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Mis finanzas

Seguros y productos para proteger a nuestra familia en caso de fallecimiento

Proteger a los nuestros debe ser un punto clave en cualquier planificación financiera. Para ello, existen diversos productos con los que dejar un capital a nuestra familia tras nuestro fallecimiento.

26 abril, 2017 10:18

Información facilitada por Selfbank.

Proteger a los que más queremos. Este es un punto clave que no debe faltar en ninguna planificación financiera. Cuando fallece uno de los cónyuges, los ingresos de la unidad familiar pueden descender mucho y conviene contar con alguna ayuda económica que permita garantizar su futuro. Para ello, tenemos varios productos ¿muchos de ellos complementarios- con los que asegurar el bienestar de los nuestros.

SEGURO DE VIDA

Es el producto por excelencia para garantizar el bienestar de nuestra familia e incluso para nosotros mismo, ya que la gran mayoría cuentan con coberturas para invalidez. La clave a la hora de contratar un seguro está en determinar las coberturas adecuadas y con ello lo que pagaremos con la prima del seguro. Hay que analizar correctamente nuestras necesidades presentes y futuras para determinar la cobertura y hacerlo de forma individualizada por cada miembro de la unidad familiar, ya que hay puntos comunes y otros que no lo son:

Ingresos: puede parecer un concepto obvio, pero a la hora de contratar un seguro de vida conviene tener en cuenta el nivel de ingresos de tu pareja y cuánto necesitará para cubrir los gastos diarios. Hijos: otro punto obvio, pero fundamental. Si queremos garantizar que puedan continuar su vida con costes fundamentales como los estudios, hay que tener en cuenta y separar una parte del capital para este fin. Deudas: también es necesario pensar en la hipoteca, los préstamos o la tarjeta de crédito. No tengas solo en cuenta la parte de deudas que corresponden al asegurado, sino lo que aportas en el pago. Por ejemplo, si tienes una deuda al 50% con tu pareja, pero aportas el 80% de los pagos, quizá convenga que el seguro cubra el 80% de estos pagos, para tener margen suficiente. Margen de maniobra: Aparte de estos costes, puede ser de gran ayuda contar con un capital adicional para cubrir los gastos de los tres primeros años.

En caso de fallecimiento, los beneficiaros cobrarán el importe estipulado en la póliza, tras el pago del impuesto de sucesiones.

SEGURO DE RENTA VITALICIA

Este es un producto que puede ser de gran utilidad y que ofrece importantes ventajas. Fundamentalmente se trata de un producto de supervivencia, que llegado un momento ¿generalmente la jubilación- realiza pagos periódicos en forma de renta vitalicia. También cubre el fallecimiento para nuestros herederos, ya que la mayoría añaden la opción de pactar una cobertura.

Para obtener esta renta se realiza una aportación (prima única) que se va capitalizando añadiendo los intereses marcados en el contrato, en la mayoría de los casos con un porcentaje mínimo asegurado.

Llegado el momento del cobro es donde encontramos más ventajas. La principal es la fiscalidad: un porcentaje de la renta no tributa y además, cuanta más edad tenga el asegurado, menos tributará. No obstante, el mayor problema es la liquidez si necesitamos el dinero antes.

También suele existir la posibilidad de contratar la reversión de la renta, lo que permite transmitir la renta pendiente al cónyuge en caso de fallecimiento del asegurado para que siga cobrando la misma.

SEGURO DE DECESOS

El seguro de decesos, muy tradicional entre los más mayores, puede ser un apoyo financiero fundamental, pero puntual, ante un riesgo seguro como es el fallecimiento. Es un producto muy económico durante la juventud, con primas más elevadas cuando somos más mayores.

El producto se ha modernizado y además de cubrir los gastos del sepelio, incluido traslados, la mayoría también ofrecen otros servicios como apoyo psicológico a los familiares o asesoría en el cobro de herencias entre otros puntos interesantes.

AHORRO TRADICIONAL

En realidad, cualquier producto de ahorro a largo plazo puede cubrir en mayor o menor medida un deceso. Por ejemplo, los planes de pensiones son multipropósito, ya que si fallecemos, nuestros herederos cobrarán la cantidad que hayamos logrado ahorrar.

Si contratamos un plan de pensiones cuando somos jóvenes, conseguimos un mayor capital con un esfuerzo financiera menor. En este caso, el principal problema es la liquidez, ya que el capital aportado solo puede rescatarse en circunstancias muy concretas. Para contrarrestar este inconveniente existen otras fórmulas de ahorro tradicional, como los fondos de inversión o los depósitos. Constituir un capital con estos productos nos permitirá solventar todo tipo de baches que tengamos en el camino, pero también permite dejar un colchón financiero para los que más queremos.