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La reforma sanitaria pone a prueba las dotes negociadoras de Trump

El presidente estadounidense, Donald Trump, se enfrentará el viernes a la primera prueba concreta de que la habilidad negociadora que perfeccionó en su negocio inmobiliario se deje notar en una crítica votación sobre la nueva legislación republicana en materia de salud en el Congreso.

24 marzo, 2017 12:05

Por Susan Cornwell y Richard Cowan

La Cámara de Representantes está a punto de votar un proyecto de ley para sustituir el "Obamacare" el viernes por la tarde. El proyecto de ley, respaldado por Trump, se ha encontrado con la oposición tanto en las filas conservadoras como en las moderadas de su propio partido republicano.

Los demócratas en la Cámara de Representantes están decididamente en contra del proyecto de ley, y no estaba claro hasta el jueves por la noche si los líderes republicanos tenían suficiente apoyo entre sus propios miembros para aprobarlo, a pesar de una serie de modificaciones de última hora destinadas a ampliar su atractivo.

Es la primera incursión en la legislación de Trump, un hombre de negocios republicano de Nueva York y estrella de televisión conocida por su libro "The Art of the Deal" ("El arte de las negociación"). No había ocupado cargos públicos antes de ganar la elección presidencial del 8 de noviembre.

La votación sobre la Ley Estadounidense de Atención Médica estaba prevista inicialmente para el jueves, pero tuvo que posponerse ante los tibios apoyos recibidos.

El jueves por la noche, Trump dio entender que había terminado de negociar y exigió que los diputados apoyaran el proyecto de ley o asumieran las consecuencias.

"El mensaje es que... se hace mañana, o se queda el Obamacare", dijo el representante Chris Collins de Nueva York, un aliado de Trump.

Reemplazar el plan sanitario del expresidente demócrata Barack Obama fue una de las promesas claves de la campaña de Trump y los republicanos, que consideran la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible de 2010 de Obama demasiado intrusiva y cara.

"Obamacare" tenía como objetivo aumentar el número de estadounidenses con seguro médico a través de obligaciones sobre individuos y empleadores, así como de subsidios basados en los ingresos. Alrededor de 20 millones de estadounidenses accedieron a una cobertura de seguro gracias a esta ley.

El plan que vota la Cámara pretende revocar los impuestos creados por el "Obamacare", anular las multas a las personas que no contraten coberturas, reducir drásticamente la financiación del programa Medicaid para personas en situación de pobreza o con discapacidad y modificar los subsidios que ayudan a los individuos a contratar seguros.

Los conservadores piensan que el proyecto de ley no va lo suficiente lejos en su ambición de acabar con el Obamacare, mientras que los moderados consideran que podría perjudicar a sus beneficiarios.

Los líderes de la Cámara acordaron cuatro páginas de enmiendas de última hora, entre ellas dar permiso a los estados para elegir qué "prestaciones esenciales" son requeridas en los planes de seguro, mantener un sobrecargo del 0,9 por ciento por el Medicare para los estadounidenses con mayores ingresos durante seis años y dar a los estados más financiación para salud maternal y salud mental.

No está claro si será suficiente para convencer a los escépticos.

Durante las últimas semanas, Trump ha subrayado que la sanidad es más complicada de lo que esperaba y ha dicho que está impaciente por poder dedicarse a otras prioridades, como las bajadas de impuestos y los acuerdos comerciales.

Sin embargo, una derrota en la votación extendería una sombra de duda sobre su habilidad de trabajar con el Congreso respecto a una reforma fiscal o las inversiones en infraestructuras.

La incertidumbre sobre la propuesta sanitaria ha sacudido los mercados financieros esta semana, porque a los inversores les preocupa que un fracaso en su aprobación pueda posponer algunas de las prioridades económicas de Trump.

Incluso aunque la Cámara apruebe el viernes el plan, la legislación tendrá que afrontar una batalla cuesta arriba en un Senado controlado por los republicanos.

La Cámara y el Senado esperaban haber aprobado un nuevo proyecto de ley sanitaria antes del 8 de abril, cuando está previsto que comiencen unas vacaciones primaverales de dos semanas para el Congreso.