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Cuando la música negra encontró su lugar en Vigo

Las voces de V-Go Negro Son Coro, comandadas por Wöyza, llenaron los escenarios de la ciudad de soul, R&B, góspel y pop a lo largo de cinco años
Foto de grupo del V-Go Negro Son Coro.
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Foto de grupo del V-Go Negro Son Coro.
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Vigo es una ciudad íntimamente ligada a la música. En los años 80, el rock en todas sus vertientes representó el impulso en una ciudad gris e industrial que, como toda España, se desperezaba del franquismo, y la música urbana ganó también espacio con el paso de los años. Una escena musical plena, que hervía en los barrios de la ciudad y que tenía en La Iguana uno de sus templos. Entre el amplio abanico de estilos que ofertaban los escenarios de los locales vigueses, se hizo un hueco la música negra. Fue gracias a un coro: el V-Go! Negro Son Coro.

"Fue a finales de 2011. Llevaba 10 años de carrera y en mi mente siempre había estado la idea de dirigir un coro. El problema era que no había coros de música negra en Vigo, así que pensé que, si no lo había, tendría que crearlo". Sofía Trigo, Wöyza, es una de las pioneras y referentes del hiphop, soul y R&B. "Decidí montar yo mi propio coro, uno con el que me sintiese identificada; digamos que me hice un traje a medida".

Con la ayuda de Ani Boado, "sin ella hubiese sido imposible", comenzó la aventura. En primer lugar, convocaron un casting con el que se hizo un primer filtro. En las audiciones, Wöyza no sólo buscaba una voz, también motivación, conexión y que le gustase o quisiese adentrarse en ese estilo de música. "Apareció un cantante de ópera, de formación clásica y con un talento brillante. Todo el que pudiese aportar, tenía sitio".

Anuncio de uno de los castings de V-Go Negro Son Coro

El casting no fue la única vía de entrada; la vía de la Wöyza "cazatalentos" fue otra fórmula a la hora de reclutar voces. "En una jam, en un concierto o saliendo por la noche... muchos cantantes de Vigo pasaron por el coro", asegura. El grupo fue cogiendo forma y de los 50 miembros iniciales, terminó con un número que oscilaba entre los 20 y los 25. Entre las idas y venidas, el coro fue forjando un núcleo duro, unos "pilares sólidos" sobre los que construir el grupo.

Es el caso de José Antonio Otero, "Cervi". Acostumbrado a cantar desde los 17 años y con muchas tablas después de pasar por varios grupos de versiones rockeras de Vigo, llevaba varios años sin estar en una formación y volver a ser "frontman" era demasiada responsabilidad, así que un coro era la ocasión perfecta para volver a cantar. "Yo llegué después, al cabo de un par de meses. Una chica del coro me lo comentó y fui a un ensayo". Al terminar, Wöyza le puso a prueba. "Se ve que no lo hice mal del todo", ríe Cervi.

Primera actuación

Tuvo que pasar más de un año de ensayos, de preparación, de formar y cohesionar al grupo e ir definiendo un repertorio para poder ver al coro por primera vez subirse al escenario. Fue el 15 de junio de 2013, en el Auditorio de la asociación vecinal "Emilio Crespo" de Navia. Era el primer paso para un coro que se salía del circuito habitual. "En Galicia los coros son muy importantes, cantar está en nuestro ADN; somos gente muy 'cantareira'", comenta Wöyza. Pero V-Go! Negro Son Coro no se ajustaba al molde clásico, como las corales; tampoco se dedicaba a cantar solo góspel; era tan amplia la paleta de estilos como de voces empastadas.

Primer concierto de V-Go Negro Son Coro

El repertorio fue creciendo: clásicos del soul, pop, góspel y música gallega; Wöyza, solista por excelencia, comenzó a ceder espacio a otras voces, que iban dando nuevos colores a las actuaciones. Al mismo tiempo, el coro iba adquiriendo un aspecto más profesional, por ejemplo, a la hora de cobrar las actuaciones. "En 2015 creamos una asociación para emitir facturas. No cobrábamos, todo lo que ganábamos se reinvertía en el coro", cuenta Cervi, que ocupó en ella el cargo de presidente.

Los escenarios también se fueron profesionalizando, multiplicando y creciendo en importancia; lo mismo con las colaboraciones: algunas de las cantantes trabajaron como coristas para el disco "Casa", de Iván Ferreiro; también con Escuchando Elefantes, con Fuse en la sala Hard Club de Oporto, una de las referentes del hip hop, e inauguraron A Sede del Celta. Fueron 37 conciertos, media docena de colaboraciones en directo con otros artistas y varias intervenciones en radio y televisión.

Cervi guarda el recuerdo de una actuación en concreto. "Fue en el Xeral, donde fuimos a cantar el día de Reyes, delante de los niños que estaban allí ingresados. Estábamos en una zona pequeña, a la salida del ascensor, con todos pendientes. Cuando empezamos a cantar, sin ningún tipo de amplificador, a un niño se le abrió la boca de par en par". Era la primera vez que escuchaba tantas voces humanas cantando a la vez, un instrumento natural que impresiona al escucharlo en directo.

Un adiós con legado

Pero el recorrido de Vgo! Negro Son Coro llegó a su final. Lo hizo poco a poco, como los sueños que se desvanecen con el paso del tiempo; cada vez más ataduras, menos tiempo y ensayos en cuadro, coincidiendo con la creación de nuevos grupos por parte de los miembros del coro, otros que se marchaban de la ciudad y la gira de Wöyza con "Pelea". El 21 de noviembre de 2017, el anuncio del adiós aparecía en sus redes sociales. "Hoy me despido de este proyecto tan maravilloso, del que me siento enormemente orgullosa y agradecida. No ha sido una decisión fácil, sobre todo después de un lustro compartiendo momentos únicos e irrepetibles que quedarán en nuestra memoria por siempre", firmaba su directora.

A lo largo del camino dejaron un EP, un documental que narra los primeros pasos del coro y una última reunión para el disco de la propia Wöyza. Pero el legado va más allá para los que un día fueron 'V-goers'. Como dice su creadora, "el espíritu de V-Go Negro Son Coro está vivo. El grupo paró, pero la energía sigue".

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