Ilustración: Tomás Serrano

Política ELECCIONES CATALANAS

Junqueras toma el mando de ERC consciente de que no podría ser candidato en una repetición electoral

Aunque se apruebe la amnistía el 30 de mayo en el Congreso, seguirá inhabilitado por su condena en el 'procés' hasta que el TJUE resuelva la muy probable cuestión prejudicial que planteará el Tribunal Supremo.

15 mayo, 2024 02:27

Sólo 24 horas después del anuncio de Pere Aragonès de que abandona la política activa, el presidente de Esquerra Republicana, Oriol Junqueras, ha parado cualquier debate interno sobre el liderazgo en el partido. Este martes, ofrecía su "disponibilidad" y su "fuerza" para liderar esta nueva etapa que su entorno reconoce como "el fin de una etapa".

El paso adelante tiene especial significado porque el propio líder republicano sabe que él no podría ser el candidato en una eventual repetición electoral.

Sin esperar el debate interno que se está sustanciando en ERC, donde muchos lo señalan a él y a su lugarteniente, la fugada en Suiza Marta Rovira, como "corresponsables del descalabro" en las elecciones del 12-M, Junqueras envió una carta a la ciudadanía para poner a todo el partido tras él. De momento, para irse a la oposición y desentenderse de la gobernabilidad de Cataluña.

Es decir, que "toca a otros protagonistas dar los pasos que consideren oportunos para garantizar la estabilidad y la gobernabilidad del país".

Esa afirmación augura el bloqueo, porque sin Esquerra no hay investidura posible. Ni la habría para Carles Puigdemont en ningún caso, ni la habría para Salvador Illa.

El rival por la hegemonía independentista insiste en sumar los 20 diputados de ERC a los 35 de Junts para decir que él tiene más síes que el candidato del PSC, que puede sólo contar con sus 42 y los 6 de los Comuns.

La "digestión"

Los socialistas no harán nada por pactar con Junts y no ven factible (ni deseable) la vía de entenderse con el PP y (menos aún) con Vox.

De lo que están convencidos es de que Esquerra acabará facilitando la investidura de Illa cuando haga la "digestión" de su derrota. Sobre todo, porque aparte de Junqueras, "no hay candidato". Y porque Junqueras no podrá ser, "y él lo sabe", tal como admiten desde el entorno del exvicepresident condenado por el procés.

Y es que el indulto que le concedió el Gobierno de Pedro Sánchez en 2021 fue parcial: se le perdonó la pena de cárcel, pero se le mantuvo la de inhabilitación por el delito de malversación. Y eso le ha impedido no sólo estar en las listas en estas elecciones del 12-M, sino "incluso dar clases en la Universidad", como él lamenta ante sus simpatizantes.

La Ley de Amnistía, que regresa ahora a la Cámara Baja tras el veto que le impuso el Senado este martes, será aprobada con toda probabilidad el próximo 30 de mayo en el Congreso. Pero en ERC son conscientes de que, del mismo modo que al huido Puigdemont sí le beneficiaría de inmediato la norma, no será el caso de Junqueras.

Al líder de Junts se le levantarán las cautelares, más allá de que los tribunales presenten cuestiones prejudiciales ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).

Oriol Junqueras, presidente de ERC, observa irse a Pere Aragonès, tras los resultados del 12-M.

Oriol Junqueras, presidente de ERC, observa irse a Pere Aragonès, tras los resultados del 12-M. EP

Pero lo que pesa sobre el presidente de ERC es una condena. Y nadie duda de que el Supremo acudirá al TJUE a que resuelva si esta ley se acomoda al derecho europeo, lo que paralizará el proceso en favor de Junqueras durante, probablemente, dos años más.

Por eso, en el PSC están convencidos de que el partido de izquierda separatista acabará facilitando que Illa sea president.

Sin Junqueras en la lista, ERC afrontaría un resultado muy probablemente peor al de este domingo. Y además, el líder del PSC jugaría la baza de la víctima con razones: "¿Usted bloque la gobernabilidad cuando yo nunca bloqueé a Aragonès, y le apoyé dos Presupuestos después de que Junts rompiera el Govern de coalición?", podría argumentar.

Un corto funeral

El funeral por los "malos resultados" en la sede de ERC no duró ni un día. El domingo murió el proyecto, el lunes se enterró a su líder, y el martes ya tomaba el mando el padre espiritual en la sombra. Y esto fue así porque la página de Pere Aragonès se había pasado hacía ya tiempo.

Ya en la misma noche electoral, de lo que se habló en el Pabellón de la Estación del Norte, donde se reunieron los republicanos, es de que Junqueras sería el único candidato posible en el caso de que haya repetición electoral, según ha podido confirmar este diario. 

El fracaso era estrepitoso, nadie se esperaba un hundimiento a 20 diputados. Y "si el juez cumple aplicando la amnistía, Junqueras será el candidato en el caso de que haya nuevas elecciones" en otoño, explica una persona muy cercana al líder republicano.

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Cuando Aragonès mandó a su partido a "la oposición" y, luego, a sí mismo a casa, trataba de evitar el lastre de que se culpe a Esquerra si hay segundas elecciones y de cerrar con Junqueras la crisis de liderazgo que tensionaba a Esquerra.

