
Catoira, en una imagen de archivo.
Ni Redondela ni Soutomaior: este es el pueblo más infravalorado de la provincia de Pontevedra, según 'Viajar'
La popular revista de viajes ha elaborado un mapa con los pueblos más infravalorados de España, y hoy en 'Treintayseis' te contamos cuál es el escogido en Pontevedra
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Viajar es uno de los mayores placeres de la vida. No hace falta ir muy lejos para descansar unos días en familia o con amigos. En Pontevedra, la atención se centra en sitios "de moda" como Combarro, Baiona o Cambados, si bien la provincia alberga rincones aún desconocidos para muchos y que merecen un viaje. La revista Viajar ha elaborado un mapa con los pueblos más infravalorados de España, y hoy en Treintayseis te contamos cuál es el escogido en Pontevedra.
Hay lugares con numerosos encantos que ofrecen a los visitantes, pero que no gozan de la popularidad que merecen. Para dar a conocer estos sitios, la revista especializada en viajes Viajar ha elaborado un mapa con una selección de pueblos no tan famosos que todo el mundo debería conocer. En el caso de la provincia de Pontevedra, el municipio que es precioso, pero puede quedar ensombrecido por otros es Catoira.
El pueblo más infravalorado de Pontevedra
Catoira es el pueblo de la provincia de Pontevedra que la revista popular califica es "bonito, pero infravalorado". Enmarcada en el corazón de las Rías Baixas, justo la desembocadura del río Ulla, Catoira es la villa vikinga de Galicia por antonomasia, si bien diferentes civilizaciones prehistóricas se asentaron antes en estas tierras costeras. De hecho, las primeras evidencias encontradas en forma de petroglifos en la localidad datan de la Edad de Bronce.
Catoira es una villa marinera única que merece la pena conocer por su increíble riqueza cultural e histórica. Es conocida dentro y fuera de nuestras fronteras por sus populares ruinas defensivas y su multitudinaria y singular Romería Vikinga, un evento que tiene lugar cada primer domingo de agosto y en el cual se conmemoran y recrean las invasiones sufridas durante la Edad Media por parte de algunos pueblos vikingos y normandos del norte de Europa.

Un joven caracterizado de vikingo participa en la 64 edición de la Romería Vikinga de Catoira, en Galicia. E. E.
La Romería Vikinga, declarada de Interés Turístico Internacional, atrae cada año a miles de personas a esta localidad pontevedresa ataviadas con los trajes típicos de los guerreros vikingos. Las calles de Catoira se llenan de gente, música y color para simular el desembarco de estos pueblos del norte. Los invasores llegan a bordo de la réplica de un drakkar del siglo XI con el único objetivo de tomar las Torres do Oeste, un conjunto fortificado declarado Bien de Interés Cultural (BIC).
Más allá de las míticas Torres do Oeste, el Paseo Fluvial de las Mariscas de Catoira es otro punto a incluir en la hoja de ruta, pues a lo largo de este itinerario podremos observar los tres tipos de molinos tradicionales (río, viento y marea). Entre ellos, están los molinos de las mareas del Cura o Molino de Machón, harineros como el de Souto, o de viento como los de Pedras Miudas y Abalo, que cuenta con un sistema de doble aspas muy poco frecuente en Galicia y prácticamente único en el resto del mundo.
Los amantes de la naturaleza tienen el Parque de Fonte Gaiteira, un auténtico remanso de paz. En las inmediaciones del área recreativa se ubica un puente de piedra del siglo IX o X que marca los pasos de un antiguo camino real a la villa. También se puede observar otros elementos de gran interés como los Petroglifos do Outeiro do Barral, cuyos dibujos representan formas sencillas a ras del suelo que hundes sus raíces en la Edad de Bronce.

Área Recreativa de Fonte Gaiteira. Foto: Concello de Catoira.
Por otra parte, las marismas del Ulla conforman uno de los puntos de mayor interés ecológico de la zona tanto por su fauna como por su flora. Desde tierra firme se puede divisar un reducido y singular islote rocoso conocido como Illa do Rato, Ínsua dos Ratos o Illa de Castrivello. Un dato curioso es que sobre una de las piedras de este islote se erigió en los años 60 un cruceiro que forma parte del Vía Crucis instalado para conmemorar la llegada de los restos del Apóstol Santiago.
En último lugar, y no por eso menos importantes, en una de las faldas del Monte Xiabre se localiza un enclave mágico formado por la ermita y centenaria carballeira de San Cibrán de Dimo. Los orígenes de la capilla resultan ser un misterio, aunque sobre una de las fachadas hay una desgastada inscripción que sitúa su creación alrededor del siglo XVII. Los alrededores están acondicionados con mesas de piedra para el uso y disfrute de los usuarios que visiten la zona.