Teresa encarna la valentía de una mujer contra el poder establecido por los hombres. Dejó de pintar después de la marcha de Mateo para dedicarse a la cada vez más peligrosa tarea de liberar a las prostitutas de la Mancebía. Tiene todos los frentes abiertos: la Garduña y una sociedad en la que la cultura y el poder son aún espacios incómodos para las mujeres.

Mateo regresa, curado, del Nuevo Mundo después de recibir una desesperada carta de Teresa pidiéndole su ayuda, pues Valerio está amenazado de muerte por la Garduña. Con una renovada fe en el hombre, vuelve a su Sevilla natal dispuesto a salvar a las prostitutas a las que Teresa y Valerio se han encomendado.

Buen ojo, buen oído, buenas piernas, poca lengua. La antigua jabonera es la fría observación, la que observa discreta el mundo de la aristocracia pero no se olvida de su humilde origen. La que fuera antigua hija de la Mancebía se ha convertido en la tonelera más importante de Sevilla, dicen, bajo la protección de algunos nobles.

Un nuevo asistente llega a Sevilla para poner en orden una ciudad sumida en la delincuencia y gobernada por la Garduña. Pese a que sus aspiraciones apuntan más alto, lejos de Sevilla -a la Corona- Pontecorvo, un curtido militar, se empeñará en conocer hasta los rincones más oscuros de su nueva ciudad.