Esta mañana abre el foro el ministro de Movilidad, así que los de la barra del Wake Up nos hemos acercado a la Casa de América en patinete eléctrico. Un homenaje que a punto ha estado de torcerse. La comitiva de seguridad que rodea a los poderosos no es muy partidaria de que los abejorros aparquemos cerca del protegido.

Una amabilísima policía municipal nos ha pedido que estacionemos un par de calles más arriba. Le he explicado que, si hubiéramos orquestado el magnicidio de José Luis Ábalos, hubiésemos escogido otro vehículo, y no el patinete. “Venga, circule, hágame el favor”.

Hemos llegado un pelín tarde, justo cuando el ministro se atragantaba. Estaba haciendo un brindis al “tono constructivo” y, claro, eso en la España de hoy a uno se le atraganta. Cuando un ministro se atraganta, por cierto, lo hacen también tres o cuatro asesores, que se acercan al escenario con la rapidez de Usain Bolt.

Uno de ellos ha ofrecido a Ábalos un caramelo y un poco de agua. Humilde remedio, la prueba de que José Luis sigue siendo el mismo que, con veinte años, leía las páginas de Mundo Obrero con sus amigos.

Hoy es 14 de abril, se cumplen noventa años de la proclamación de la República. Los de la barra parecemos -y somos- un poco sin fundamento, que dirían nuestras abuelas, pero también manejamos algunos datos de interés. Ahí va uno: Ábalos es hijo de Carbonerito, un torero rojo que brindaba faenas en plena guerra a beneficio de las milicias populares y los hospitales de sangre.

Ábalos -no acaba ahí la cosa- es nieto de Julián, un guardia civil enviado a sofocar la insurrección asturiana de 1934. Pero aquí estamos a otra cosa. Si quieren conocer esa historia, suscríbanse, que las copas en esta barra no se pagan solas.

Estábamos en lo del atragantamiento. Arturo Criado, presentador de este sarao, ha salido al rescate del ministro. Ha ofrecido al público unas acertadísimas palabras para ganar tiempo. Arturo es una buena persona. Al ver que Ábalos se recuperaba, ha anunciado la reanudación de su discurso con entusiasmo, como si introdujera a un artista, y no a un ministro.

Yo me fío de Arturo y, cuando Ábalos ha comenzado a hablar de la “España mediterránea”, he creído que se iba a poner a cantar a Serrat, pero ni todos los días son domingo… ni todo el monte es orégano. Ni siquiera en este foro, que aboga por lo verde y la sostenibilidad.

La innovación, aquí en el Wake Up, ya es puro vicio. Se innova sin esfuerzo, se conjuga el verbo en todas sus posibilidades. En cuanto uno se da la vuelta, le innovan la silla. ¿Y eso qué significa? Les pongo un ejemplo. Me he levantado del taburete para ir al baño. Cuando he regresado, me lo había birlado una mujer encantadora. “Disculpe, pero…”, le he dicho. Ella ha respondido: “Sí, tiene razón. Antes estaba usted y ahora estoy yo. Pura innovación. No me diga que no hemos salido ganando”.

Es el colmo, pensarán. Pues no. El colmo de la innovación es que el director general de Agenda Urbana se llame “Iñaqui Carnicero”. Como lo leen: “Iñaqui”. Mi tatarabuela Celestina, que tenía el vascuence como lengua materna, se ha levantado de la tumba y ha llegado desde el viejo reino de Navarra hasta Madrid en cinco minutos. “¿Iñaqui?”. Su fantasma se ha desplomado y luego ha desaparecido.

La cuota de las “k” la hemos recuperado con Kike Sarasola, el presidente de Room Mate. Muchas gracias, Kike, no todo en este lugar iba a ser dinero e innovación. Sin remilgos, en pleno discurso, le ha lanzado un piropazo a Federico Linares, el presidente de EY: “Es el ponente más guapo”. Jesús Quintero se quejaba a Pedro J. hace muchos años de que los periódicos ya no publicaban cartas de amor. Jesús tenía razón. Aquí tienen una: la de Kike a Federico.

No pierdan de vista a Linares, es un tipo curiosísimo. Además de “guapo” -Sarasola dixit-, toca muy bien la guitarra, canta y es un regatista profesional. Pero no regatista de los de la pasta, sino de los de mar abierto. En su palmarés, tiene más copas que todas las que nos hemos bebido desde el lunes.

Les dejo, que viene lo serio. Clausura la mañana la ministra de Industria, Reyes Maroto, que no ha venido en patinete, sino en…

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