El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, sale de la Torre Trump en Nueva York.

El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, sale de la Torre Trump en Nueva York. Eduardo Munoz Reuters

OPINIÓN MERCADOS EN EL MOMENTO ADECUADO

Irán y las elecciones en EEUU, una mezcla explosiva

30 enero, 2024 01:38

Hay muchas teorías sobre por qué lo que realmente vende en los medios y genera seguidores en las redes sociales son las malas noticias. Una de ellas dice que en la versión más primaria del ser humano -imaginémoslo en la selva-, de lo que está pendiente en todo momento es del peligro. Como cualquier animal. Y por eso, aunque estemos en la civilización, lo que nos sigue llamando la atención son los avisos de peligro.

El equivalente en los mercados son esos artículos o esos tuits diciendo que se va a desplomar la bolsa o que se aproxima el colapso económico. Y, por eso, hay gente que avisa todas las semanas (que además saben que acertarán algún día, puesto que las crisis están en la naturaleza de la economía y los mercados).

Pero hay que distinguir entre riesgo real basado en un análisis sobre situación real y tuit genérico diseñado para llamar la atención. De hecho, quiénes viven de llamar la atención no suelen tener mucha imaginación y usan siempre las mismas frases y titulares: la “burbuja”, el “desplome que viene”, la “crisis que llega”, etc. Hasta el punto de que podrían añadir siempre eso que se usa tanto en las redes de “da igual cuando leas esto”.

El aviso de riesgo genérico funciona muy bien como fórmula para atraer la atención.

El problema es que el aviso de riesgo genérico funciona muy bien como fórmula para atraer la atención, así que los profesionales de ello no se esfuerzan en analizar y estudiar los riesgos reales de cada periodo. Por eso luego pasan cosas que nunca son las que advierten los profesionales del miedo.

Pero a nosotros, que no somos sospechosos de avisar de riesgos genéricos todos los días a ver si suena la flauta, hay uno que nos preocupa actualmente. Y no son las valoraciones bursátiles, justificadas en la mayoría de los casos por un entorno de menos inflación y razonable crecimiento en Estados Unidos.

Tampoco la crisis “inminente” (probablemente la próxima será de deuda y tardará tiempo): lo que de verdad nos preocupa ahora es la mezcla explosiva que supone que coincidan las elecciones en Estados Unidos con la cada vez mayor agresividad y soberbia de un Irán envalentonado por lo que entiende como debilidad occidental.

Y nos preocupa porque, además, la actitud de Irán coincide con la bajísima popularidad de Biden y sus malos resultados en las encuestas. Y no será la primera ni la última vez que un presidente con las encuestas en contra y con la popularidad por los suelos - históricamente baja en el caso de Biden – ve una oportunidad en unir a la población frente al enemigo externo.

La actitud de Irán coincide con la bajísima popularidad de Biden

Además, en esta ocasión con la ventaja de que hay un enemigo externo real y agresivo que, sin llegar a atacar directamente a Estados Unidos, lo hace a través de grupos terroristas y milicias que controla y financia. Vamos, que una respuesta contundente estaría justificada y sería apoyada por la mayoría del pueblo estadounidense.

Con esto no quiero decir que Biden vaya a atacar a Irán pasado mañana, pero que si Irán sigue atacando a Occidente –cuando cierra el paso del mar Rojo ataca comercialmente a todo Occidente- y a Estados Unidos en sus bases en Oriente Medio, y coincide con que se acercan las elecciones y Biden no ha conseguido mejorar su popularidad, la tentación es evidente.

Una respuesta contundente estaría justificada y sería apoyada por la mayoría del pueblo estadounidense

No olvidemos que, en el caso del actual presidente es acertado hablar de la “Administración Biden”. Dada la edad del presidente y, aunque yo no pienso que esté mentalmente tan mal como físicamente, qué duda cabe que una gran parte del gobierno lo desarrolla su administración. Con todos los intereses que ello conlleva. Que lobbies e intereses políticos y comerciales “haberlos, haylos”. Y el más potente, junto a las farmacéuticas, es el militar

Respecto a Irán, está claro su deseo de erigirse como líder del mundo árabe y utilizar la causa del pueblo palestino para conseguirlo. Y, aunque está demostrando cierta habilidad para no pasarse y provocar un ataque directo de EEUU, en situaciones de alta volatilidad como la actual y considerando quiénes son sus peones, -que no son precisamente grandes estadistas-, el margen de error es muy amplio.

Acabamos de verlo con la muerte de tres soldados estadounidenses en el ataque de unas milicias que todo el mundo sabe que están financiadas y dirigidas por Irán. Probablemente la idea no era matar a nadie, pero ha ocurrido. Y esa es una línea roja que el pueblo estadounidense no va a permitir que se pase.

Bajo la administración de Biden han entrado 7 millones de inmigrantes ilegales en EEUU y sólo ahora se están planteando hacer algo al respecto. No es lo que se espera de un líder.

El deseo de Irán de erigirse como líder del mundo árabe está claro

También han estallado dos guerras. Hay mucha gente que piensa que, al menos en el caso de Ucrania, podrían haberse evitado con el liderazgo adecuado. Y eso incluye a muchos votantes tanto demócratas como republicanos (sobre todo ahora que va calando lo que cuesta mantener esa guerra). También son muchos los votantes demócratas que no ven con buenos ojos lo que está ocurriendo en Gaza.

Por no hablar de la economía, donde todo está mucho más caro que cuando llegó Biden al poder. Tenga o no la culpa, al contrario de lo que ocurre en España en Estados Unidos no valen excusas: la culpa se le echa directamente al comandante en jefe. Se percibe a Biden como un líder débil (a lo cual tampoco ayuda su imagen, cada vez más deteriorada por la edad).

En este contexto, el riesgo de que la salida sea un golpe de timón que demuestre liderazgo y una al pueblo tras el líder renacido es un riesgo real y no sólo una frase para llamar la atención.

Y si a esto añadimos el juego tan peligroso que está llevando a cabo Irán, en nuestra opinión el riesgo está actualmente mucho más en la tensión geopolítica que en los precios de los activos financieros. Y ese es el riesgo que hay que vigilar.

***Víctor Alvargonzález es socio fundador de la empresa de asesoramiento financiero independiente Nextep Finance.

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