Panorámica de la localidad de Carrícola desde su castillo. Turisme CV

Panorámica de la localidad de Carrícola desde su castillo. Turisme CV

Ocio PUEBLOS

El desconocido pueblo de Valencia para visitar este mes de enero: una joya natural a tan solo una hora de la ciudad

Su origen se remonta a la época del rey Jaime I. Nació como alquería musulmana en el siglo XIII. Actualmente tiene menos de 100 habitantes.

Más información: La aldea que se debe visitar al menos una vez en la vida: está a una hora de Valencia y solo viven 24 vecinos

Valencia
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En la provincia de Valencia hay muchos pueblos que no se conocen por estar alejados de la capital. Es el caso de un encantador municipio que empezó siendo una alquería musulmana en el siglo XIII, fusiona naturaleza y arte, y se ubica a tan solo una hora de la ciudad.

Carrícola es un pueblo de menos de 100 habitantes que se dedican principalmente a la agricultura (frutales, olivos, viñedo y huertas ecológicas). Tiene un peculiar apelativo: se le conoce como "la chispa del Valle de Albaida" (comarca a la que pertenece).

Además, este destino pertenece a la Ruta 99, una iniciativa de la Generalitat Valenciana que da a conocer las tierras más despobladas de la Comunitat Valenciana.

Se sitúa a los pies de la Sierra de Benicadell y su origen se remonta a la época del rey Jaime I. Después de la conquista cristiana, la alquería musulmana de Carrícola fue donada por el monarca al caballero catalán Ramon de Timor.

A lo largo del tiempo, pasó por distintas manos. Jaime I la donó después a Berenguela Alfonso en 1270 y, posteriormente, al Obispado de Valencia. En 1477 se creó la baronía de Carrícola (cardenal Mila i Borja) y después pasó a formar parte del marquesado de Albaida.

Ahora, la ecología, el patrimonio y el arte son los estandartes de este pequeño municipio que recibe viajeros atraídos por su vida cultural y su entorno natural.

Carrícola apostó por el turismo rural, ya que podía ofrecer ciertos encantos por su situación privilegiada, su patrimonio, su historia, sus costumbres, gastronomía, fiestas y tradiciones, así como la huerta con cultivos ecológicos y la tranquilidad que hoy en día es difícil encontrar en las grandes ciudades.

Arrastre de animales en la celebración de Sant Antoni en Carrícola (Valencia). Turisme CV

Arrastre de animales en la celebración de Sant Antoni en Carrícola (Valencia). Turisme CV

Por ejemplo, la exposición Biodivers es uno de los atractivos del municipio: decenas de obras escultóricas y pictóricas se encuentran al aire libre.

Las rutas de senderismo abundan en el pueblo. Una de ellas permite encontrarse con arcadas islámicas, infraestructuras hidráulicas que han aguantado el paso del tiempo. Destacan tres: la Arcada de la Font del Gatell, la del Barranc de Les Passeres y la del Barranc de l’Arcà.

Otro de los senderos llevará al Castillo, de origen almohade, construido entre los siglos X y XII. Por otro lado, la Iglesia de San Miguel Arcángel, del siglo XVI, y la Ermita del Cristo del Calvario, que preside la parte alta de la población, son otras edificaciones interesantes para visitar.

Agricultura y artesanía

Carrícola fue pionera en la implantación de la agricultura ecológica en los años ochenta. A partir de ese momento, todas las iniciativas se han basado en criterios de sostenibilidad ambiental.

Además de la producción ecológica, artesanos del pueblo elaboran productos naturales, de cosmética, textil, pan, tortas dulces y saladas. Estos montan un mercado los domingos en los que ofrecen a los visitantes productos de elaboración propia, además de productos naturales y ecológicos.

Vista del castillo de Carrícola. Turisme CV

Vista del castillo de Carrícola. Turisme CV

Hoy Carrícola es un municipio eminentemente agrícola. En su término, hay cultivos de frutales, olivos, vid, naranjos, así como una gran variedad de hortalizas. 

Los platos típicos de este pequeño pueblo son el arroz al horno y el caldoso. Respecto a los dulces destacan los negocis, pastissets de moniato, rotllets, carquinyol y coca Cristina.

Puntos de interés

La comarca de la Vall d'Albaida también otros lugares de interés que el visitante no se puede perder:

Covetes dels moros

Se trata de un grupo de cuevas artificiales con orificios en forma de ventana, colgadas a mitad de un acantilado rocoso. Se ubican en el Barranco de la Fos, tan solo a unos 300 metros al norte del núcleo urbano medieval de Bocairent.

Consta de unas 50 ventanas, que dan acceso a otras tantas cámaras, así como nueve ventanas más que están inacabadas.

Probablemente la mayoría de estas cámaras fueron concebidas para estar aisladas en un principio, ya que todas tienen argollas de anclaje para las cuerdas.

Monasterio rupestre

La edificación actual recoge en sus entrañas otra aún de mayor valor: un antiguo convento subterráneo que fue excavado en la roca y que solo unos pocos han tenido la oportunidad de contemplar, ya fue cerrado en el siglo XVIII.

En el interior del convento, situado en Bocairent, los visitantes pueden observar el interior de la iglesia, utilizada por las monjas hasta el año 1700, y como lugar de oración hasta el año 1900.

Pou Clar

Es un paraje que alberga importantes valores naturales y paisajísticos. El río Clariano nace allí mismo y en sus primeros metros configura una serie de pozos excavados por el agua sobre roca calcárea que conforma un paisaje singular de formas redondeadas y con láminas de agua.

Cada pozo tiene un nombre: Pou dels Esclaus, Pou Clar, Pou Gelat, Pou de la Reixa, Pou Fosc y Pou dels Cavalls.

Parque Natural de la Sierra de Mariola

La sierra de Mariola se alza entre las comarcas de L’Alcoià, El Comtat y La Vall D'Albaida, y es compartida por las poblaciones de Agres, Alcoy, Alfafara, Banyeres de Mariola, Bocairent, Cocentaina y Muro de Alcoy.

Muy arraigada en la cultura popular valenciana, este paisaje es herencia del aprovechamiento tradicional de los ricos recursos naturales que a lo largo del tiempo realizaron nevaters, pastores y leñadores.

La presencia humana a lo largo de la historia en la sierra queda evidenciada por los hallazgos arqueológicos, pozos de nieve, masías, castillos y ermitas.

Estos y otros muchos valores son los que motivaron la protección de casi 17.000 hectáreas con la declaración de Mariola como parque natural, el 8 de enero de 2002.