Pastel de cabracho asturiano.

Pastel de cabracho asturiano.

Recetas

Este es el plato más rico en proteínas y típico de Asturias: es perfecto para untar con pan y está exquisito

Esta receta siempre es un acierto como entrante a cualquier comida en Asturias y además, está repleta de proteínas y vitaminas.

15 mayo, 2024 10:30

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Asturias es esa región de España en la que no faltan todo tipo de antiguas recetas sabrosas y repletas de los productos de la tierra, que han ido pasando de generación en generación. Recetas que han acabado convirtiéndose en los platos típicos y caseros que no pueden faltar en cualquier visita a Asturias.

Platos tan únicos y deliciosos como la fabada asturiana, el cachopo, el chorizo a la sidra, el pitu caleya, los escalopines al cabrales, el pote asturiano, los clásicos tortos de maíz o los increíbles quesos asturianos.

Pero dentro de este amplio catálogo de platos típicos, también hay cabida para otro gran imprescindible y que además figura entre las recetas asturianas con más proteínas y vitaminas: hablamos del pastel de cabracho. Uno de esos entrantes que no falta en cualquier carta asturiana.

[El plato asturiano más rico en proteínas y fácil de hacer: se prepara en 5 minutos y sólo lleva dos ingredientes]

Un plato sencillo y muy rico que siempre es todo un acierto y que en los últimos años no ha hecho más que ganar popularidad en la región. Dicha especialidad está elaborada con cabracho. Este es un pez bajo en calorías con una gran concentración de vitaminas A, B y D, además de minerales como potasio, fósforo y magnesio.

Un pescado blanco que además, tiene un bajo índice calórico, también destaca por ser muy sabroso y por ser especialmente rico en proteínas. Te enseñamos a elaborar paso a paso este plato asturiano saludable.

Ingredientes

Pastel de cabracho asturiano

  • 500 gr de cabracho fresco
  • 2 huevos
  • 200 ml de nata líquida para cocinar
  • 1 cebolla pequeña
  • 2 dientes de ajo
  • Mantequilla
  • Aceite de oliva
  • 4 rebanadas de pan de molde sin la corteza
  • Sal y pimienta

Paso 1

Comienza precalentando el horno a unos 180 grados y mientras en una sartén calienta un poco de aceite de oliva. Cuando el aceite comience a calentarse, echa la cebolla bien picada en cachitos pequeños y el ajo picado.

Deja que poco a poco se vayan sofriendo en la sartén con el aceite hasta que estén suficientemente tiernos y ligeramente dorados.

Paso 2

Coge un bol grande y desmenuza el cabracho ayudándote de las manos o con ayuda de un tenedor e intentando eliminar todo tipo de espina. 

Después será el momento de agregar el pan de molde sin corteza al mismo bol (previamente remojado en agua y bien escurrido). Mezcla todos los ingredientes bien para que se integren perfectamente.

Paso 3

En ese mismo bol incorpora ahora la cebolla con el ajo sofrito y añade también los huevos y la nata líquida. Salpimenta esta mezcla a tu gusto.

Ahora simplemente mezcla todo muy bien hasta que obtengas una masa homogénea y viértelo en un molde que sea apto para horno (previamente engrasado con un poco de aceite de oliva.

Paso 4

Hornea toda la mezcla durante unos 30 o 40 minutos y hasta que el pastel de cabracho tenga un aspecto firme en la zona superior. 

Después retira del horno y deja enfriar antes de desmoldarlo en un plato o fuente. Una de las formas más habituales para servirlo en Asturias es acompañado de panecillos para untarlo, pudiendo agregar mayonesa y lechuga para acompañar.

Pastel de cabracho: el plato estrella asturiano

El pastel de cabracho es uno de los platos más típicos de la región y que además resulta bastante sencillo de elaborar, pese a que llevarlo a cabo puede perfectamente llevar una hora y media aproximadamente. Aún así, no deja de ser una receta con pasos muy sencillos.

Un entrante ideal para acompañar cualquier tipo de menú y sin importar la época del año que sea. Aún así, si lo que estás buscando es un resultado de diez, lo mejor es que te asegures de utilizar el verdadero pescado cabracho y no lo sustituyas por otro. Eso te garantizará un sabor auténtico y único.

En cuanto a cómo consumirlo, lo más aconsejable es comerlo frío y conservarlo siempre en la nevera. Normalmente suele acompañarse de alguna ensalada o para untar en pan y acompañar con mayonesa. Aunque también hay quien prefiere saborearlo solo.