Je suis narcissiste: Una ópera bufa como espejo del narcisismo del siglo XXI

El Teatro Español y el Teatro Real estrenan una ópera contemporánea sobre el narcisismo, plagada de humor negro y referencias al cine de la época dorada de Hollywood.

El narcisismo es un concepto que bien podría definir a la sociedad actual. La egolatría, el individualismo y el materialismo impera en todas partes. Lo vemos en la televisión, el arte y sobre todo, en las redes sociales, ese espejo donde contemplamos lo que no somos pero querríamos ser. Para hablar y reflexionar sobre este tema, ¿qué mejor forma que hacerlo a través de la comedia? Je suis narcissiste, una ópera bufa cargada de humor negro, es la historia de todas aquellas personas que fracasan una y otra vez y que se ahogan en una sociedad preocupada únicamente por la gloria individual.

Entre la protagonista, Clotilde, una organizadora de eventos culturales, y su estabilidad emocional se imponen todo un abanico de obstáculos y que representan el narcisismo más exagerado: gurús, ascensoristas, bloggers, empleados de pompas fúnebres… Desfilan también, en una serie de flashbacks, el egocéntrico novio de Clotilde y la artista performática para la que trabaja, un cruce entre Esther Ferrer y Marina Abramovic. Pero un pequeño incidente hace que la protagonista se quede sin trabajo, sin novio y sin gato, que muere ese mismo día, empujando a Clotilde al borde del colapso. Abrumada por la situación, acude a Don Giovanni, un psiquiatra tan excéntrico como las teorías que abraza.

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La idea de hablar sobre narcisismo en esta ópera bufa surge de las charlas entre Helena Tornero (libretista) y Raquel García-Tomás (compositora) en Viena, cuna de las teorías de Freud. “Hablamos de hacer algo cómico y empezamos a darle vueltas al tema de narcisismo. Llegó a oídos del director de Ópera de Butxaca i Nova Creació y al final, aquí estamos”, cuenta Raquel. La ópera está producida por la compañía catalana en colaboración con el Teatre Lliure, el Teatro Español y el Teatro Real, siendo la primera colaboración de estos dos últimos.

Después de que fraguara el primer borrador apareció Marta Pazos, directora de escena y dramaturga de la compañía de teatro Voadora y, a partir de entonces, surgió entre las tres jóvenes creadoras un diálogo constante para hacer realidad Je suis narcissiste, que podrá disfrutarse en las tablas del Teatro Español del 6 al 10 de marzo.

El punto de partida de esta ópera bufa fueron las bandas sonoras de las películas de Hollywood de los años 50 y 60. El lenguaje del libreto y la escenografía se vieron respaldados por esa idea y, aunque “no tenía que parecer una película”, esa influencia era “un material que me gustaba que fuera entrando y saliendo de la música de esta ópera”, explica la compositora.

La composición, asegura Raquel, se ha basado en “buscar la inmediatez, la frescura y los clichés de las películas de la edad de oro de Hollywood, como también clichés operísticos”. La variedad de estilos e instrumentos -hay incluso música electrónica- dan lugar a “un gran collage musical, con leitmotivs que vienen y van, lo que nos ha servido para crear una obra muy dinámica”. Los referentes operísticos citan a Wagner y a Puccini, pero también aparecen formas musicales imprevistas, como un ragtime o una raga (música del norte de la India). La Orquesta Titular del Teatro Real, dirigida por Vinicius Kattah, se encargará de llevar hasta el espectador la singular composición de Raquel García-Tomás, que fue galardonada con el premio Ojo Crítico de Música Clásica en 2017.

Uno de los retos más complicados era conseguir casi treinta personajes diferentes con cuatro cantantes. La soprano Elena Copons da vida a Clotilde y el barítono Toni Marsol pone voz al narcisista Giovanni, pero María Hinojosa (soprano) y Joan Ribalta (tenor) se enfrentan a toda una suerte de personajes que deben ser interpretados de forma diferente en cada escena. Para ayudarles en esta tarea, Raquel crea un universo sonoro diferenciado para cada uno: “La música es muy útil para enfatizar que son personajes distintos, pero la voz también está tratada diferente”.

La idea original de situar la acción en una atmósfera de finales de los 50 también sirvió de inspiración para la puesta en escena. “Bebí mucho de ahí, de la comedia de Blake Edwards, los hermanos Marx, Harol Lloyd y Buster Keaton”, relata Marta. Se inspira también en la novela gráfica de tradición francesa: “Quería que pareciera un álbum ilustrado, que nunca se viera el color piel”. Para esto recurre a colores planos y muy saturados -azul, morado, naranja, rosa- y se mueve en un terreno simbolista, libre e inesperado. Esta ópera bufa ocurre en un no-lugar, “para que sea como si lo vieras a través de un reflejo”.

La obra de tres artistas: mujeres y jóvenes

Una de las cosas que llaman la atención del proyecto es que el equipo creativo lo formen tres mujeres, algo que no es muy habitual en un género como la ópera. Aseguran que esta situación no ha sido buscada, pero no se puede dudar de que este hecho ayuda a romper ciertas barreras y roles dentro del mundo de la cultura. Marta interpreta que “esta ópera es muy representativa de lo que esperamos del siglo XXI, que es una normalización de las mujeres en roles en los que no estaban”.

La ópera, la más distinguida de las artes escénicas, sigue siendo un mundo de hombres en el que cuantos más puestos escales, menos mujeres hay. No ocurre esto en Je suis narcissiste y “que esto acontezca en esta ópera creo que es un reflejo de lo que está pasando en la sociedad”, apunta Marta. Por su parte, Raquel añade que “hay una consciencia mucho más generalizada entre las mujeres y también entre los hombres de que las mujeres merecen la mismas posibilidades de trabajo”.

Con su trabajo, no solo tratan de reivindicar el papel de la mujer en los espacios artísticos, sino también el de los creadores jóvenes. Desde su punto de vista, Raquel cree que “hay mucho que reivindicar sobre el papel de la mujer en la composición, pero pienso que hay un problema igual de importante y es que somos muchos compositores jóvenes que también necesitamos nuestro espacio”. Ella ha podido estrenar Je suis narcissiste a los 34 años, aunque demanda más oportunidades para los jóvenes: “Ojalá que no tengamos que esperar a los 60 para estrenar una ópera”.

Para Marta Pazos, “la ópera clásica es fantástica y hay que seguir haciéndola, pero se tiene que dar espacio y producir obras nuevas, creadas por artistas de ahora, porque si no hacemos un tejido artístico del presente, ¿qué van a hacer los artistas del futuro?”.