De derecha a izquierda: Aida Alonso y Aida Rodríguez, madre e hija, actuales propietarias de Lencería Sánchez

De derecha a izquierda: Aida Alonso y Aida Rodríguez, madre e hija, actuales propietarias de Lencería Sánchez Treintayseis

Comercio

Lencería Sánchez en Vigo, un negocio con 85 años de historia: "La apertura de Vialia nos afectó mucho"

En el número 35 de la Rúa do Progreso, el negocio de mantiene gracias a tener productos nacionales y de calidad, con los sujetadores como estrella de las ventas

Otros comercios locales en Vigo: 'Folgar, reparación de calzado', casi 90 años manteniendo la esencia de los negocios de toda la vida en Vigo

Publicada
Actualizada

El número 35 de la Rúa do Progreso es uno de esos lugares emblemáticos de la ciudad de Vigo que destaca por su rica historia y su tradición comercial. En los años 40, el local albergaba tanto una droguería como una farmacia, pero con el tiempo el espacio se dividió y quedó ocupado únicamente por la droguería. Desde 2008, el establecimiento alberga la famosa Lencería Sánchez, un referente en la ciudad. Sin embargo, el local todavía conserva parte de la esencia de sus orígenes, como las imponentes puertas de madera del probador, que pertenecen a la puerta original del edificio.

Rosa Alonso, su actual propietaria, comparte mucha de la historia del local. "La droguería era de mi padre y yo trabajé en ella hasta que cerró", explica. Fue entonces cuando el local fue reformado y se transformó en la "Lencería Sánchez", un negocio fundado por Bernardo Sánchez que ya operaba en un local cercano desde 1940.

Pese al cambio de negocio, Rosa continuó trabajando en el local, junto a la hija de Bernardo Sánchez. Y, tras la jubilación de esta en 2016, Rosa asumió la dirección del negocio, manteniendo la tradición familiar al regentarlo junto a su hija, Aida Rodríguez.

Siguiendo el pulso de las novedades

Lencería Sánchez

Lencería Sánchez Treintayseis

Corsetería, pijamas y lencería son los principales productos que adornan las estanterías del local. Sin embargo, como en cualquier negocio, han decidido evolucionar para mantenerse a flote, ofreciendo una mayor variedad de productos. "Antes se vendían muchos mandilones, pero ahora ya no se llevan. Tuvimos que adaptarnos y, ahora, vendemos totes y calcetines con estampados", explican. Otra de las nuevas líneas que ha incorporado el comercio es la ropa de baño, que desde el pasado verano también se puede encontrar en su establecimiento.

Pero, a pesar de la evolución, hay cosas que nunca cambian, y la estrella del comercio sigue siendo la corsetería. "Nos especializamos en sujetadores y corsetería, y nos centramos especialmente en tallas grandes, que son las más difíciles de encontrar en grandes marcas de moda", comentan. Incluso el mundo de los sujetadores ha evolucionado: "Ahora se demandan más sin copa, porque cada vez se valora más la comodidad", explica la propietaria.

Y, además de sus productos, la atención personalizada y el conocimiento de las propietarias son dos de los atributos que más valoran sus clientas. En un sector tan íntimo como el de los sujetadores, muchas clientas agradecen contar con el asesoramiento de una experta. "La mayoría no sabe su talla y lleva mal el sujetador", reconocen las propietarias, quienes destacan la importancia de dedicar tiempo y atención a cada clienta.

"La gente va a lo barato"

A pesar de contar con una clientela fiel y estable, el auge del fast fashion está dejando su huella en este pequeño negocio, que no puede competir con los precios de las grandes marcas. "La apertura de Vialia nos afectó mucho, porque aunque nuestros productos sean de mejor calidad, la gente se inclina por lo barato", explica Aida, quien señala la dificultad de que un comercio local pueda ofrecer "pijamas a 10 euros".

A pesar de este desafío y de haber atravesado "un año complicado", las propietarias reconocen que han logrado atraer a nuevos públicos, especialmente a jóvenes concienciados con el medioambiente que buscan productos de mayor calidad. "Nos esforzamos por ofrecer productos nacionales y de calidad", añade Aida, lo que atrae a un público "ecologista" y sensibilizado con el impacto del fast fashion en el planeta.