien acompañado, que la producción es la producción justa, que la ópera tiene un tremendo compositor como es Mozart, nosotros desde el escenario haremos lo mejor sin duda alguna. Es un combo ideal para que salgamos todos vencedores”, confía Schrott, quien asegura sentirse muy feliz de formar parte de este plan a futuro de la ópera, más si cabe en estos tiempos inciertos de pandemia.

Erwin Schrott, quien da vida a Leporello

Nada se deja al azar pues. El argumento está elegido sin sorteo. “Entendemos que Don Giovanni es una ópera muy juvenil, muy divertida, y queríamos tener un preestreno con los jóvenes dos días antes de que se estrene. Queríamos que los jóvenes lo disfrutasen, lo vieran, nos dieran su feedback y lo pasen bien. Al final se trata de intentar conseguir que la ópera sea parte del consumo cultural de la gente”, confirma García-Belenguer. “¿Qué pretendemos? Romper estos muros. El teatro Real, lo decimos con orgullo, tiene 200 años de historia, pero es la losa de los 200 años. Hay que romper tabúes, ese miedo que tiene la gente por venir. Hay que mostrar que al Teatro Real se viene a disfrutar, como vienes a una sala de cine. Conseguir eso, conseguir romper esas barreras, conseguir transmitir que vienes a disfrutar de la música, de la ópera, del canto, de la voz, del teatro, forma parte de nuestras obligaciones como responsables de la institución”, concluye el director general del Teatro Real.

Parece que su discurso cala. Los jóvenes así lo recogen y lo expresa la voz del compositor Vidal, quien se sigue considerando joven a pesar de esa barrera burocrática de los 35 que rebasa, eso sí, solo por un año: “Creo que el argumento también es un atractivo para la gente joven, sea Don Giovanni, sea Wagner… son genios los que han creado estas óperas, pero sí que es importante entender que el Teatro Real quiere apostar por la gente joven. Por ejemplo, hay unos sitios destinados a la gente joven y luego, también, los mismos días de las funciones dejan las entradas a 20-35 euros, precios que mucha gente joven puede pagar. En vez de salir de copas, salir a cenar, vienes al Real y además quedas ‘guay’, si vienes con tu pareja o tus amigos es un planazo y al final se te acaba quedando el resto de tu vida. Fui al Real a ver una ópera, que ‘guay’, ¿no? Es un poco la idea”. Porque la ópera también es cosa de jóvenes.