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Ecodiseño, la clave para fabricar los envases del futuro

Compañías como Coca-Cola apuestan por la innovación para hacer sus envases más eficientes y explorar nuevos materiales: la botella de papel ya es una realidad.

Recuperar el terreno perdido ante el calentamiento global es una tarea urgente y, por eso, en su solución tienen mucho que ver la concienciación de la sociedad y el compromiso de cada compañía para ponerse desde ya manos a la obra. Entre las formas que existen para paliar el problema, el concepto de economía circular ha supuesto un punto de inflexión en la actividad de las empresas para combatir el cambio climático. El camino es aparentemente simple, al menos en teoría: se trata de buscar vías para dotar de una segunda vida a los materiales que, de otra manera, se hubieran desechado. Y con ello, darle un respiro al planeta y reducir la huella de carbono asociada a la actividad industrial.

El planeta no puede esperar. Y revertir la situación implica constancia y dedicación para sobreponerse a un ritmo de deterioro medioambiental que aún va por delante de las soluciones. Por eso, en esta carrera de fondo que es la de recuperar el planeta, aquellas planificaciones que huyen de la improvisación e imponen acciones y medidas a medio y largo plazo son las más acertadas y útiles.

Para Coca-Cola, una empresa referente en su sector, y con presencia en todo el mundo, estos criterios de responsabilidad hacia el medio natural son la base de su estrategia de sostenibilidad ‘Avanzamos’. Se trata de un plan creado para adecuar toda su actividad a métodos plenamente respetuosos con el medio ambiente, con la economía circular como eje y con la ambición de alcanzar la neutralidad de su huella de carbono en 2040.

Para llegar a esa meta, la compañía ha movilizado sus recursos a todos los niveles. Y uno de los más evidentes para una empresa de refrescos es el de los envases. Son elementos que, independientemente del formato, resultan imprescindibles para transportar el producto de forma segura y con todas las garantías. Pero, tal vez por eso, es un ámbito en el que existe un gran potencial para aprovechar el margen de mejora que ofrecen tanto los nuevos materiales que se investigan, como la tecnología y la ciencia, cada vez más implicadas en los diseños para alcanzar la máxima eficiencia.

Muchos de los cambios que hacen más eficientes botellas y latas durante todo su ciclo de vida ya han sido incorporados con éxito en los últimos años. Gracias a esta innovación constante se ha logrado reducir su peso, un aspecto que no solo agradecen los clientes porque incide directamente en la energía usada para su transporte y en la reducción de su huella energética. Por traducirlo a cifras, las latas pesan hoy en día un 60% menos que hace 30 años, las botellas de dos litros un 35% respecto a 2010 y las de cristal un 21% menos que en 2000, una reducción significativa dado que su capacidad ha aumentado un 18%.

Son algunos ejemplos de éxito a los que el ecodiseño ha colaborado de manera trascendental. Aligerar el peso de la mayoría de sus formatos ha sido uno de los hitos, muy relacionado con el otro gran objetivo de Coca-Cola en relación a sus envases: el incremento del uso de material reciclado en busca de la máxima eficiencia que dicta la economía circular.

De este modo, actualmente las botellas de plástico de la marca tienen hasta un 25% de plástico reciclado. El porcentaje va en aumento, ya que era del 13% en 2007 y se espera que alcance el 50% antes de 2022. Por otra parte, la gestión de los residuos tras su uso también se incluye en este apartado, y por eso Coca-Cola ha intensificado su esfuerzo por adaptar sus envases e incluso los agrupadores para facilitar su reciclado posterior.

Por ejemplo, en el anillado de cartón que ya tienen algunos productos o en la eliminación de la coloración de las botellas de algunos productos. Son gestos simples que ayudan a que, a día de hoy, el 99,6% de los envases de la compañía sean reciclables.

Estas cifras, en constante revisión, son fruto del ecodiseño, que actualmente es una de las áreas fundamentales para Coca-Cola. Y es que, a todo lo expuesto se le añade un futuro en el que aún se incidirá más en el tipo de materiales que los consumidores encontrarán en el mercado. Durante la historia de la empresa han existido botellas icónicas, como la Contour, con su perfil característico. Esta botella constituye una estampa clásica que, no obstante, también se ha incorporado al siglo XXI gracias al uso de cristal reciclado. Pero lo que está claro es que el futuro trae más candidatas a acompañar a la Contour en el campo de lo sostenible. Por ejemplo, con la incorporación del papel como material para los envases.

El primer paso para ver una botella de papel ya está dado. Ya el pasado año se presentó el primer prototipo, fruto de la colaboración de Coca-Cola con la startup danesa Paboco (The Paper Bottle Company). Actualmente, esta botella se encuentra en fase de desarrollo para afinar más su diseño y eliminar la parte de plástico que aún hoy es necesaria para su fabricación: el tapón y un fino revestimiento interior. Ambos socios siguen trabajando para avanzar hasta un modelo definitivo que prescinda incluso de este pequeño porcentaje y alcanzar el pretendido 100% de papel, como un paso más hacia otro de los objetivos que persigue la compañía: un mundo sin residuos.

En esa línea se han llevado a cabo acciones que muestran el compromiso de Coca-Cola con esta meta y con el respeto por el medio ambiente, como el proyecto Mares Circulares, mediante el cual se está llevando un ingente trabajo de limpieza de las costas de España y Portugal. Esas labores muestran lo necesario de actuar a todos los niveles y la utilidad del reciclaje como medio para evitar que el medio natural sufra la destrucción de recursos.

Aprovechar también ese plástico recuperado del medio marino ha estado en el centro de otro de los grandes éxitos del ecodiseño ya que, hasta el momento, esos residuos no permitían ser tratados para su reciclaje, al menos en la industria alimentaria. Sin embargo, a finales de 2019, Coca-Cola presentó su primera botella fabricada a partir de este material, otro hecho que abre una nueva vía para profundizar en esta estrategia gracias a las técnicas de aprovechamiento.

Su implantación en el futuro permitirá no solo disponer de ecosistemas más limpios sino contar con más material para el reciclaje, reduciendo la cantidad de PET virgen que se utiliza y remarcando la circularidad de un proceso en el que todos salimos ganando, especialmente el planeta. Por eso la innovación no se detiene y augura nuevas posibilidades, muchas de ellas aún por explorar y otras, como hemos visto, incipientes.