Opinión

Un partido político llamado España

La aparición de nuevos partidos políticos ha ido muy ligada a la idea de España. Es decir, al interés -original o inventado- de algunas regiones de independizarse o alcanzar cuotas de autogobierno casi totales y de aquellos que se oponen a esa aspiración. Es una situación vieja y cíclica pero que, en el fondo, está condicionando más la vida política de lo que declaran los propios españoles en las encuestas del CIS.

22 junio, 2016 13:15

 Los partidos tradicionales como PP, PSOE o Izquierda Unida, aunque en distintos grados, no han defendido de manera clara y contundente una idea unitaria de España y mucho menos se han molestado en promoverla en cualquier ámbito. Por eso, se oyen no pocas veces ideas tan peregrinas como que a los españoles nos une la Roja, los astros deportivos, la tortilla de patata¿ y poco más.

UPyD y Ciudadanos nacen claramente para dar respuesta al auge de nacionalismos que exigen tratos distintos para los actuales españoles y ofrecen soberanías a la carta. También hay un trasfondo de regeneración, pero en su esencia está la defensa de una España unida. Junts Pel Si une a izquierdas y derechas antagónicas con el objetivo de dar portazo a España desde Cataluña e incluso se juntan a gobernar con partidos antisistema que hace pocos meses les corrían a palos por las calles de Barcelona.

También Podemos en su delirante definición/indefinición ha elegido como una de sus principales banderas el tema de España. Pablo Iglesias, desde su sabiduría enciclopédica, ha bautizado a la vieja piel de toro como país de países y asimilado al conservador David Cameron promete referéndums a diestro y siniestro. Importante su éxito en Cataluña y País Vasco que, según sondeos, puede trasladarse también a Navarra el próximo domingo. Es más, Podemos puso al PSOE como primera condición para su apoyo, la celebración de consultas separatistas, algo que me produjo cierto estupor, crédulo de que el tema social sería su máxima preocupación.

Todos los pasos que se han dado a favor de una España unida y aquellos que buscan su disgregación son determinantes en la política de los últimos años. Es más, en mi opinión, son los que han movido la política y ocupan un plano principal, aunque esta realidad quede camuflada por una larguísima y profunda crisis económica. Realmente, España está en el centro de las próximas elecciones del domingo y también después de este encuentro.

Un problema importante que obviamente tiene vertientes legales pero también emocionales. Manipular, exaltar lo propio y ¿a qué negarlo? alimentar un cierto odio de lo ajeno componen un escenario poco tranquilizador para el futuro.

En los nuevos partidos hay más claridad. Ciudadanos y la débil UPyD han tenido claro una defensa de la España unida que comparto al cien por cien. Podemos también pide sin pudor referéndums a la medida tras darnos su particular visión de este país y su historia. El PP está subido en la escalera de la defensa de la unidad nacional pero hace ya mucho tiempo que ni escala ni desciende peldaños. Carece de soluciones y también de fuerza para vender esa España que queremos claramente la mayoría de los españoles.

Por último, el PSOE sigue sin aclararse como le ocurre en tantas cosas. La defensa de su modelo federal tropieza con una España autonómica con más competencias delegadas que cualquier Estado federado del globo terráqueo y, por supuesto, de Europa. 

Los bloques económicos y sociales ha copado la mayor parte de las intervenciones de los líderes políticos en sus mítines y en sus intervenciones televisivas. Pero, no se equivoquen, el problema es que nos jugamos España.