"Children of tomorrow live in the tears that fall today”. Ozzy Osbourne.

El presidente del Gobierno se ha venido arriba esta semana y ha afirmado que la economía "ya no va como una moto, sino como un cohete". "La Comisión Europea volvió a revisar ayer al alza su previsión de crecimiento para la economía española en 2024, hasta el 2,1%, tres veces más que la media de la eurozona. España seguirá siendo el país que más crezca de la zona euro en 2024 y 2025", afirmó. Solo tiene un problema. Es completamente falso.

No leerán ustedes a los "econolistos” que revolotean alrededor del gobierno indignarse ante la afirmación de que España crece "tres veces más que la media de la eurozona”, al comparar dos tasas de crecimiento interanual. No les leerán decir que es voluntad de engañar, desinformación y necedad estadística. Es el precio de la propaganda.

Empecemos por una mentira absoluta. España no será "el país que más crezca de la zona euro en 2024 y 2025”, según la Comisión Europea. Seis países, que no se desplomaron en 2020 como España, crecerán más. Hasta Grecia (+2,2%) crecerá más que España, además de reducir mucho más rápido el paro.

Lo triste de todo ello es que la máquina de propaganda venda como éxito que la Comisión Europea sitúe a España como el país con la mayor tasa de paro de Europa en 2024 y 2025 (superando ampliamente a Grecia por cuarto año consecutivo).

Previsión de crecimiento del PIB en los países de la eurozona

Previsión de crecimiento del PIB en los países de la eurozona

Será, además, el cuarto Estado más endeudado, al subir la deuda de un 98,2% del PIB en 2019 al 105,5% del PIB en 2024. Todo ello con un déficit que solo se modera por el efecto de la inflación en el denominador, un 3% del PIB, tras despilfarrar el mayor estímulo fiscal y monetario de la historia además de la mayor recepción de fondos Next Generation.

Repetir una y otra vez que España va como una moto y tiene récord de empleo es obsceno con la economía estancada desde 2019, dopada por deuda y gasto político, y con la mayor tasa de paro de la Unión Europea con la tasa de actividad estancada. Es todavía más indignante cuando la tasa de pobreza, carencia material severa, ha aumentado al mayor nivel desde 2014. Se ríen de nosotros y de sus votantes y algunos lo aplauden.

Repetir una y otra vez que España va como una moto y tiene récord de empleo es obsceno con la economía estancada desde 2019

La Comisión Europea muestra que España liderará Europa en tasa de paro y estará a la cabeza en endeudamiento, con más inflación que la media de la eurozona y renta per cápita estancada.

Todo ello después de despilfarrar el mayor estímulo fiscal y monetario de la historia de la democracia... y el Gobierno lo celebra. Debemos, al menos, celebrar el récord del bendito turismo, demonizado hasta el paroxismo por varios ministros. También hay que agradecer el trabajo de las empresas exportadoras que nos ayudan.

Voy a repetirlo porque el Gobierno siempre lo calla. Nos han crujido a impuestos, se lucran con la inflación, despilfarran el mayor estímulo fiscal y monetario de la historia y se vanaglorian de dejar un déficit de más de 50.000 millones anuales. A eso, encima, lo llaman "consolidación fiscal" y "política fiscal prudente".

Esta semana, mi buen amigo Marc Vidal mostraba las principales economías del mundo en 2023 con datos del Fondo Monetario Internacional. En su tweet preguntaba "¿Te sorprende algo?”. La tabla mostraba que España ha perdido seis puestos desde aquel fatídico momento en que Zapatero declaró, con la injustificada euforia que solo ha superado Sánchez, que "hemos entrado en la Champions League de la economía”.

Luis Riestra, economista, recordaba -con toda la razón- la importancia de calcular el tamaño de la economía ajustado por poder adquisitivo. Y el dato de España es también atroz en ese sentido. España cerró 2023 a once puntos de la media de la Unión Europea en PIB per cápita ajustado por poder adquisitivo. Estaba a siete puntos de diferencia en 2017.

