Tocando suelo

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La tribuna

Tocando suelo

17 julio, 2020 02:59

Lo peor ha pasado. Se acumulan los signos de una inflexión en la actividad económica y empresarial, como vienen anticipando los mercados financieros desde hace dos meses. Se avecina una avalancha de datos que mostrarán la magnitud del desplome del PIB, el empleo, el consumo, etc. No habrá que dejarse confundir por ellos, porque estaremos mirando por el retrovisor. Pero también habrá mucho ruido en la recuperación, con algunos retrocesos. Lo importante es actuar con la vista en el medio plazo.

Cuando se analice la crisis con perspectiva, además de identificar muchos errores en la gestión sanitaria, gobiernos y bancos centrales podrán ponerse la medalla de lo rápido y eficazmente que actuaron en múltiples frentes para evitar -a diferencia de 2008-2012- un colapso del crédito, una crisis de deuda y una destrucción permanente de la demanda.

Precisamente, esos mecanismos de "sustitución de ingresos" han permitido que la renta disponible de los hogares haya caído menos que el PIB, mientras los esquemas de ajuste temporal del empleo facilitarán la vuelta al trabajo. Por esto, la recuperación está arrancando por el consumo, de forma desigual en mayo en algunos países, y más generalizada en junio. No solo por una vuelta a actividades que el confinamiento impedía, sino también al aflorar la demanda latente después de que se dispararan las tasas de ahorro.

Se avecina una avalancha de datos que mostrarán la magnitud del desplome; no habrá que dejarse confundir porque estaremos mirando por el retrovisor

La secuencia sigue con la industria, sin datos todavía que lo confirmen. Las encuestas de clima empresarial (ISM, PMI y similares) de junio apuntarán a que la producción y las ventas se reactivan, aunque no habrá estadísticas oficiales hasta el final de julio.

Acto seguido esperamos una recomposición de los inventarios y un fuerte rebote del comercio internacional. Las cifras de exportaciones que cada diez días pública Corea del Sur son el mejor indicador adelantado al respecto.

Los inversores aguardarán los resultados empresariales a partir de mitad de julio. No tanto por los números del segundo trimestre, que serán en general muy negativos, sino por las perspectivas que proporcionen las compañías sobre el ritmo de normalización de su actividad y cuándo esperan recuperar los niveles previos a la crisis.

Los beneficios comenzarán ya a recuperarse en el tercer trimestre, y lo seguirán haciendo -con grandes diferencias por sectores y países- durante 2021 y los años siguientes.

Esta es, a grandes rasgos, la secuencia de acontecimientos para los próximos meses. Pero estará sometida a un enorme ruido que mantendrá elevada la incertidumbre y, en algún momento, hará dudar a los mercados. Habrá mucho ruido estadístico, sobre todo en los datos intermensuales y trimestrales.

Es posible que, después del impulso inicial tras semanas de parálisis, el consumo o la producción de algunos artículos dé un paso atrás. Habrá que confirmar entonces que la dinámica de fondo sigue siendo positiva.

Serán frecuentes los rebrotes de la epidemia, aunque creemos que serán localizados, rápidamente identificados y provocando solo confinamientos limitados. También habrá mucho ruido político, en especial en EEUU. Las previsiones de cara al 3 de noviembre han dado un vuelco y cabe esperar que Donald Trump despliegue todo tipo de tácticas para recuperar terreno. La volatilidad en los mercados está asegurada.

Va a ser un verano para ver las cosas con perspectiva. Ni para abrumarse por la calamidad pasada, ni para obsesionarse con que cada dato confirme la incipiente recuperación. Hay que poner las luces largas. A la hora de invertir habrá que pensar en cómo será este nuevo ciclo, marcado por los tipos próximos al 0% y las enormes transformaciones estructurales.

*** Roberto Scholtes Ruiz es director de estrategia de UBS en España.

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