Economía

El milagro económico polaco frente al Gobierno de Ley y Justicia

10 octubre, 2019 11:17

Ignacio Temiño

Varsovia, 10 oct (EFECOM).- Polonia, que el próximo domingo celebra elecciones parlamentarias, mantiene un crecimiento continuo desde los últimos 30 años, lo que hace que muchos hablen del milagro económico polaco, aunque la oposición liberal teme que esa bonanza se termine por el aumento del gasto público de las reformas emprendidas por el gobernante partido Ley y Justicia.

Tras casi tres décadas de crecimiento ininterrumpido, un incremento del producto interior bruto (PIB) del 5,1% el último año y un desempleo inferior al 5%, el Ejecutivo polaco saca pecho y aprovecha el bienestar económico para ganarse a un electorado que, según los sondeos, volverá a votar mayoritariamente por Ley y Justicia (PiS) en estos comicios.

Detrás de ese impresionante desarrollo de la economía polaca se encuentra la inyección de fondos europeos, el aumento de las exportaciones, la inversión extranjera y el dinamismo del consumo interno, en constante crecimiento durante las últimas décadas.

"El caso de las exportaciones es notable, ya que en menos de 15 años el peso de las exportaciones ha pasado del 34% del PIB en 2004 al 55% en 2018", explicó en un conversación con Efe el director general del banco Pekao, la tercera entidad más importante de Polonia, Michal Krupinski.

Sin embargo, desde la oposición se cuestiona la gestión del Gobierno de Ley y Justicia, y se teme que las tensiones con la UE y la incertidumbre jurídica que generan reformas como la del sistema judicial puedan dinamitar el milagro polaco.

Se alerta también de que las ambiciosas políticas sociales puestas en marcha por PiS, como el Programa 500+, calificado de populista, que otorga un sueldo mensual de 500 zlotys (unos 125 euros) por cada hijo a todas las familias, disparen el gasto público y acaben frenando el crecimiento de Polonia.

Otras medida que promueven valores tradicionales, según PiS, como obligar a los comercios a cerrar los domingos o adelantar la edad de jubilación, son "una bomba de relojería", ha asegurado el gurú económico de los liberales polacos, Leszek Balczerowicz, artífice de las reformas en Polonia durante los años 90.

"Este tipo de medidas se han aplicado para que la gente las asocie con que el PiS debe permanecer en el poder y son una estafa", añade Balczerowicz, quien cree que "si se intenta financiar todo, Polonia puede sufrir un descalabro económico similar al de Grecia".

"No creo que el gasto social y las políticas sociales supongan un problema para el presupuesto nacional", opina por su parte Krupinski (Cracovia, 1981), quien recuerda que el Gobierno polaco aprobó el pasado agosto un plan para eliminar su déficit presupuestario a partir de 2020 con el primer presupuesto equilibrado en 30 años.

No obstante, Krupinski sí cree que algunas de las medidas introducidas por el Ejecutivo podrían haberse planteado "de una manera un tanto diferente".

Sobre las polémicas ayudas a la natalidad, el presidente del Pekao opina que éstas deberían ser condicionadas y no universales, como sucede ahora, aunque reconoce que "han servido para reducir la pobreza y construir capital social, algo especialmente relevante en las pequeñas comunidades".

Se muestra distante también ante las críticas a la polémica reforma de la justicia, muy criticada por Bruselas al considerarla antidemocrática y un ataque a la separación de poderes, ya que no cree "que la intención fuese hacer a los jueces dependientes del Gobierno", como se asegura desde la Comisión Europea y desde la oposición.

Ante la ola de críticas que Polonia ha recibido en los últimos años por esas polémicas reformas, Krupinski considera que el país debe hacer un esfuerzo en mejorar su propia proyección a través de más inversión en marcas, para "responder con contundencia" a esos ataques a su imagen.

Para este banquero, el verdadero riesgo para el crecimiento económico de Polonia no reside en el Gobierno sino en otros factores como la desaceleración en la zona euro, el aumento de los precios de la energía, la pérdida de competitividad, la reducción de fondos europeos y, sobre todo, la crisis demográfica en ciernes.

"En cinco años tendremos 1,5 millones menos de trabajadores en el mercado laboral polaco", recuerda Krupinski, quien aplaude la llegada de inmigrantes de Ucrania y Bielorrusia a Polonia para suplir esa carencia ya que, "al final todas las sociedades europeas somos sociedades de inmigración", afirma.

En esta situación, añade, es fundamental que la empresa polaca dé un paso decidido hacia su internacionalización y, para eso, el banquero insiste en que es necesario que tanto el sector privado como el Estado pongan en marcha acciones ambiciosas de marcas que faciliten el salto de las compañías polacas.