El problema de la euforia propagandística de los gobiernos es que dejan a un país perder oportunidades mientras pasa a la "primera posición” de tasa de paro. Desde la equivocada respuesta a la crisis de 2008, los gobiernos siempre han acudido a la misma receta: aumentar impuestos, disparar el empleo público y aumentar la deuda.

Los gobiernos siempre han acudido a la misma receta: aumentar impuestos, disparar el empleo público y aumentar la deuda

La euforia propagandística solo lleva a la inacción. Cuando llegó Rajoy al gobierno, con mayoría absoluta, se encontró una economía destruida y alguien le convenció de que todo se solucionaría con ese concepto sorprendente de "confianza” y que la consolidación fiscal había que hacerla subiendo impuestos.

Nos repitieron una y otra vez que lo exigía Bruselas, pero la evidencia es que Irlanda, país que fue rescatado, además, se negó a aumentar impuestos e hizo el ajuste vía gasto innecesario. Hoy refleja un aumento del PIB per cápita que multiplica en varias veces al estancamiento español.

El error de Zapatero fue ignorar los avisos de David Taguas, que en paz descanse, y seguir con la sandez de "reivindicar la alegría”, hundiendo a la economía y sentando las bases del expolio de la clase media y las empresas.

La burbuja inmobiliaria dio lugar a una sensación de riqueza que, con el aumento de ingresos fiscales extraordinarios, se acompañó con un aumento de gasto desproporcionado. Cuando se perdieron esos 50.000 millones de euros anuales de ingresos fiscales de espejismo inmobiliario, en vez de ajustar el aumento de gasto, se priorizó la receta de perpetuar los desequilibrios.

José Luis Rodríguez Zapatero, en la sede de EL ESPAÑOL durante la entrevista con Pedro J. Ramírez.

José Luis Rodríguez Zapatero, en la sede de EL ESPAÑOL durante la entrevista con Pedro J. Ramírez. Javier Carbajal

El error de Rajoy fue pensar que con ajustes modestos y disparando impuestos se solucionaría un agujero equivalente a 50.000 millones anuales. Se temía la reacción de los ciudadanos ante un ajuste elevado y se decidió lo cómodo: ajustar en el bolsillo del sector productivo. Ante esa decisión, la reacción de los sindicatos depredadores fue la misma y el impacto en los sectores productivos, enorme.

Sánchez llegó sabiendo que la Comisión Europea de 2018 se parecía a la de 2011 como Boney M se parece a Iron Maiden. Y se ha aprovechado de una gestión atroz de la Unión Europea para priorizar el aumento brutal del gasto, el empleo público y la deuda. Ha usado, como ocurrió en 2008, una crisis para presentarse como la solución a los problemas que ellos crearon con dos estados de alarma inconstitucionales.

Desde 2008 la política económica en España ha sido la de preservar y aumentar el tamaño del sector público. También la de disfrazar la insostenibilidad del sistema de pensiones, cargando sobre los ciudadanos el mayor porcentaje de pasivos no financiados de toda la Unión Europea.

El estallido de la burbuja inmobiliaria supuso la oportunidad de oro para el estatismo de ponerse al frente y disparar los desequilibrios. No es una casualidad cuando la inmensa mayoría de parlamentarios provienen del sector público.

Desde 2008 la política económica de España ha sido la de preservar el aumento del tamaño del sector público. 

Desde 2008, la receta económica de España ha sido, con ligeras variaciones, asfixiar al sector privado y a las clases medias para sostener a cualquier costa un gasto político inasumible y un sistema de pensiones insostenible.

El resultado siempre es el mismo. Si el que venga detrás de Sánchez mantiene las mismas políticas, España seguirá siendo una oportunidad perdida mientras el gobierno nos dirá, tras otro destrozo como en 2008 y 2020, que "crecemos más que la media de la zona euro”. Un disparate.