O Viso Ecovillage: la primera aldea de turismo rural, vegana y "pet friendly" de Galicia

Una aldea abandonada en la Mariña lucense y el proyecto vital de una emprendedora francesa fueron los ingredientes necesarios para la puesta en marcha de O Viso Ecovillage, la primera aldea de turismo rural, vegana y pet friendly de toda Galicia. Pascale Hardy es el alma mater de este oasis sostenible y rústico en la localidad de Ourol, cuya idea empezó a crecer y desarrollarse a partir  del compromiso de su impulsora con el cuidado del planeta y los derechos de los animales. "Yo soy vegana desde hace más de 10 años y adoro a todos los animales en general (...) La idea empezó en el 2017, en esa época yo vivía en Suiza y quería buscar un lugar para promover este estilo de vida y una experiencia distinta", rememora Pascale. 

Antes de aterrizar la idea y establecer su proyecto en Lugo, la impulsora de este singular complejo hotelero había valorado diferentes localizaciones a lo largo y ancho de Europa, en países como Francia, Italia o incluso Grecia. En una de sus visitas al norte peninsular, Pascale Hardy se enamoró a primera vista de este pueblo deshabitado y sumido en la vegetación al que supo sacar todo el potencial que tenía escondido. "Aquí tenemos unas vistas increíbles, todos los huéspedes lo dicen, pero claro, en aquella época no se podía ni ver, ni casi acceder, solo imaginarlo y apostar", reconoce. En la actualidad, O Viso Ecovillage conforma un auténtico remanso de paz para todo tipo de viajeros y sus mascotas, compuesto en su conjunto por varios apartamentos independientes o habitaciones, salones y exteriores comunitarios, así como un restaurante vegano propio con el producto local y de temporada por bandera. Además, desde el hotel también promueven diferentes retiros de yoga o talleres de cocina vegana entre otras actividades en el entorno.

En las entrañas de un hotel ecofriendly

"Nosotros decimos que este es un sitio para perderse y encontrarse", afirma Pascale Hardy. O Viso Ecovillage ofrece a sus huéspedes una experiencia lo más cercana posible al mundo rural, pero sin dejar de lado el confort y las comodidades de la vida moderna. En este sentido y aunque el conjunto de la aldea ha sido restaurado por completo, todos los edificios mantienen el encanto rural de la zona y conservan tanto las estructuras originales como "los materiales tradicionales utilizados en la arquitectura de los pueblos gallegos". A día de hoy, en el complejo turístico cuenta con una decena de apartamentos, cinco habitaciones, áreas comunes como los salones sociales, una piscina exterior de arena de cuarzo y dos hectáreas de finca privada entre naturaleza. Además, tal y como asegura su propietaria, cada alojamiento dispone de todo lo necesario para una estancia de lujo, con baño privado y amenities veganos, salón-cocina totalmente equipado, así como un pequeño pack de bienvenida que incluye "café y té ecológico y unos bizcochitos". 

Desde su apertura en el verano de 2021, esta aldea de turismo rural ha recibido viajeros llegados desde todos los rincones de Galicia, España e incluso diferentes países de Europa. "Geográficamente tenemos gente de todas partes: el primer año aún con el COVID teníamos un perfil más nacional, pero el año pasado ya empezamos a recibir italianos, alemanes, suizos o ingleses entre otros ", aclara la propietaria. Muchos de estos viajeros que llegan a la aldea lo hacen acompañados de sus mascotas, pues además de un hotel ecológico y vegano, O Viso Ecovillage es también un alojamiento pet friendly donde todos los animales son tratados como un miembro más de la familia. "Adoro a los animales, nosotros tenemos galgos rescatados y adoptados y sé que a veces es difícil viajar e irse de vacaciones con las mascotas. Quería ofrecer algo para que la gente pueda viajar tranquilamente con ellas como uno más de la familia", explica Pascale. 

En su faceta más gastronómica, este hotel ecofriendly en Lugo también cuenta con "un pequeño restaurante especializado en comida vegana de inspiración gallega y mediterránea". Es importante señalar que el espacio abre sus puertas durante los desayunos y cenas, acercando a los huéspedes unos platos saludables y muy sabrosos elaborados a base de productos de temporada y materias primas locales procedentes de la agricultura orgánica. "También damos mucha importancia a los productos gallegos y ecológicos. Por ejemplo en el tema vino, tenemos una carta donde son todo vinos veganos de Galicia", apunta Pascale Hardy sobre un concepto y filosofía de vida que rige todos y cada uno de los pilares de este complejo turístico. 

Actividades, talleres y futuro

Más allá de la estancia y la experiencia culinaria del restaurante vegano, en O Viso Ecovillage sus huéspedes también podrán "disfrutar de actividades únicas y exclusivas tanto dentro como fuera de la aldea", como rutas de senderismo por el entorno o la posibilidad de alquilar bicicletas para explorar los alrededores del alojamiento. En el marco de estas actividades, desde el complejo también promueven retiros de yoga o talleres de cocina vegana bajo un concepto de todo incluido y que suelen durar dos días o un fin de semana. "Ahora estamos organizando un retiro de yoga del 2 al 4 de junio que vamos a promocionar en las redes", explica la propietaria. "También talleres de cocina, tenemos unos programados del 29 de abril al 1 de mayo que incluye otras actividades como senderismo por la zona para descubrir las plantas silvestres comestibles", agrega. 

Según avanza Pascale Hardy, en el horizonte de O Viso Ecovillage ya se perfilan algunas nuevas actividades dirigidas a todos sus huéspedes: "Como la finca es muy amplia queremos hacer un sendero para descubrir la flora local, con carteles explicando en gallego, castellano e inglés un poco sobre cada especie que encontramos en la zona". La idea era introducir este recorrido por la naturaleza ya esta temporada, aunque su propietaria asegura que el proyecto podría demorarse un poco más. Entre otros planes del complejo, Pascale también nos desvela una idea dirigida al público infantil que visita la aldea: "Nosotros tenemos una huerta, pero queremos hacer otra más reducida para nuestros pequeños huéspedes. La idea es que los niños puedan plantar algo allí y que tengan la posibilidad de ir a quitar hierbas o recoger los alimentos".