Pablo Artal recibe el 21 de febrero el Premio Nacional de Investigación.

Pablo Artal recibe el 21 de febrero el Premio Nacional de Investigación.

Innovadores

De la astronomía a la miopía: el físico español que revoluciona la óptica

La tecnología VAO de Pablo Artal, Premio Nacional de Investigación 2018, logra reproducir cómo verá el paciente antes de operarse

20 febrero, 2019 07:00

El de Pablo Artal es sin duda un caso digno de admiración. Este físico de carrera y catedrático de Óptica de la Universidad de Murcia ha sabido resolver con maestría la compleja ecuación que separa a la innovación de la ciencia pura. Si asumimos que innovación es igual a ciencia más IVA, la parte de la ciencia la tiene más que cubierta con el Premio Rey Jaime I que obtuvo en 2015 y con el  Premio Nacional de Investigación Juan de la Cierva que recoge el 21 de febrero, entre otros reconocimientos. ¿Y el IVA? "No pienses que estás hablando con un rico", bromea. Artal ha sido cofundador de varias spin offs para el desarrollo de algunos de sus conceptos e ideas y una de ellas, Visiometrics, se vendió en 2015 a una multinacional del sector por 125 millones de euros. 

El equipo de Artal permite comprobar qué tipo de lente o incisión es mejor antes de la operación

"No soy un empresario, soy un académico, alguien que hace investigación y desarollo tecnológico", insiste. Ahora combina su trabajo en la Universidad de Murcia como fundador y profesor del Instituto de Investigación en Óptica y Nanofísica -referencia internacional el mundo de la visión- con el liderazgo de Vóptica, una empresa especializada en simuladores de óptica visual adaptativa a partir de las investigaciones desarrolladas en su laboratorio. 

Su producto estrella, VAO, que tienen protegido con varias patentes internacionales, no solo "hace mejor y más rápido" lo mismo que los sistemas tradicionales que analizan el nivel de visión de un paciente, sino que gracias a la tecnología de óptica adaptativa y a los sistemas de cristal líquido que emplean, pueden simular, tanto para el paciente como para el oftalmólogo, cómo sería la visión con cada una de las distintas lentes o intervenciones disponibles en el mercado para resolver problemas de visión. 

No hablamos de una gafas de realidad virtual o de un simulador, sino de la posibilidad de experimentar exactamente la visión que se tiene de la operación por ambas partes. Cuando se acometen operaciones de cataratas, en las que se implantan lentes intraoculares, o de cirugía refractiva, en las que se realiza un tallado de la córnea irreversible, ahora mismo se decide "más o menos a ciegas". El facultativo escoge la lente o el tamaño de corte que estima más adecuado, pero no dispone de ningún instrumento que certifique que esa opción sea la más idónea, y esta es la necesidad a la que responde VAO

"El principal freno es que esta tecnología es todavía muy compleja y conseguir precios razonables es difícil", cuenta el investigador sobre este sistema que viene de los  grandes telescopios, la astronomía y las operaciones militares. Sus dispositivos ya están instalados en hospitales de India o China, y en universidades de Australia, Francia o España. 

Pero lo más importante: los creadores de las lentes que se implantan tras su uso son sus grandes clientes. Johnson & Johnson, Alcon y Hoya, los principales fabricantes del mundo, ya disponen de su VAO para testar sus productos. Pero Artal reconoce que "solo hay media docena de grandes compañías internacionales", así que el mercado que de verdad les interesa es el de los hospitales. "Hacer startups en España es una cosa horrorosa", lamenta el científico cuando habla del crecimiento de la compañía,  y recuerda cómo con la experiencia de la venta de Visiometrics y muchas otras colaboraciones con gigantes del sector aprendió que el mundo de la empresa "deja un sabor agridulce". 

"Es bastante frustrante. En otros países se nos valora mucho, pero en España los inversores no entienden que los inventores son una parte fundamental del proyecto, tanto como el dinero". Y aunque las empresas tengan éxito, "el que ha tenido la idea muchas veces no se beneficia y eso corta las alas para innovar".

Además, lamenta, en la universidad hace falta un cambio de mentalidad -que poco a poco se va dando- para valorar más el mundo de la empresa. "Hace nada era una especie de prostitución, estaba mal visto porque dejabas de ser un académico puro", denuncia. Por suerte,  la tendencia está cambiando.

Único en el mundo y murciano

 "Nuestro laboratorio es único en el mundo. La gente no lo entiende porque estamos en Murcia y piensan que es algo raro, pero cuando las compañías EEUU quieren una innovación óptica no les importa en qué parte de España estás".