Las nuevas oposiciones evanescentes

Las nuevas oposiciones evanescentes

La tribuna

Las nuevas oposiciones evanescentes

Se debe preservar la meritocracia en la Función Pública y no sustituirla por el 'conocimiento de internet'.

24 noviembre, 2022 03:20

Se advierte que los primeros párrafos de esta tribuna, aunque basados en hechos reales, recrean actuaciones ficticias.

"Los participantes ocuparon con indisimulado orgullo sus asientos en torno a la mesa ovalada entre gestos de cortesía, algunos excusándose por haber estado a punto de llegar con retraso debido a los irremediables atascos de la capital.

La nueva representante de provincias se sentó henchida de satisfacción en el puesto que le señalaron mientras todo el mundo procedía a silenciar el móvil. Se oían tosecillas y cuchicheos. Desde la presidencia, el jefe, brillante orador hueco, abordó la cuestión: lo primero, antes de entrar en el orden del día, era exponer la información relativa a los avances en la negociación y a las actuaciones pertinentes que ésta reclamaba, a partir del esquema que aparecía en la pantalla y de los consecuentes principios de construcción del acuerdo, actividades ficticias incluidas.

Hay que establecer un periodo de consolidación –puntualizó– con sus variables más relevantes, poniendo especial énfasis en los algoritmos de la función pública, flujos de acceso, de datos y demás variables. Interpretó un momento de estratégico silencio, no muy seguro de haberse expresado claramente.

La totalidad de los presentes, en su mayoría veteranos y eternizados en sus labores de representación, no había dejado de tomar notas con aire absorto. De modo que lo más indicado era continuar como si tal cosa, entrar ya en materia, refiriéndose ahora a los siguientes puntos del día.

Resultaba reconfortante contemplar cómo todos los presentes seguían tomando notas en el más absoluto silencio, algunos incluso cuando hacía una pausa, así como al término de su exposición."

***

El Gobierno había anunciado su propósito de reformar el mecanismo de acceso a los Cuerpos funcionariales, dejando de primar la memoria para destacar otro tipo de "capacidades" y hace unos días supimos de este acuerdo alcanzado entre Función Pública y los principales sindicatos (tres) para simplificar las pruebas, reduciendo temario y sustituyendo los exámenes por test.

La Asociación de Inspectores de Hacienda del Estado ha expresado su profunda preocupación y ha remitido varias cartas a responsables del ministerio de Hacienda, advirtiendo de la incoherencia de los cambios introducidos en el sistema de promoción interna y denunciando la falta de diálogo y la unilateralidad del citado acuerdo.

[Los cambios en promoción interna 'matarán' la Función Pública según los Inspectores de Hacienda del Estado]

La desoladora lectura del texto me recordó algunas de las brillantes reflexiones de Las ciudades evanescentes, de Ramón Lobo, un destacado periodista y escritor con amplia experiencia como corresponsal de guerra en conflictos en África, Balcanes, Oriente Medio y Asia.

A modo de una suerte de diario de sus vivencias en la pandemia, alerta de que las nuevas tecnologías e internet han potenciado una soledad digital. Hemos aceptado la idea del beneficio de la sociedad en la que tenemos acceso a millones de datos, a la biblioteca universal de Borges, capaz de integrar todo el conocimiento.

"No será necesario guardar en nuestra memoria las leyes tributarias ni la explicación de las instituciones"

De esta forma, no será necesario guardar en nuestra memoria las leyes tributarias ni la explicación de las instituciones que rigen el sistema fiscal porque con Google podemos acceder a ellas en segundos. La realidad es que la mayoría de la población consume videojuegos, no escucha ni lee, solo 'clica' para simularse informado y evitar la condena social.

En esta línea, es lógico que las oposiciones sigan este sagrado camino y si la capacidad de lectura comprensiva es cosa del siglo pasado, qué decir de la habilidad para redactar.  Al fin y al cabo, estamos en la "sociedad líquida" de Bauman, un mundo despersonalizado en el que los algoritmos han sustituido a las emociones y al pensamiento.

Algunos dinosaurios del siglo pasado seguimos empeñados en leer e incluso, en escribir. Hace unas semanas presenté mi novela El abogado del Porsche, protagonizada por algunos personajes que aprobaron oposiciones y trabajan en la Agencia Tributaria. Y algunos abogados me recriminaron que, con la crisis actual, los letrados conducen Hyundais, o van en metro.

Sin embargo, también me reconocían, con independencia de las posibles diferencias de criterio, la categoría profesional de los inspectores, técnicos, agentes y en general, de los funcionarios de la Agencia Tributaria y mostraban su preocupación por las nuevas 'oposiciones light'.

Tal y como reflejaba mi presentación de ficción, algunos sistemas de organización que se han revelado desastrosos con la pandemia sufren la tendencia a favorecer el ascenso de los personajes dóciles. Siguiendo algunos hábitos de la política, prima la obediencia a la jerarquía. En este estadio posterior, no solo está mal vista la heterodoxia o la disidencia, es que se penaliza la simple duda, incluso la ausencia de entusiasmo.

En la "mediocracia", gobernada por los algoritmos y las máquinas, los imprescindibles son los sumisos, que, persistentes en su callada obediencia, alcanzarán las cotas más altas del poder.

La oposición es un sistema democrático en el que ganan los mejor preparados, en base a los principios de mérito y capacidad reconocidos en la Constitución. Degradar las oposiciones en aras de consolidar la "mediocracia" solo puede conducir a una degradación de la Administración.

*** Pablo Fernández Miser es inspector de Hacienda del Estado.

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