El mensaje de ambos líderes es que los responsables de lo que pase ahora son los que tienen "el mandato de la ciudadanía": es decir, el PSC y Junts. Pero el otro "mandato de la ciudadanía" es que el tercero en la ecuación, ERC, debe decidir quién gobierna. O si hay bloqueo.

Pero "ése es el relato del PSC", se queja un alto cargo republicano. "¿Por qué bloqueo? Se nos podría acusar de eso si hubiera un PSC como el de Pasqual Maragall; es decir, de izquierdas y con un modelo territorial menos opuesto al nuestro", explica refiriéndose a aquellos socialistas catalanes del "federalismo asimétrico" y el "derecho a decidir".

Porque ahora, añade, "el PSC es un partido de centro derecha desarrollista, y puramente autonomista... Si quieren algo con nosotros, mucho tendrían que cambiar".

Tensiones de atrás

Fuentes del entorno de Junqueras admiten que "la lucha interna" del partido viene de tiempo atrás. Que por eso, Junqueras optó por "ungir" a Aragonès el pasado enero como candidato a la reelección. Para evitar, por un lado, que "la tensión saltara como una botella de espumoso". Y por el otro, para dejar claro quién tenía el poder real para designar al cabeza de lista.

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Junqueras ha querido, ahora, confirmar su ascendiente sobre los cuadros de ERC. Pero si hace unos meses confirmaba que ERC es un partido previsible, pragmático, casi institucional, al no negarle al president que optara a repetir, si él quería hacerlo... ahora hay quien señala también le como responsable: "Él ha quedado algo aturdido. Digan lo que digan, Oriol sabe que esta bofetada le incumbe".

Ahora, tras el 12-M surgen las preguntas. ¿Por qué el president, ahora dimitido, no logró nunca subir su popularidad? ¿Por qué ya muchos comentaban que "el funcionario" no sabría cosechar lo que ERC cree que ha sembrado todos estos años?

El descalabro se vio venir pronto, ya con los microdatos de las primeras encuestas, donde no se apreciaba que el partido estuviera captando votos de otros y sí se detectaban fugas. Unas, por lo identitario, hacia la lista de Carles Puigdemont; otras, por lo progresista, hacia las de Salvador Illa.

Para los primeros, ERC es demasiado "blandita" para acabar el procés; para los segundos, si la clave es gestionar de una vez "las cosas del comer", eso que lo haga el PSC, que de un solo voto "se para a los fachas" y se evita "volver a 2017".

Ésa es la pinza que ha operado en la política catalana. Lo ha hecho con fuerza desde la convocatoria electoral, pero lo llevaba haciendo ya tiempo. Y algunos lo habían detectado, incluso, antes del 23-J.

Junqueras decidió dar aquel paso a un lado por el bien del partido, y porque mientras se tramita la Ley de Amnistía, en ERC no daban un duro porque fuera efectiva antes de las elecciones, fueran éstas anticipadas o cuando tocaban, en febrero de 2025. Y todo sigue ahora igual. 

En ERC se ha instalado un sentimiento: toca apretar. Si entramos en un cambio de era, "algo habrá que retocar en nuestra estrategia". Eso augura una Esquerra más explícita e impugnatoria: pase lo que pase, sin "financiación singular" no habrá Presupuestos; y sin "reconocimiento nacional", la legislatura de Sánchez no durará

Ésa es la "digestión" en ERC a la que esperan fuentes del entorno de Illa, en el PSC. Porque la bronca interna en Esquerra estuvo tapada por el manto del poder. Y ahora unos se cavan fosas a los otros... hasta que vean que "sin candidato, les iría peor en una repetición electoral". Y pueden elegir la "vía Bildu": pactos en Madrid y oposición en Cataluña.

Esperar a 2028

A Junqueras no le dará tiempo a acogerse a la amnistía. La ley se publicará en el BOE al día siguiente de que el Congreso la apruebe. El articulado da un plazo máximo de dos meses al juez para levantar la condena de inhabilitación.

Y aunque el preámbulo de la norma indica que "el eventual planteamiento de los mecanismos regulados en estos preceptos", es decir, recursos ante el Constitucional o el TJUE, "no afecta a la vigencia o eficacia de las leyes", lo cierto es que el mecanismo es automático.

Los planes de Junqueras eran (y deberán seguir siendo) esperarse a 2028. Todavía "en edad" (hoy tiene 55 años), y mientras recogía lo sembrado junto a Rovira, su secretaria general.

En los meses que vienen, el PSOE tendrá que ver cómo se negocian unos Presupuestos para el Estado mientras, cada mes en Suiza, lo previsible es que ERC se una al maximalismo de Junts

Se acabaron las dos almas en ERC. Aragonès seguirá de president en funciones hasta que alguien sea investido o se vuelva a disolver el Parlament. Pero después se irá, con su oficina, su secretaria y su sueldo como "el 132º expresidente de la Generalitat".

Y el único foco ya es para el líder del partido, "de izquierdas, republicano e independentista", por ese orden, como dice él mismo. Pero también con la épica de la cárcel para movilizar decepcionados y, sobre todo, dispuesto a volverlo a hacer