Opinión

No hay nada mejor que la Bolsa para el espíritu

Tal vez hoy (el Ibex cae casi un 2%), esta semana, puede que este mes, incluso que este año, no sea el mejor momento para hacer una alabanza de la inversión en Bolsa. En el desértico panorama de los tipos de interés, con la inmediatez de la liquidez instantánea, con la facilidad en la operativa, con su complicada simplicidad, la Bolsa se erige como la única diversión atractiva para el dinero.

5 abril, 2016 12:10

Los hay que nunca invertimos en Bolsa. Yo me he puesto como autojustificación que no parece muy ético estar al frente de una página bursátil como INVERTIA y comprar acciones. Podría verme tentado a defender mis propios intereses y no los de los lectores. La justificación es buena y ejemplarizante pero está ocultando también las pocas ganas de ponerme a prueba en este terreno. La Bolsa exige al inversor una cierta lucha interna que no estoy dispuesto a librar¿ ya tiene uno otros muchos frentes abiertos.

 Sin embargo, en este panorama tan sombrío para el dinero, con tan pocas alegrías, tan estéril, la Bolsa se hace más apetecible que nunca. Ya no es solo cuestión de avaricia sino de sentir que el dinero está vivo, que late y hace latir a uno mismo. Mientras la deuda a corto insiste en sus tipos negativos, mientras la calma de las centésimas impregna cualquier forma de ahorro sin riesgo, la Bolsa sigue a lo suyo: hoy se mete una caída del 2% y tan tranquila. Vive a tope, como siempre.

Un 2% que necesitaría de años y años para lograrse comprando unas letras en positivo o con un depósito bancario. El tedio, la desidia, el aburrimiento se imponen y solo la Bolsa puede sacarnos de ese estado indeseable. Incluso, si me lo permiten, a costa de perder: hasta eso importa ahora menos que en tiempos donde el ahorro podía competir.

La Bolsa vibra, te hace sentir vivo y te saca de este continuo impasse de espera en el que se ha convertido la crisis, refrendada ahora por la indecisión de los políticos para formar Gobierno. Vivimos tiempos de espera y tedio. Gran parte de nuestros planes, de nuestros sueños están aplazados. Vemos morir un modelo económico y social, y el nuevo solo lo atisbamos. Nos asusta y tampoco apunta muy bien. Un nuevo puente largo y aburrido entre el hoy y el mañana de cambios.

Pero el presente más presente y más vivo está ahí, en la Bolsa. Ella sigue igual con sus mismas miserias, ilusiones, codicias, fracasos. En la Bolsa no se ha detenido el tiempo, se sigue viviendo de forma vibrante.

La Bolsa no espera al mañana y se conforma con el hoy de batacazos y subidones, de ruinas y riquezas. Su impasse es solo de 9 a 17:35, una especie de alfa y omega para volver a renacer al día siguiente tan nueva y rejuvenecida.

No sé si mis miedos y moralinas me dejarán, pero creo que hoy no hay nada mejor que la Bolsa para el espíritu.