Maltrato animal en Galicia: "Ahora estamos más concienciados y denunciamos si lo vemos"
En el último año han aumentado los casos de abandono de animales domésticos, según datos de la Fundación Affinity. En su informe anual 'Él nunca lo haría', la entidad recoge información de más de 460 protectoras y centros de acogida de toda España, de los que se extrae que el abandono de perros y gatos aumenta cada año. Este constituye "el mayor problema para el bienestar animal en nuestro país", uno de los que presenta mayor tasa de abandono de la Unión Europea.
No obstante, como vienen denunciando las protectoras de animales desde hace algunos años, a él se suma la gravedad de los casos de maltrato animal que se han registrado últimamente. Tanto es así que la legislación española se ha endurecido y el pasado agosto se aprobaba una Ley de Maltrato Animal que aumentaba las penas por estos delitos. A pesar de ello, tanto las asociaciones como el Seprona advierten de un aumento de los casos de violencia contra los animales, que durante este verano han dejado en Galicia imágenes tan duras como decapitaciones de perros, ahogamientos o envenenamientos, en muchos casos denunciados por los propios dueños de las mascotas.
Las protectoras gallegas no son ajenas a este recrudecimiento de la violencia y se enfrentan "casi a diario" a durísimas situaciones. Los meses de primavera y verano, que coinciden con el fin de las gestaciones de los gatos, suelen ser los peores y protectoras como Os Biosbardos, en Ponteareas (Pontevedra), denunciaba a principios del pasado verano "verdaderas atrocidades" como cachorros abandonados en bolsas, en sacos tirados al río o incluso camadas enteras en fincas apartadas del casco urbano.
Más abandonos, más adopciones
En los últimos meses las agresiones a animales se han multiplicado, por un lado porque en verano, según informa la Fundación Affinity, aumentan los abandonos. Si bien indican que en el caso de los perros no hay grandes diferencias en función de la época del año, "el carácter estacional de la gestación del gato hace que el número de llegadas a centros de acogida sea superior en los meses centrales del año".
Tanto es así que Os Biosbardos contaba que en el año 2021 "se recogieron más de 500 cachorros de gato", incluso teniendo en cuenta que, como gran parte de las protectoras, no cuentan con instalaciones adecuadas para estos animales. Similar es el caso de Patudos Peludos, una protectora en la que dos voluntarias acogen, literalmente en su casa, a cuantos gatos pueden cada año. En 2021 recogieron "nada menos" que 125 gatitos, de los que 15 perdieron la vida.
"Fueron ciento diez pequeños que conocieron, nada más nacer, la crueldad humana", explican. "Los perros no llegan allí solos, nosotros solo podemos recogerlos y cuidarlos y denunciar el caso al Seprona, pero muchas veces no hacen nada", explicaba a este medio Graciela, voluntaria en Os Biosbardos, tras denunciar un caso de maltrato. "Cuando te dedicas a esto no te apoya nadie, todo el mundo mira hacia otro lado y nosotros somos los que vamos a las urgencias, de madrugada, cualquier día de la semana, porque hay gente que oye gemidos o ve animales y nos llama".
Os Biosbardos, como muchas otras protectoras de la provincia, lucha a diario contra el maltrato animal y contra el abandono, que no han dejado de crecer en los últimos años. "Por suerte, hemos visto aumentar también las acogidas y las adopciones", explica Graciela, "pero los abandonos siguen siendo más".
La conciencia gana terreno
Rebeca, voluntaria de Patudos Peludos y trabajadora de una clínica veterinaria de Tui, lamenta que los abandonos, en el caso de los gatos, "no dejan de crecer". "Es sorprendente que con tantas esterilizaciones sigamos viendo el mismo número de cachorros cada año", afirma, hablando de cifras como las de Castro Luego Existo, un colectivo que en 2021 castraron a 2.227 gatos en Galicia con el método CER (Captura, Esterilización y Retorno).
Por otro lado, asegura que no han visto un aumento de "crueldad" en los abandonos, "porque con los gatos, por desgracia, siempre ha sido cruel: los dejan en contenedores, en cunetas, en bolsas...". Ella misma, hablando con otras protectoras del entorno, sin embargo, coinciden en que "el maltrato animal siempre ha existido y siempre ha sido duro, pero ahora estamos más concienciados: impacta más ver a un perro sufriendo y enseguida denunciamos".
Rebeca habla de casos concretos que ha vivido ella, tanto en la clínica como en la protectora, pero también de actuaciones que conoce de otros compañeros e incluso del Seprona. "La gente ahora es más consciente, está más encima y más vigilante con los casos", reconoce: "Los vecinos denuncian enseguida cuando ven un caso de maltrato animal, ya no giramos la cara".
Esta nueva conciencia, explica, también nace de que las autoridades y las protectoras han sabido ponerse a disposición de ese ciudadano, "porque la gente sabe que va a poder recibir ayuda y eso es bueno". Es el pequeño rayo de esperanza que hace un poco más sencillo el trabajo de los voluntarios, que luchan cada día para que esos animales "que han conocido la peor cara del ser humano" también puedan tener una vida digna y llena de amor.
