Cabo Udra, un seductor recodo de tierra y mar en Bueu
En el municipio pontevedrés de Bueu, marcando el final de la Ría de Pontevedra y el inicio de la pequeña y recogida Ría de Aldán, se encuentra Cabo Udra, muy cerca de otro cabo también interesante como es el Cabo Home.
Cabo Udra es uno de esos pequeños rincones de Galicia que hacen que, por mucho que conozcas esta tierra, siempre te sorprendas. En su escasa superficie reúne una serie de atractivos que lo hacen merecedor de un paseo por la zona: playas, rutas de senderismo y algún que otro mirador con vistas a las Illas Atlánticas. Debido a su riqueza botánica, está incluido en la Red Natura 2000 desde 1999, ha sido declarado Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) y es un espacio privilegiado para la observación ornitológica, además de disponer de áreas de matorral litoral y de rocas de gran valor paisajístico.
Observación de aves en Cabo Udra
Cuando el viajero alcanza este mágico saliente de tierra perteneciente a la comarca de O Morrazo, comprende de inmediato por qué tantas aves lo han elegido como su principal refugio. Cabo Udra es, por su valor natural, una ubicación ideal para ver aves en Galicia. Sus 600 hectáreas, la mayor parte en área marina, acogen a varias especies de especial protección, de las que seis de ellas son aves. Araos, alcatraces, charranes, negrón común, cormoranes o las siempre presentes en tierras gallegas, las gaviotas patiamarillas, son algunas de las aves que surcan los cielos de este magnífico cabo.
Es por este motivo que el Concello de Bueu ha iniciado un proyecto para mejorar el entorno natural, contribuir a la preservación del entorno y cuidar su fauna con la creación de un observatorio de aves que se ubica en pleno Cabo Udra, próximo a Aula de Interpretación de la Naturaleza. Este último centro, en Beluso, fue galardonado con Bandera Azul por su labor de educación ambiental y desarrollo sostenible, organizando actividades culturales y rutas para conocer la zona.
No sólo hay aves en Cabo Udra. Si somos especialmente observadores tanto en rocas como en matorrales veremos como se esconden currucas, colirrojos y hasta lagartos ocelados. La flora brilla con espacios cubiertos de brezo o tojos marinos, angélicas, margaritas de acantilados o helechos marinos.
Playas de interés en Cabo Udra
Toda la costa que recorre Cabo Udra desde la playa de A Mourisca en Bueu hasta la bella Menduiña en Cangas es un no parar de encantadores arenales y calas de gran belleza, muy tranquilas y de baja ocupación. Desde la Playa de A Mourisca, cercana a la antigua fábrica de salazón, se llega a las recogidas playas de Buceiro y O Pedrón.
Las siguientes son la playa de Ancoradouro, una de las más demandadas por sus aguas cristalinas y su bonito entorno, de la que parten dos sendas para recorrer la costa, y la playa de Lagos, que dispone de un chiringuito a pie de arena. Antes habremos pasado por el Humedal da Escorregadoira, que sorprende encontrar aquí, entre tanto arenal.
Mirador de Cabo Udra
Para contemplar el entorno que rodea al cabo hay una serie de miradores sin señalizar, porque se conforman naturalmente a lo largo de todo el recorrido. Sólo uno de ellos el llamado Miradoiro Cabo Udra (haz clic para ver su ubicación) aparece tipificado como tal. Desde él se observa parte de la Ría de Aldán y la Isla de Ons con el islote Onza.
A la derecha y a lo lejos están dos de las localidades más turísticas de las Rías Baixas: Portonovo y Sanxenxo y detrás de Costa da Vela se asoman, tímidamente, las Islas Cíes.
Sendero Azul del Cabo Udra
Para apreciar en conjunto la belleza natural y paisajística de Cabo Udra se ha puesto en valor una sencilla ruta de senderismo que, a lo largo de unos cuatro kilómetros, nos conduce por los puntos imprescindibles de este espacio. Es el llamado Sendero Azul del Cabo Udra. Se puede partir del pueblo de Beluso e ir rodeando la costa por un camino de tierra e ir bajando hasta las distintas playas en un recorrido muy similar al que recomendamos hacer en el cercano Cabo Home.
Durante el trayecto, que en verano transcurre bajo un sol que llega a ser abrasador, descubriremos unas singulares construcciones denominadas “chozos”, levantadas por los pastores entre las numerosas rocas para refugiarse, así como antiguas baterías militares en estado de abandono.
La zona también se caracteriza por su abundancia en formaciones rocosas de curiosa apariencia, moldeadas por la fuerza del viento, con las que los paseantes juegan a imaginar animales, entre ellos un inconfundible cocodrilo inmóvil esculpido en roca.
Acabado el agradable paseo, sólo queda aproximarse a algún mirador natural desde el que contemplar el atardecer, teñido de un naranja intenso, y levemente iluminado por la parpadeante luz del Faro de Ons.
Emma Sexto
