Llega a España la terapia de protones, la técnica de radioterapia más precisa y menos agresiva

La protonterapia posee una eficacia igual o superior a la radioterapia tradicional y tiene menos efectos secundarios. El grupo Quirónsalud ha abierto a finales de 2019 el primer Centro de Protonterapia en España.

El cáncer continúa siendo una de las principales causas de mortalidad en el mundo, también en España, donde este grupo de patologías se coloca como la segunda causa de defunción, solo por debajo de las enfermedades cardiovasculares. A pesar de ello, existen más y mejores herramientas para poner remedio al cáncer, entre ellas la detección precoz, la calidad del sistema sanitario y los avances en investigación.

La investigación es lo que permite la aparición de nuevas terapias para combatir la enfermedad que, poco a poco, se van incorporando al sistema de salud. Es lo que ha ocurrido con la apertura del primer Centro de Protonterapia de España, que el grupo Quirónsalud ha construido en Pozuelo de Alarcón (Madrid).

El centro, que arrancó su actividad a finales del año pasado y ya ha comenzado a tratar pacientes, es pionero por traer la terapia de protones para el tratamiento del cáncer en nuestro país. Se trata de una innovadora técnica, menos agresiva que la radioterapia tradicional y con menos efectos secundarios , aunque aún no cuenta con un gran alcance, pues está indicada únicamente para algunos tipos de tumores y localizaciones muy concretas, tan solo en menos del 15% de los pacientes radioterápicos .

¿Cómo funciona la terapia de protones?

La terapia de protones es quizá la técnica de radioterapia más avanzada, diferenciada del resto porque la irradiación sobre el tumor se efectúa con un haz de protones. Se trata de una técnica de alta precisión, pues gracias a “la energía de los protones podemos conformar mejor la dosis de radiación y con eso conseguimos que los tejidos sanos de alrededor reciban menos radiación”, explica la doctora Carme Ares, jefa de Oncología Radioterápica en el Centro de Protonterapia de Quirónsalud.

Quizá la mayor ventaja de los protones es que la precisión de su radiación permite reducir al mínimo los efectos secundarios respecto a otras técnicas de radioterapia tradicional. Este hecho es lo que permite “dar dosis más altas que las que se pueden administrar con técnicas tradicionales de radiación con fotones”, cuenta la oncóloga.

En este tipo de casos en los que se necesiten dosis más altas, la protonterapia está llamada a desempeñar un papel fundamental, pues existen ciertos tumores, como cordomas, condrosarcomas o melanomas intraoculares que se encuentran “cerca de estructuras críticas del cuerpo que no tolerarían dosis altas como la base del cráneo o los nervios ópticos”, expone la doctora Ares.

Por otra parte, existe un grupo de pacientes para el cual la protonterapia está especialmente indicada: los pediátricos. En los niños que necesitan una radioterapia externa es fundamental “irradiar el menor volumen de tejidos sanos para reducir el riesgo de toxicidades a largo plazo”, señala la doctora Ares y, así, garantizar el desarrollo normal de órganos y estructuras que, a edades tempranas, se encuentran todavía en crecimiento.

La reducción de la radiación sobre tejidos no tumorales y, como consecuencia, de los efectos adversos de la radioterapia, es una singular característica de los protones: “Entran en los tejidos, depositan su energía en profundidad y después paran, no hay dosis residual”, detalla Alejandro Mazal, director de Física Médica en el Centro de Protonterapia de Quirónsalud.

Paciente
Camilla
Brazo articulado
Brazo articulado

Proteus ONE

Reúne en una sala multifuncional toda la tecnología para el tratamiento de tumores

Sin embargo, para que los protones se depositen en el lugar correcto y actúen con la precisión esperada, es necesario una estricta preparación del tratamiento del paciente. El primer paso es lo que se denomina un ‘comité de tumores’, en el que se reúnen los expertos de distintas especialidades que determinarán el procedimiento a seguir. “Cuando existe esa decisión multidisciplinaria comienza la preparación del tratamiento con la adquisición de imágenes multidimensionales (escáner, resonancia magnética, PET)”, continúa Mazal, “y a partir de eso se hace una simulación virtual del paciente y del haz de protones”.

Esta recreación previa servirá para conocer en profundidad la anatomía del tumor y que de ese modo, el haz de protones se ciña estrictamente sobre él. Posteriormente, el tratamiento se realizará guiado por las imágenes de un TC de alta definición -integrado en la misma sala donde se encuentra el equipo de protonterapia- que proporciona información en tiempo real sobre los tejidos irradiados, ya que “los haces de protones son muy sensibles a cualquier cambio anatómico del paciente”, cuenta Mazal. De esta manera, es posible adaptar el tratamiento de manera única y personalizada.

La última tecnología de protones llega por primera vez a España

La protonterapia arrastra una investigación que se remonta a los años 50, cuando se iniciaron las primeras pruebas en Estados Unidos y Suecia. En Europa se desarrolló clínicamente en los años 90 con técnicas más avanzadas, aunque por entonces se contaba con pocos pacientes “porque era una tecnología que estaba en centros de investigación, no en centros hospitalarios”, rememora la doctora Ares, quien trabajó más de una década en el Centro de Protonterapia del Paul Scherrer Institute en Suiza. Ha sido en la última década cuando la terapia de protones ha empezado a ser accesible a un mayor número de pacientes.

Aun así, solo existen 91 centros especializados en protonterapia en todo el mundo, de los que 32 se encuentran en Europa. En nuestro país, la “última generación de protones” ha llegado de la mano de Quirónsalud y su Centro de Protonterapia, el primero de sus características en la sanidad española, tanto pública como privada.

Hasta entonces, los pacientes que requerían este tipo de tratamiento “se enviaban a centros europeos y la sanidad pública cubría el coste”, por lo que a partir de ahora los pacientes podrán evitarse estos costosos desplazamientos.

En líneas generales, la apertura de este centro es “un orgullo a nivel de la corporación”, según Mazal, pero también una gran noticia para la sanidad española, que ahora dispone de la más avanzada tecnología para un abordaje del cáncer con las mejores garantías. Porque el tratamiento del cáncer es multidisciplinar y los protones son “una herramienta más”, afirma el especialista.

Tener al alcance de la mano todos los tratamientos -quimioterapia, radioterapia, cirugía- y poder combinarlos, es esencial para el tratamiento de estas patologías. Con la protonterapia, en concreto, Mazal, que tiene a sus espaldas tres décadas de trayectoria en el Instituto Curie de París (Francia), cuenta cómo “el hecho de que podamos concentrar la radiación o que haya una pequeña diferencia en la eficacia biológica para el paciente con respecto a los fotones, puede ayudar a mejorar la eficacia combinándola con otro tratamiento en el que todos tenemos una gran esperanza en este momento, que es la inmunoterapia”. Y concluye, “existen pruebas cada vez más concretas de que existe ese beneficio mutuo entre la radioterapia que va a activar un tratamiento de inmunoterapia, así que estamos apostando por eso”.