¡Por fin el BCE despierta! Lo hace con retraso respecto a la Reserva Federal americana y el Banco de Inglaterra que le llevan la delantera.

Bien es cierto, que esos dos bancos centrales importantes tienen una ventaja respecto a la institución europea. Sus territorios de acción tienen políticas fiscales uniformes y las consecuencias de sus decisiones son más previsibles.

El BCE tiene un territorio, el del euro-grupo, con políticas fiscales y endeudamientos públicos dispares. Los estados frugales tienen déficits públicos y deuda públicas menores. Los PIGS (portugal, Italia, Gracia y España-Spain) al contrario.

Unos y otros están sufriendo los efectos de la inflación, también dispar. Una media del 8% en la euro-zona pero más alta en unos países que en otros. España tiene un 10,2%.

La principal obligación del BCE es controlar la inflación en el nivel del 2%. No obstante durante los últimos años ha estado más pendiente de evitar el desplome de las diferentes finanzas nacionales, en particular las del sur. Por eso mantuvo los tipos de interés cercanos al cercanos al cero e incluso negativos.

El BCE despierta con retraso respecto al Banco de Inglaterra y la Reserva Federal. 

Eso ha hecho que la masa monetaria de la euro-zona creciera desmesuradamente. Una bomba que tarde o temprano iba a explotar. La inflación de demanda estaba esperando a la vuelta de la esquina.

Lo hizo el año pasado, antes de la guerra ruso-ucraniana. Empujada también por una inflación de oferta producida por los cuellos de botella en las cadenas de suministros debida a los problemas derivados de la pandemia.

Todo era analizado por los expertos que pronosticaban la aparición de la inflación. La guerra apalancó una evolución que era esperada. La demanda contenida durante la pandemia se desbordó. Los cuellos de botella de suministros, entre ellos los energéticos, se agravaron. Se potenciaron mutuamente la inflación de demanda y la de oferta.

La Reserva Federal y el Banco de Inglaterra, con economías mas controlables y creciendo, empezaron mucho antes a subir los tipos de interés.

El crecimiento desmesurado de la masa monetaria era una bomba que tarde o temprano iba a explotar. 

El BCE europeo se resistió a subir el tipo de interés; un error. Una de sus consecuencias ha sido el deterioro del euro frente al dólar. Si tienes dinero en tiempos de incertidumbre buscas tipos de interés en inversiones a plazo fijo más alta. En consecuencia el dinero se va de Europa a UK o USA. El dólar sube, el euro baja.

Eso en un momento en que los precios internacionales de la energía suben y encarecen las importaciones europeas.

Al final La Sra. Lagarde, presidenta del BCE, no ha tenido más remedio que actuar. La subida al 0,5 del tipo básico de interés era necesaria. Pero llega tarde. En estos momentos ese tipo en Europa debería estar entre el 1 y el 1,5% y llegar a finales de año al 2% como mínimo.

El BCE se ha despertado, pero tarde y poco.

Una de las causas es que el BCE sigue prisionero del control de las primas de riesgo de los países del sur. Para que no se disparen pone en marcha el Instrumento de Protección de la Transmisión (ITP en sus siglas inglesas). Es decir, que intentará evitar la subida de esas primas de riesgo mediante operaciones de compra de deuda pública de países con turbulencias en sus mercados de bonos.

Algo que no debería ser su responsabilidad, sino la de los propios gobiernos nacionales y, en último caso, de la Comisión europea y sus mecanismos de control.

El BCE se ha despertado, pero tarde y poco

Lagarde y su Comité están arrogándose una responsabilidad que no les corresponde. Con su actitud “miman” a los estados miembros más derrochadores y endeudados. Lo mismo que hace la Comisión europea con las “vacaciones fiscales” y su manga ancha permitiendo déficits públicos y endeudamientos descontrolados.

Y ya se sabe, los niños mimados en lugar de corregirse se vician cada vez más.

La razón de todo esto es que los dirigentes del BCE han pasado de ser técnicos a tomar decisiones políticas ¿Será que esperan seguir la estela de Draghi y quieren llegar a la presidencia de sus respectivos países?

Podría ser, pero lo que no deben hacer es supeditar sus decisiones como gestores monetarios a sus aspiraciones personales políticas. Eso, ademas de poder ser inmoral, es una equivocación técnica.

***José Ramón Pin Arboledas es profesor del IESE