
Parque da Coca Vilagarcía de Arousa
El Parque da coca, un remanso de paz y leyendas en Vilagarcía de Arousa (Pontevedra)
Este pulmón verde se despliega a orillas del río do Con, en un rincón donde todavía se escuchan los ecos de la molienda y que guarda entre sus senderos una una curiosa leyenda ligada a una de sus fuentes
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Vilagarcía de Arousa es el alma urbanita de la comarca do Salnés: un lugar donde el dinamismo de la vida moderna se entrelaza con la serenidad de la naturaleza. Entre sus calles y avenidas, la capital arousana esconde un buen número de rincones verdes que invitan a respirar aire puro y desconectar del ajetreo cotidiano. Parques y jardines se despliegan como un oasis de calma en distintos espacios donde la historia y la naturaleza convergen para crear escenarios únicos. Uno de estos rincones es el conocido como Parque da Coca o Parque fluvial do río Con, situado en el entorno da Florida, en terrenos que antaño pertenecieron a un priorato vinculado al Monasterio de San Martín Pinario de Santiago.
A sólo un paso del bullicioso centro histórico de Vilagarcía, las apacibles aguas del Rego do Con acompañan a un pulmón verde donde el tiempo parece haberse detenido. En el pasado, el conjunto de molinos que bordeaban estas riberas marcaban el pulso de la molienda local, aunque hoy en día sus huellas apenas se distinguen entre la frondosa vegetación. Transformado en un pequeño refugio natural, el Parque da Coca ofrece un lugar para el esparcimiento y la reflexión, con senderos que atraviesan la zona y conectan al visitante con la Galicia más verde y misteriosa. Lo cierto es que este enclave no sólo guarda un importante patrimonio histórico y etnográfico entre sus límites, también leyendas que entre susurros convierten a este jardín público en un lugar tan especial como enigmático.
Una segunda vida para el parque

Parque fluvial do río Con Vilagarcía de Arousa
El Parque da Coca emerge a las afueras de la localidad arousana como un refugio natural perfecto para disfrutar en familia de un agradable paseo fluvial. Entre sus encantos destacan las amplias áreas de descanso, las zonas cubiertas provistas de juegos infantiles y una pequeña red de senderos que recorren ambos márgenes del rego do Con. Estos caminos entre bosques permiten descubrir los vestigios de dos de los siete molinos que otrora eran utilizados por los vecinos de la zona para la molienda del cereal.
Merece la pena recordar que, en estos momentos, el Concello de Vilagarcía está comprometido con la restauración y puesta en valor de este espacio verde. Uno de los elementos principales del parque en pleno proceso de renovación es la pasarela de madera, cuya restauración se encuentra ya en una fase muy avanzada. Dicho puente conecta el sendero principal con la pérgola bajo la que se concentran la mayoría de juegos infantiles, el siguiente punto del parque que recibirá un necesario lavado de imagen. Así, el Parque da Coca avanza hacia un futuro renovado en un marco paisajístico incomparable, intengrando todos sus elementos en un enclave mágico donde la naturaleza puede mostrarse en su máximo esplendor.
El mito da Fonte da Coca

Parque da Coca Vilagarcía de Arousa
En las entrañas del parque fluvial del río Con se encuentra A Fonte da Coca, un manantial cargado de misterio e historia. Su nombre evoca a una criatura de la mitología que habita tanto en los mares como en los ríos. A menudo es descrita como un ser mitad serpiente, mitad dragón, con alas de murciélago, garras afiladas y unos ojos fulgurantes como el fuego. Sin embargo, y a pesar de su designio, la leyenda vinculada a esta fuente no tiene relación con este animal fantástico, sino con un suceso tan peculiar como fascinante relacionado con un tesoro y una misteriosa joven.
Según narra la tradición popular, un vecino de la zona llamado Pablo caminaba hacia la Feira do Vintecino de Carril cuando tuvo un encuentro insperado. Todavía en la penumbra del amanecer, al pasar por la fuente, vio a una mujer de cabellos dorados y belleza cautivadora cuidando de unas gallinas. Tras entablar conversación con ella, la joven le pidió un favor: traerle una clavija de oro, o de roble según algunos relatos, para asegurar su gallinero. Pero había una condición: "Traémela escondida, que no le dé el sol o no la aceptaré", le respondió. A cambio, le ofreció nada menos que cien piezas de oro.
Pablo cumplió la extraña petición y, al regresar, entregó la clavija a la joven, que poco después emergió del manantial con un saco repleto de oro. "Aquí tienes, pero no lo abras hasta llegar a casa", le advirtió. Pese a la advertencia, la curiosidad pudo más que la prudencia, y cuando abrió el saco antes de tiempo, las relucientes piezas de oro se transformaron en carbón, dejando al muchacho con las manos vacías y lamentándose de la fugacidad de su recompensa.