
Panorámica de la Serra da Groba Baiona (Pontevedra)
El mirador cerca de Vigo con panorámicas de ensueño al que solo podrás llegar caminando
Situado en plena Serra da Groba, este balcón natural regala unas vistas impresionantes de las Rías Baixas, con el Val Miñor y la depresión formada por el río Groba como protagonistas del paisaje
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La silueta de la Serra da Groba se alza imponente al sur de Galicia, casi rozando las aguas del Atlántico, como un guardián entre los municipios de Baiona, Oia, y O Rosal. Sus picos, que desafían al cielo superando los 600 metros, no sólo son testigos de la bravura del viento, sino también del galope sobre este paraje indómito de los caballos salvajes de raza gallega. Al margen de su riqueza natural y paisajística, los atractivos de este sistema montañoso se enriquecen con un sinnúmero de muestras del patrimonio más ancestral, cobijando entre sus límites vestigios del arte rupestre que susurran secretos de un pasado remoto, mientras la tierra guarda celosamente su legado.
Es precisamente en el corazón de la majestuosa Serra da Groba donde emerge el Mirador da Boca da Groba, un balcón natural que parece suspendido a medio camino entre el cielo y la tierra. Desde este rincón privilegiado, las Rías Baixas se despliegan en un auténtico lienzo de ensueño: con el Val Miñor bañado por una luz mágica y la serpenteante depresión del río Groba dibujando un paisaje que captura la esencia más pura y salvaje de Galicia. Este lugar, enclavado en un entorno conocido como O Corno de Ladredo, es mucho más que un mirador, es una experiencia que convierte la naturaleza en arte y al visitante en cómplice de su belleza.
En ruta hacia el mirador

Caballos salvajes en A Serra da Groba Baiona
Para alcanzar este balcón natural en la Serra da Groba la mejor manera de hacerlo es calzarse las botas y adentrarse en una ruta de senderismo que serpentea por la montaña. Un recorrido breve, pero desafiante, de unos 5 kilómetros, que pone a prueba la resistencia del caminante en los tramos más exigentes. Sin embargo, cada paso entre la naturaleza salvaje de esta cordillera es una invitación a desconectar del mundo y reconectar con lo esencial. Y al final, la recompensa: el Mirador da Boca da Groba, donde las vistas panorámicas son tan impresionantes que hacen que merezca la pena la travesía.
De todas formas, para aquellos senderistas que prefieran realizar una caminata más corta, en la carretera que avanza hasta el Alto da Groba, existe un pequeño desvío de tierra a la derecha justo antes de alcanzar la conocida como Pedra do Acordo. Desde allí, el sendero conduce también hasta el citado mirador en un agradable paseo de apenas un kilómetro y medio.

Vistas desde el mirador Boca da Groba Baiona (Pontevedra)
El inicio de la ruta principal se encuentra en la EP-2202, entre Baiona y el lugar de Torroña, en Oia. Muy cerca de la aldea de Os Eidos de Abaixo, una pequeña área recreativa sirve de punto de encuentro para estacionar el coche e iniciar la aventura. Desde allí, el ascenso comienza entre historias grabadas en piedra, atravesando rincones plagados de simbolismo como los restos del Foxo Pedriño, una antigua trampa utilizada para la caza del lobo que nos recuerda el pasado ancestral de estas tierras. Mientras avanzamos, podremos ver al ganado pastar libremente y, con un poco de suerte, a los míticos caballos salvajes recorrer estos montes.
El paisaje se va transformando a medida que ganamos altura, con pequeñas charcas y nacimientos de agua que brotan en lo más alto de este terreno montañoso, dando vida a cursos fluviales como el del río Groba, que atraviesa la sierra y sus valles en el camino hacia el Atlántico. Una vez en O Corno de Ladredo, un pequeño banco de piedra marca el final del camino. Desde este enclave privilegiado, la panorámica conforman un verdadero espectáculo visual: con el Val Miñor en primer plano, la islas Cíes dibujándose en el horizonte marino y rincones como Monteferro o Cabo Home completando el paisaje en su fondo norte. En la vertiente más meridional, la Serra do Galiñeiro y el Monte Aloia se perfilan también en la distancia, mientras el valle del Louro y el trazado de Portugal dejan ver una parte de su perfil.