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Rincones de Galicia: Frendoal, el bosque encantado de Aldán

La Comarca de O Morrazo atesora uno de los secretos mejor guardados de la provincia de Pontevedra: el Bosque encantado de Aldán, perfecto para recrearse en la naturaleza en un entorno de cuento de hadas.
Panorámica Bosque de Aldán  Shutterstock
Panorámica Bosque de Aldán Shutterstock
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Húmedo e inquietante en invierno, fresco y agradable en verano, el Bosque Encantado de Aldán, conocido también como Finca de Frendoal o Casa do Conde, es uno de esos rincones mágicos que abundan en Galicia y que convierten un paseo ordinario en una experiencia única. 

Ubicado en el corazón de la parroquia de Aldán, es un lugar aún recóndito que pasa desapercibido para los mismos habitantes del Morrazo, cuanto más para cualquier visitante que acuda al municipio de Cangas. Su estado de conservación, algo descuidado, tampoco lo convierte en un referente turístico, pero pudiera serlo, pues contiene varios atractivos que podrían transformarlo en un lugar de innegable interés: un espeso bosque que evoca antiguas leyendas y un mágico castillo cubierto parcialmente de musgo y maleza que nos hace sentirnos de inmediato como protagonistas de una historia de corte medieval. 

Bosque Encantado de Aldán turismoriasbaixas.com

En la actualidad, tanto el castillo como la finca son propiedad del Concello de Cangas, pero pertenecieron a los Condes de Canalejas, importantes terratenientes de la comarca, que la utilizaban como coto de caza privado y particular paraíso. Hasta principios del siglo XIX la finca incluía otros terrenos que ampliaban considerablemente su superficie, ya que estaba unido al Pazo Torre de Aldán, hasta que fueron separados por la carretera comarcal que cruza la zona de Cangas a Bueu. 

Es precisamente en el km 109 de esta carretera donde se encuentra el desvío que nos lleva hasta un puente medieval y donde también hallamos el Lavadero das Pardellas, dos señales que ya nos anuncian lo que nos vamos a encontrar a continuación. A partir de ahí comienza el verdadero paseo entre árboles autóctonos y otros típicos de ribera, como castaños, robles o abedules, pues el sendero transcurre junto al pequeño río Orxas, prosiguiendo paralelo a él, lo que añade más encanto si cabe al trayecto. 

Castillo de Frendoal  turismo.gal

La senda nos conduce hasta el principal atractivo de esta pequeña ruta a pie que es el pequeño Castillo de Frendoal o Casa Torre de Aldán, que como en los cuentos dispone de dos torres almenadas, de un foso a su alrededor y hasta de puente levadizo, que sólo se conserva parcialmente debido, en parte, a la dejadez del Concello de Cangas. Pero no es el único motivo, pues aunque pareciera que estamos ante un castillo de época medieval, su construcción es bastante reciente, de la década de los 60, y nunca llegó a terminarse, de ahí su aspecto inacabado, consumido por el musgo y el deterioro.

 Curiosamente es este estado de abandono el que confiere al castillo un aura mágica a la que se suman las numerosas enredaderas que ascienden por sus muros y los bancos de piedra que lo rodean, ideales para tomarse un descanso disfrutando del encanto del bosque. 

Pero eso no es todo, pues si seguimos este breve paseo descubriremos en las cercanías de la pequeña fortaleza un curioso acueducto, construido en mampostería del Medievo, pero de origen romano, que también pertenece a la finca y que transportaba agua hasta la misma. Es el llamado Arco dos Mouros o Arco da Condesa, del que sólo se conserva uno de los arcos originales. 

Arco da Condesa  Shutterstock

Si se quiere prolongar el paseo hay que seguir hasta la Senda dos Muíños do río Orxas, un conjunto de tres molinos de agua que ponen el perfecto final a este seductor paseo. 

Sin duda, el Bosque Encantado de Aldán parece estarlo, ubicado a la ribera del río, junto a un castillo abandonado y bajo un manto de espesa vegetación que filtra la luz del sol y lo convierte en un lugar algo lúgubre, por momentos perturbador pero, en todo caso, mágico. 

Emma Sexto

https://unmundoinfinito.com/

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